(Segunda Parte)
Que Joaquín Balaguer enuncie "la confederación de ambos pueblos(Haití-República Dominicana) en el libro La Isla Al Revés(1) es sorprendente viniendo de donde viene el enunciado, pero es harto sorprendente también que este hombre, ideólogo del anti-haitianismo, de la eugenesia para "limpiar" la herencia africana, el santo del altar de la derecha, ultraderecha y últimamente de algunos izquierdistas, toque temas mitológicos y tabús para una mayoría de dominicanos y rompa con creencias falsas. Me refiero a la supuesta invasión de Haití a República Dominicana en 1822, a su hipotética consecuencia terrorífica y a la opinión sobre los próceres haitianos de la libertad e independencia.
Toussaint Louverture, revolucionario que proclamó la
Por no darle ni agua al haitiano, la opinión popular dominicana situa la unificación de la isla como la condición más oscura, cruel y opresiva para los habitantes de la parte este(hoy República Dominicana) y acerca de los padres de la Patria de Haití no tiene conmiseración: Bolivar, Duarte, Whashington, Jefferson, Sucre, Martí, José de San Martín, Hidalgo, Betances...fueron padres de la patria y libertadores; los próceres haitianos unos sanguinarios y asesinos. (En República Dominicana hace unos años(2014), un grupo ultraderechista protestó porque estudiantes emigrantes haitianos quisieron hacer un acto en homenaje a Dessalines en la Universidad Autónoma de Santo Domingo-UASD- actuando con violencia y desalojándolos del recinto universitario).
Como vemos, todo lo negativo de Haití que expone Balaguer en La isla Al Revés es replicado por una amplia franja de dominicanos, pero ni una pizca de lo que beneficie la reputación de los haitianos o mínimamente rompa cierto prejuicios.
¿Y esto último Balaguer lo hace? Pues tengo que admitir que sí, pero como es normal en el personaje, procede con cierta prudencia.
Dice Balaguer que la unificación de la isla "no fue brutalmente impuesta", "existió, pues, por parte de los habitantes de Santo Domingo, el apoyo a que hacen alusión los historiadores haitianos"(LIAR, 23). Explica que gracias a la astucia de Jean Pierre Boyer, éste "logró hacer realidad el sueño de Toussaint Louverture sobre la indivisilidad de la isla" y que "cumplió esa hazaña sin efusión de sangre"(LIAR, 171).
En La Isla al Revés su autor reprocha que quien promovió y aceleró esa unificación fue el apoyo de una élite económica y la astucia de Jean Pierre Boyer, "el más hábil político haitiano de todas las épocas"(LIAR,17), pues éste organizó propaganda por la unificación, desplegando una especie de marketing (diríamos hoy) con numerosos emisarios que visitaron las principales provincias y ciudades que existían en la época, para lograr convencer a sus moradores de las ventajas que traería la Unificación para ambos pueblos. No se puede censurar que fuera la élite económica (hateros, tabaqueros, exportadores), porque en esa época, por el nivel de las clases sociales y la riqueza, era la que dictaminaba todo, pues la política y la historia es la lucha de los individuos por sus intereses.
Y como última muestra testimonial de que no hubo la tal invasión, tenemos el extraordinario Manifiesto del 16 de enero de 1844 que remata y esclarece la cuestión. Es la voz de Sánchez, Bobadilla, Mella, los hermanos Puello, Pedro Santana, Manuel de Regla Mota, Felipe Alfau... personalidades que promovieron la separación, y que admiten la voluntad de la unificación con Haití y su posterior decepción que justificaba declarar un Estado independiente:
"la parte oriental de la isla no se negó a recibir al ejército de Boyer que como amigo traspasó el límite de una a otra parte...", "Ningún ciudadano le recibió entonces(a Boyer, aclaración del Blog) sin dar muestras del deseo de simpatizar con sus nuevos conciudadanos" y aclarar luego con decepción que "Trató a sus habitantes con más rigor que a un pueblo conquistado por la fuerza" (2)
Acerca de los efectos malignos de la "invasión" y opresión haitiana, el escritor y expresidente de República Dominicana revela que Boyer "En Santo Domingo puso especial empeño en promover el desarrollo agrícola con la adopción de medidas que tendían a dividir las mejores tierras(...) entre agricultores seleccionados por su aptitud y su capacidad de trabajo para tareas productivas"(LIAR, 14), que se preocupó por el mejoramiento económico de la parte este con medidas como prohibición de juegos de azar, lotería, gallos, y agrego yo, la igualdad entre hijos legítimos y naturales, enseñanza primaria obligatoria, representantes de la parte este en el parlamento, abolición de la esclavitud, introdución de códigos jurídicos franceses, confiscación de los bienes de la iglesia*, entre otras.
Juan Bosch en su ensayo socio-histórico Composición Social Dominicana igualmente expresa que "el país tuvo algunos años de cierta animación económica" y que "todo eso hace suponer que hubo cierto grado de prosperidad y que esa prosperidad formó el ambiente favorable al nacimiento de una pequeña burguesía lo suficientemente numerosa para sentirse capaz de tomar la dirección política del país".(3)
Y, en fin, referente a los próceres haitianos, para Joaquín Balaguer, Boyer fue "un hombre de Estado de aptitudes excepcionales", y así titula el segundo capítulo de su libro, explicando que fue "el primero en organizar administrativamente a Haití y en establecer las bases, tras la dura experiencia colonial, para que funcionara como nación independiente"(LIAR, 17); Toussaint Louverture fue "gran maestro de la acción que liberó de la esclavitud, en un gesto de audacia difícil de concebir en esa época, a sus hermanos de raza"(LIAR,226); pero también hace referencia a Dessalines(Jean Jacques) y a Pètion(Alexandre) que son, si no loados, al menos colocados en su justo papel histórico. Petión, el primer presidente de la nueva república, a ojos de Balaguer es "una de las más nobles figuras de la historia haitiana"(Liar,34) y a Dessalines, quien proclamó la independencia, le justifica los excesos que la historia ha registrado por algo tan elemental como que un esclavo maltratado, con libertad y poder, es lógico que en su época tome represalia hacia sus verdugos. Razona el autor que el libertador Dessalines "siente en su pecho, con sobrada razón, una llama de odio mantenida por el recuerdo de la crueldad con que se utilizaron el látigo del blanco y el suplicio de la rueda contra sus antepasados"(La Rollo, 34 subrayado del blog)
Joaquín Balaguer y Juan Bosch , los dos caudillos que dominaron la escena política dominicana en el siglo xx, ambos de ascendencia española catalana, sin embargo con dos posturas opuestas en relación a la problemática de la inmigración haitiana en República Dominicana.
El tema de una Confederación no es nuevo en el archipiélago de Las Antillas . Eugenio María de Hostos, Betances y Gregorio Luperón ya planteaban en la segunda mitad del siglo xix la Confederación Antillana que por supuesto debería incluir a Haití, aunque se produjo una controversia: si la confederación sería, o no, sólo de los paises antillanos de habla española, con lo cual podría estar Haití dependiendo del desenlace de la controversia. De todas maneras el proyecto no se concretó nunca.
Después a principio del siglo xx fue el intelectual burgués nacionalista Américo Lugo, periodista y jurista, quien volvió a plantear la cuestión de la Confederación, inicialmente en 1901 en varios artículos, en libros y periódicos(4) basándose en que "Haití y Santo Domingo son dos grandes provincias hermanas, estrechamente unidas, aunque tratasen de devorarse mutuamente"(ALOE,201).
En el artículo "Sobre el Conflicto Dominico-haitiano" observa algo que se dilucidaba en su época y en la actualidad: la denominada "invasión pacífica". Hoy se difunde que ese éxodo es un plan político con un propósito calculado y conspirativo del Estado haitiano, los emigrantes y ciertos naciones desarrolladas. Pero lo cierto es que las precariedades y la centralización en la busqueda de la subsistencia, no deja cavida para que los haitianos piensen la política como ideario para adueñarse de la parte este de la isla de Santo Domingo, tal y como difunden los nuevos "patriotas".
Hay que apuntar que cuando Lugo esboza la idea de confederación lo hace por la seriedad y solidez de sus ideas nacionalista que le llevan a estar en contra del colonialismo y la intervención de otros estados en la República Dominicana o Haití. Ya estaba viviendo la expansión de Estados Unidos en todo el mundo, y en República Dominicana desde que el presidente Ulises Heureaux paró el flujo de inversión de capitales europeos para dejar la puerta abierta al norteamericano. Por tanto Lugo concebía una Confederación como manera de conservar la independencia de las dos naciones.
Américo Lugo escribe el artículo "Protesta" porque Estados Unidos ha manifestado no reconocer las llamadas revoluciones** que eran el pan de cada día en Dominicana y América Latina. Pero este proceder norteamericano no era sino la continuación de la Doctrina Monroe("América para los americanos") que en 1905 el presidente Theodore Roosevelt reafirmó con la política del "Gran Garrote" en la que el imperialismo en cierne intervenía si algún país europeo amenazaba los intereses yanquis o había revoluciones y desordenes internos en los paises latinoamericanos que, asimismo, desafiacen su capital monetario.
Américo Lugo decia admirar y respetar a los yanquis, aclarando que no era anti-norteamericano, empero "Levanto la voz en medio del silencio, para protestar(...) contra la actitud que han asumidos los EE.UU. de América respeto a mi patria y respeto, según ellos dicen, de toda América".(ALOE, 347)
De ahí que proponga un tratado preliminar entre Haití y Dominicana que luego culminaría con una asociación comercial, la unificación de la legislación marítima y una fuerza naval confederada "porque la paz y la prosperidad de ambos Estados, seáme permitido insistir en ello, tienen que ser la resultante de una confederación".(ALOE, 203)
Pero...y Balaguer... ¿porque osa plantear una confederación?
A Joaquín Balaguer con el sustrato de su antihaitianismo es difícil creerle su proclama de una confederación entre Haití y Dominicana. Es una figura que da una de cal y una de arena, que divulga "No os dejeis influir por la inmigración de la parte occidental de la isla" debería ser la consigna dada por todos los gobiernos del país al pueblo dominicano".(LIAR,99) y también denuncia "la inicua situación a la que hoy viven sometidos los braceros haitianos, víctimas de un comercio ilícito en que participan, con igual grado de corruptela, los gobiernos de las dos partes de la isla...".(LIAR 231), pero soslaya que él, como expresidente, fue parte de esto; que difunde su teoría del "imperialismo haitiano" como mayor amenaza "hoy más que antes" y por contra escriba que Toussaint Louverture al invadir la parte española en 1801 obedeció "antes que a un sentimiento de expansión territorial y de conquista, al deseo de que desapareciera en toda la isla la esclavitud". (LIAR, 227) ¿En qué quedamos, pues?
Asimismo Joaquín Balaguer por un lado acepta que "sería infantil negar que una parte de la población de nuestro país es negra y que por sus venas circula, como circula por la de la mayoría de Haití, la misma sangre africana"(LIAR, 189) y por otro ocupa en su libro 6 página con 10 fotografías de familias con rasgos físicos blancos "puros" ajustados a su arquetipo; familias enclavadas en la Cordillera Central, Santiago, La Vega, Jarabacoa, Constanza, Sabana Iglesia...(Ver video)
Ya en páginas anteriores había colocado a Baní como paradigma de lo que debió ser la sociedad dominicana si se hubiese seguido cierta política en relación a la raza blanca para mantener la pureza. Balaguer está convencido que Baní es la panacea racial para Dominicana, pero no sabemos de que realidad banileja saca esas conclusiones, porque hoy, incluso en la década de 1980 cuando escribió su libro, la composición racial no respalda la visión poética y nostálgica que mueve al escritor a estar tan seguro de que Baní, a nivel racial, "debería ser el ideal de todos los hombres que aspiran a colocar en el porvenir(...) la edad de oro de la República"(LIAR, 62). Pero esta idea se sustenta en las primeras familias acentadas el valle de Peravia, Baní, familias aristocráticas de Canaria, que al entender del autor comentado, tienen menos mezcla, seguían la tradición castellana, las virtudes de la raza, la hermosura de sus mujeres y la inteligencia e hidalguía de los hombres. En fin, se basa en su hispano-centrismo, en una élite racial y no en toda la comunidad banileja, y es puro romanticismo y torrente melancólico de lo que pudo haber sido, el paraíso racial perdido de Balaguer.
Como hemos visto en esta parte y en la primera de este escrito, hay un impedimento en la figura de Balaguer para creer su apuesta por la Confederación, y ese inconveniente es toda su teorización acerca de la raza, en la cual recalca que es imposible la unión y no debe cederse en este aspecto. Pero Balaguer es una figura que cree en la predestinación de los líderes, cree en el gran papel a desempeñar en una nación siguiendo las teorias de Thomas Carlyle acerca de los héroes; y teme a la posteridad. Por tanto hace una apuesta por mostrarse unas sí otras no, como el gran hombre imparcial y ecuánime, el historiador equilibrado, el predestinado de virtudes excelsas que tiene el imperativo de plantear al menos una propuesta de solución, lo cual es meritorio porque en nuestra época, efectivamente, ningún ultraderechista y nuevo patriota ha lanzado nada parecido, circunscribiéndose sólo a discriminación, odio y racismo.
Joaquin Balaguer después de escribir el libro que comentamos (1981) fue de nuevo presidente de la República Dominicana(1986) y evidentemente nunca planteó esas ideas en el Estado para que se concretaran. Tampoco en su periodo gubernamental 1966-78 en lo que suponemos tenía en ciernes las idea de la confederación que expone en su texto.
Como caudillo que se cree predestinado y visionario, al final lo deja todo a la posteridad, porque aún vertiendo todas las ideas racistas que hemos visto, la inteligencia de este hombre le hace estar consciente que tarde o temprano las dos naciones tienen que entrar en una especie de tratado, llámese confederación , asociación u organización. Y ese acercamiento daría "fin a los prejuicios que prevalecen en uno y otro país", "el olvido de sus agravios históricos" y dejar las falsas creencias de que "no puede haber identificación de principio y de ideales entre paises de distinto origen" (LIAR, 224)
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Hoy los postulados de Balaguer pasarían por radicales y extremistas para los dominicanos, dada la situación de intransigencia que se vive en República Dominicana con la inmigración haitiana. Por lo que habría que preguntarse como encajaría todo lo que plantea: una constitución común, una doble nacionalidad para ambos paises, periodos presidenciales de 4 ó 6 años que operarían en Haiti y República Dominicana. Por ejemplo una doble nacionalidad ¿implicaría facilitar a los haitianos la circulación con menos restricciones o al contrario las intensificaría pero ahora de común acuerdo entre los dos gobiernos? Este es el quid de un asunto muy enmarañado del que hoy por hoy nadie cedería, además no hay un interlocutor válido por el caos actual de la República de Haití.
Balaguer sabe la imposibilidad de esa idea cuando en 1981 publica su libro, más inviable en esta segunda década del año 2000; pero, repito, lo deja todo a la posteridad, a que surjan personalidades como Américo Lugo***(¡vaya si lo pone difícil!), a que en un futuro sus ideas se escudriñen, que redescubran su texto cuando se vaya en busca de soluciones; elemento que sería posible, digo yo, cuando la derecha dominicana, los burgueses y/o empresarios, sean modernos, moderados, realistas y ecuánimes; en fin, conscientes de que es un impasse al que hay que enfrentar en un tiempo futuro, ofreciendo soluciones que también tendrá que ofrecer la izquierda dominicana, pues la confederación planteada por Balaguer(inspirada en Américo Lugo) no sería contradictorio con las ideas de esta última, y a esto tengo que admitirle a Balaguer un sí por segunda vez, aunque duela decirlo...
... Y así, el predestinado y temeroso del juicio de la Historia se verá en ese futuro lejano como el teórico y solucionador en diferido de tan monumental materia.
Concluyo con el mismo leitmotiv con el que terminé la Primera parte:
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El teórico del anti-haitianismo ya mencionado al principio, Manuel Arturo Peña Batlle después de la matanza de 1937 justificaba la actuación del gobierno de Trujillo de esta manera: "Si no actuamos con mano dura y ánimo fuerte, llegará el momento en que el mal será irremediable entre nosotros"(5) para concluir: "Estamos consolidando las esencias de nuestro futuro destino nacional"(6)
A 82 años de esas expresiones, su trasfondo ideológico es repetido de forma masiva por todos los estamentos sociales dominicanos..."nuestras raíces suplantadas por una mayoría de población que se introduce poco a poco"... "en 50 años los dominicanos estaremos hablando creol"..."nos estamos haitianizando"..."los alumnos haitianos desplazan a los dominicanos"...
¿Y entonces..? ¿Y después..? ¿Qué queremos..? ¿Que la historia se repita..?
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Notas
* Muchos rebatiran y/o preguntarán el porqué fue una medida positiva expropiar los bienes de la iglesia católica, pero lo harían sin reflexionar la realidad específica de la época. La educación, como se sabe, era regida por la iglesia con su método medieval- escolástico, y por supuesto ésta era aliada, servidora del poder y viceversa. Entonces es lógico que una revolución antiesclavista apuntara a esta institución. De ahí se habla del cierre de la Universidad como una tragedia, como si no se hubiesen implementado luego, en su lugar, otras instituciones educativas en la que estudiaron los próceres de la separación e independencia de 1844, como Francisco del Rosario Sánchez que se hizo abogado.
** Puede resultar curioso y contraproducente pues parece que Américo Lugo defienda las llamadas revoluciones( que eran las montoneras), en realidad revueltas de un caudillo contra otro en pro de sus intereses personales. Sin embargo Lugo ve en la actitud de Estados Unidos una intención de cercenar, en los verdaderos patriotas, el derecho a protestar y rebelarse para cambiar gobiernos tiránicos.
*** Por eso expresa "¿Será posible este sueño? Las que pasan como quimeras para los hombres empequeñecidos de ciertas épocas podrán perder su caracter utópico si algún día vuelven a nacer en nuestra isla personajes como Eugenio Roy y como Américo Lugo" (ALOE, 231). Louis Eugène Roy, fue un banquero que fungió como presidente provisional de Haití, y se ocupó de organizar la elección de su nueva Asamblea Nacional hasta que ésta eligió a Sténio Vincent presidente del país.
1) Editora Corripio, Santo Domingo, R.D. Cuarta Edición,1987. Las citas del libro seguirán con la sigla LIAR, seguido del número de página
2) Documentos para la Historia de la República Dominicana. Compilación y notas Emilio Rodríguez Demorizi. Archivo General de la Nación, Volumen I, 1944. Página 8.
3) Editora Alfa y Omega, Santo Domingo, RD, 1981, pag. 150.
4) Américo Lugo. Obras Escogidas. Editora Corripio, Santo Domingo República Dominicana, 1993. En adelante las referencias a esta obra se hará con la sigla ALOE, seguida del número de página.
5) "Discurso de Elías Piña", Manuel Arturo Peña Batlle, 16 de noviembre de 1942. Reproducido por el Periódico El Sol, Santiago, Rep. Dom., 7 de mayo de 1981.
6) "Carta a Jorge Mañach, idem, 1945, reproducido por el periódico El Sol, Santiago, R.D. 8 de mayo de 1981.