martes, 2 de abril de 2019

EL CONFLICTO HAITIANO EN EL CINE DOMINICANO ACTUAL

-APUNTES PRELIMINARES-

La dimensión de la inmigración haitiana en la República Dominicana  ha determinado que esa problemática haya tenido que ser diseccionado en el cine dominicano actual. Se ha abordado de diferente manera; se han expuesto sus prejuicios y sus mitos, sus realidades, temores y mentiras; se ha tratado la interrelación entre personas de las dos nacionalidades; en consecuencia, ciudadanos haitianos  han entrado directamente en ese cine como actores.

Y del análisis que realizaremos hay dos películas que son el extremo opuesto en relación al tratamiento del tema haitiano y los grados de reproducción de la ideología epocal y propaganda racista mediática. Me refiero a Flor de Azúcar y La Gunguna.  

No puedo en este preámbulo obviar la escalada xenófoba, racista, nacionalista y seudo-patriota que de forma brutal ha copado la vida cotidiana de todos los dominicanos en los últimos años; es imprescindible para el tema. 



La falta de conciencia social, de clase y étnica del pueblo dominicano determina que ese pueblo se crea blanco, o algo parecido, y niegue sus raíces africanas y haitianas en particular. Esa condición, sazonada por la ultra-derecha y el mutis o la confusión de gente que se llama progresista, llegó a crear un clima tan caldeado que daba la impresión de una inminente declaración de guerra entre los dos países. La Red jugaba un rol terrible de primera línea en el asunto. 


Si estamos en una misma isla...¿Qué solución se ofrece a esa inmigración caótica haitiana?  ¿muros?.. "no hay muro que no caiga cuando escasea el pan" (1); ¿hundir esa parte oeste de la isla de Santo Domingo?  Muchos evangelistas fundamentalistas ruegan al "altísimo" que destruya  "esa nación que adora a Satanás"?  ¿Qué se hagan dos islas separadas por el océano? Dudamos que un cataclismo natural  abra una falla o grieta en la geografía de la frontera haciendo un canal que cubrirá el mar, separándonos y creando esas dos ínsulas; pero recordemos que La Española y Puerto Rico  son dos islas, lo cual no impide a dominicanos y haitianos  embarcarse en frágiles embarcaciones, hacia la segunda.   

Por más que los dominicanos destilemos  un rechazo muy selectivo para con los haitianos, es imposible detener la inmigración. Otro asunto sería la regulación seria de esos flujos migratorios, pero sabemos que el Estado dominicano(clientelista, patrimonialista, nepótico y autoritario-presidencialista)   es incapaz de controlar por la corrupción de los funcionarios civiles, policiales y militares, que se benefician por un lado de esa emigración, y por otro hipócritamente  rechazan. 




Pero este es asunto del que ahora no es posible extendernos.

Vamos al tema del cine dominicano y su diferentes maneras de dar cuenta de esta inmigración. 



-EL CINE Y EL CONFLICTO-

De la muestra que analizaremos, Flor de Azúcar (de Fernando Báez) es la que más acentúa y reproduce la ideología de la época en radical contraste con La Gunguna, que más adelante analizaremos.



Flor de Azúcar, presenta unos paisajes desérticos  que representa a
Haití, por el otro unas estampas turísticas, paradisíacas y bucólicas de la
República Dominicana.


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Flor de Azúcar está muy bien realizada en montaje y producción; posee una buena fotografía que embellece exageradamente para mostrar un paisaje dominicano paradisíaco que idealiza el campo, para contrastarlo con otro desértico: claro, el de Haití. 



Flor de Azúcar expone una falsa solidaridad entre dominicanos y haitianos, sobre todo si tenemos en cuenta que el ambiente del "film" es la época de Trujillo. Esto remite a una realidad muy generalizada en la que, no con sinceridad sino con sacaliña, muchos dominicanos se ufanan de la ayuda que ofrecen a los haitianos, con un supuesto espíritu caritativo cristiano que siempre será como una obligación, "para que no se diga", "un curarse en salud" de los odios que han difundido en Internet. 

Flor de Azúcar pone en boca de campesinos dominicanos palabras acerca del nacionalismo y la defensa de la nacionalidad con un nivel  intelectualizado, imposibles que pronuncie ese estrato social.  

Es curioso, y odioso, que estos clichés tendenciosos se transmitan en una película que es una adaptación del cuento de Juan Bosch, La Nochebuena de Encarnación Mendoza, sobre todo si sabemos que para la época que lo escribió tenía clara la problemática de dominicanos y haitianos al expresarse así: 



"Engañan ambos(gobiernos, aclaración mía, jprt) a los pueblos con el espejismo de un nacionalismo intransigente que no es amor a la propia tierra sino odio a la extraña".
"Nuestro deber como dominicanos (...) es defender al pueblo haitiano de sus explotadores, con igual ardor que al pueblo dominicano de los suyos".(2) 



Esa sacaliña caritativa  cristiana también se muestra en otro aspecto que crispa mucho en Dominicana, a saber,  que las haitianas embarazadas tengan los partos en territorio dominicano. En la película "No hay más remedio" con Ángel Haché e Iván García se muestra como la gente ayuda a parir a una haitiana en medio del molote del asalto que han planeado tres personas de la tercera edad (envejecientes le llaman en RD) y  no es que no suceda sino que aquí se usa como una simbología para mantener prejuicios refrescos en la memoria del público referidos al hecho de que las haitianas paren a montones, a diestro y siniestro, en República Dominicana.


Dominique Telemaque y una escena de "1  de enero". 

Los seres humanos no optan por emigrar de manera deportiva o por caprichos. Solo hay que poner el foco  en lo que está pasando en el mar Mediterráneo: como los dominicanos a Puerto Rico, en embarcaciones también inseguras, mujeres africanas embarazadas, con bebés o menores de cinco años, la abordan en busca de otro futuro para su descendencia arriesgando su vida en un todo o nada: llegar al "paraíso" europeo o morir en uno de los múltiples naufragios que suceden año por año. 



El modelo y actor haitiano Jimmy Jean-Louis con una
amplia carrera profesional en Francia y Estados Unidos,
también ha participado en la película del dominicano Jorge
Hazoury "Catastrópico" (2017).


En Cristo Rey de la cineasta Leticia Tonos se trata la inevitable relación amorosa entre un joven haitiano y la hermana de un poderoso traficante del barrio. Asimismo el paripé(por lo que hemos dicho antes acerca del rol corrupto desempeñado por agentes policíaco-militar) de las redadas y apresamiento de ciudadanos de Haití o dominico-haitianos El tema está correctamente planteado sin prejuicios. Además expone otro de los fantasmas terribles del inconsciente racial del dominicano: tener familiares haitianos. En la obra de Leticia Tonos hay dos hermanos, uno de ellos medio haitiano.





De Ángel Muñiz en  ¡Y... a Dios que me Perdone!  uno de sus personajes hace de un periodista-comentarista televisivo que azota los males de nuestra sociedad. Pero no se obvia su posible origen haitiano ya que posee el apellido Viau. Esto es importante porque aborda otro prejuicio, otro fantasma: el de los apellidos transformados y de origen haitiano de muchos dominicanos (3), prejuicio el cual les hace decir que son franceses; claro que provienen de nombres de lengua francesa, pero de los que sirvieron para renombrar o rebautizar a los esclavos de  Haití. 
El personaje del tele-comentarista dominicano Francisco Viau  que interpreta Jean Jean en ¡Y...a Dios que me perdone! con  nombre hispano y apellido franco-haitiano.



Hay otras películas que incluyen a ciudadanos haitianos pero ellos y el tema conflictivo es tratado de manera marginal, sin profundizar. Ejemplos serían 1 de enero y Al Sur  de la Inocencia.


Pero de la muestra que analizamos La Gunguna es la que marca distancia con las demás y se aparta de la reproducción de la ideología epocal, falsa solidaridad, manifestación caritativa cristiana, romanticismo y propaganda mediática anti-haitiana. Esto es así porque el emigrante  se nos presenta como un trabajador u obrero más que sufre la misma explotación laboral que su similar dominicano, así como la de los prestamistas a los que acuden ambos por la precariedad de los salarios que no les permite llegar a fin de mes.


Obreros de la construcción dominicano y haitiano, hermanados en la precariedad social y económica en el film La Gunguna; y como escribió Juan Bosch "defender al pueblo haitiano de sus explotadores, con igual ardor que al pueblo dominicano de los suyos".


Ernesto Alemany, director del "film", y Miguel Yarull-guionista- autor del cuento en que se basa la pelicula* optan por una salida arriesgada, aunque de justicia, al drama que viven haitiano y dominicano en su obra. Es la muerte del prestamista impasible y cruel   a manos del haitiano. Si digo que fue arriesgada esa salida es porque hoy está muy enraizado y exagerado en el pueblo dominicano, vía Internet, que los emigrantes haitianos viven matando a diestra y siniestra a la gente dominicana. Fue arriesgada pero, por el tratamiento lógico de la situación en la película, no es reproducción de ideología xenófoba-racista.

En otras escenas breves pero dinámicas, La Gunguna plantea la problemática de la frontera y el porqué se hace imposible normalizar el flujo migratorio si los militares son los primeros que comercializan con todo: con haitianos, drogas y armas, temática que comenzó a tratar en el cine  Ángel Muñiz en "Perico Ripiao" de 2002.  En fin, todo se resume y aflora si contestamos la frase del sargento (actor Teo Terrero) de la película de Alemany: "Dígame cabo...¿qué hace un guardia en la frontera?" 



Además de la temática, ha resultado muy imprescindible la presencia de ciudadanos haitianos como actores aficionados o de carrera. James Saintil ha recalado en Cristo Rey, Flor de Azucar; Duarte, Traición y Gloria y otras. Toussaint Meronne es el obrero haitiano de La Gunguna; Dominique Telemaque lleva con regularidad su récord con Al Sur de la Inocencia, El Hoyo del Diablo, 1 de Enero y Jeremías.



James Santiel
De ellos se destaca Jimmy Jean-Louis el más internacional y "star" pues ha  trabajado con Matt Damon, Bruce Willis y Harrison Ford, aunque sólo en un film de factura dominicana: Catastrópico.  

Pero  Jean Jean es el más profesional de los habituales en la filmografía dominicana pues tiene estudios de cine en Cuba y de actuación con Ángel Haché.

 En la cinta ya mencionada ¡Y... a Dios que me Perdone! en cierta medida hace de arter-ego, podría identificarse a sí mismo en el personaje protagónico(viéndolo desde el punto de vista de su presencia o profesión en los medios audiovisuales); en su caso real, el cine; en la ficción, el comentarista televisivo. 
EL ACTOR DOMINICO-HAITIANO JEAN JEAN  EN "CARPINTEROS" DE JOSÉ MARÍA CABRAL-


Jean Jean ya es habitual en películas dominicanas como actor (Loki 7, ¡Y... a Dios que me perdone!, La Soga, Cuenta por cobrar...) También se ha colocado detrás de las cámaras como director realizando el documental "Si Bondye vie, Juli" (Si Dios Quiere, Juli) tratando las actitudes y situación de los ciudadanos haitianos y dominicanos acerca de la regularización de emigrantes en Dominicana. 

Jean Jean estaba en 2017 sin tener estatus legal definido, luchando por su legalización mientras ese mismo año promovía en festivales cinematográficos internacionales y para República Dominicana la película  Carpinteros, junto a su director José María Cabral,  y luchando ambos para que  ésta se presentara a los Premios Oscar y  Goya. Por otro lado era galardonado en Cuba en el Festival de Nuevo Cine Latinoamericano de La Habana

 Cosas veredes, situación absurda.

Cabral tuvo que recordar que "el cine y el arte no tiene fronteras" cuando se ignoró la actuación de Jean Jean en las nominaciones que obtuvo su película en los Premios Soberano, para a seguidas decir que "se la ponen en china aunque viene trabajando dignamente en el país desde hace  muchos años".(4)

Entonces ¿qué esperamos del cine dominicano en esta problemática? Tal vez lo que declaró Jean Jean:  que...

"a través del cine  todas  mis fuerzas están puestas en que sigamos creciendo y desarrollando capacidades de manera íntegra y sin castración identitaria de por medio"(5) (entendiendo bien el subrayado)

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*Cuento inserto en el Libro BICHÁN-Catorce Cuentos y el de Montás-. Zemi Book (Crown Octavo). San Juan-Sto. Dgo-New York. Segunda edición, 2018. 

 (1) Versos de la canción "Queridos Camaradas" del grupo pop español Gabinete Caligari. Álbum Cien Mil Vueltas, Emi-Odeón, 1991.

(2) Carta que dirigió en 1943, desde La Habana, a los intelectuales Ramón Marrero Aristy, Emilio Rodríguez Demorizi y Hector Inchautegui.

(3) Ver, acerca de los apellidos de origen haitiano, los artículos del historiador Frank Moya Pons "Raíces haitiana en Santo Domingo" y "Apellidos haitianos (y franceses) en Santo Domingo". Revista RUMBO números 259 y 260. Santo Domingo, República Dominicana, 1999. Algunos apellidos habituales en los dominicanos,y que menciona Pons, son: Baret, Diloné, Bertré, Dipré, Montás, Silié...


(4) Diario Libre. Edición digital.  Febrero 2018. "Ponérsela en la china" en el refranero dominicano expresa que se ponen obstáculos a una persona para dificultar la consecución de un objetivo.

(5) Entrevista  que le hizo Carmelsy Confesor en el diario Metro digital. Ver en Internet. 23 agosto 2017.