domingo, 16 de julio de 2017

EL MERENGUE DE REPÚBLICA DOMINICANA 2



-SEGUNDA PARTE-
(El Largo Viaje de Trasformación y Renovación)




"Ya no se baila marcado
como se bailaba ayer,
hoy el merengue es un mambo
muy difícil de aprender.

Ya no se baila el merengue
a golpe de "empalizá"
hoy lo que se baila es mambo
o cualquiera "cabayá".

¡Qué barbaridad, qué barbaridad!




2.1. El merengue ancestral.
El texto que encabeza este escrito,  obra musical de Ramón Gallardo -uno de los hitos  del merengue dominicano-, expone una situación que en todas las épocas siempre es motivo de quejas. Esto es: que se está perdiendo la "esencia" y "pureza" de determinada expresión musical al recibir influencias de otras músicas, diferentes instrumentos o nuevos pasos de baile.

Sin embargo el músico mencionado ya es el fruto de unos cambios que antes que él se habían realizado. Hay que saber que el merengue más típico es el que tiene en la instrumentalización una tambora, una güira y  acordeón, cultivado en las zonas rurales, pero en Ramón Gallardo y otros músicos que luego mencionaremos, el acordeón se cambia por saxofón y trompeta, o como en Angel Viloria  se alternan acordeón(del que es intrumentista) y saxo o coexisten ambos en la misma pieza musical. Ya hemos visto que los instrumentos de cuerda variantes de la guitarra fueron sustituidos por este instrumento de aire introducido de Europa a finales del siglo 19.  




LOS INSTRUMENTOS BÁSICO DEL MERENGUE FOLCLÓRICO: TAMBORA, GÜIRA Y ACORDEÓN
Cuadro del pintor dominicano Yoryi Morel, representando una fiesta campesina. Obsérvese que registró una manera de  tocar
la tambora, diferente a la forma colgada en el pecho y tocada  con un palito de un lado,  y con la mano del otro.


Y estos cambios no sólo se consuman en la música. Ha ocurrido en el arte en general. No son inexorables. Las expresiones artísticas son una creación social, y como tal está expuesta a los diferentes estados de ánimos y circunstancias de los seres humanos. Y el folclor -aunque avanza extremadamente lento- no es algo estático, mucho menos desde que los medios de comunicación comenzaron a generalizarse en el siglo 20 o a globalizarse plenamente en el 21 actual.  



El músico Ñico Lora -Francisco Antonio Lora Cabrera- estuvo  en conexión más directa con esa búsqueda, mas que de un origen, del funcionamiento y forma del merengue-dominicano más antiguo. Esto así porque nació en 1880. Como resultado, su consciente e inconsciente llevaba los aires musicales que escuchó en su niñez y adolescencia en el siglo 19 , y que vertió y nos transmitió en las composiciones que conocemos de él. 

 A Juan Bautista Alfonseca, militar y músico de tesitura culta, se le suele denominar "padre del merengue", "quien lo llevó a los salones" "precursor primigenio". Tales títulos se repiten en reseñas en webs, blogs y en boca de importantes intelectuales. Pedro Henríquez Ureña en una conferencia de 1929 llamada Música Popular de América dice de él que "escribió los primeros merengues o danzas-merengues y combinando con ellos elementos criollos con rasgos de contradanza francesa, de moda entonces".(1)  Pero Alfonseca  sólo recogió algunos ritmos del pueblo -merengues(?)- y los llevó al pentagrama;  todas sus partituras se han perdido. 

No obstante hay que subrayar que el folclor no es invención de un individuo en particular. Es una creación anónima, colectiva. Por eso, ya lo hemos expresado antes, buscar orígenes y "padres"  deviene en inutilidad, y  es acertado lo que plantea el músico dominicano Rafael Solano con una pregunta retórica: "¿Es que alguna vez, en toda la historia de la música universal, folclórica y popular, se ha podido establecer que tal o cual ritmo fue inventado por determinado individuo?" (2) 



FRAGMENTO DE PARTITURA ATRIBUIDO AL MÚSICO
JUAN BAUTISTA ALFONSECA, RECOGIDO POR LA
ESTUDIOSA DEL FOLCLOR FLÉRIDA DE  NOLASCO.

LAMENTABLEMENTE NO HE ENCONTRADO NINGUNA
TRADUCCIÓN SONORA PARA CONSTATAR SUS
CARACTERÍSTICA DE MERENGUE 
Por contra, ante Alfonseca, Ñico Lora fue un ejemplo directo de persona del pueblo creando merengue y no un músico culto que lo recopila y lleva al pentagrama. Su práctica viene de una tradición recibida, por lo que, más que en Alfonseca, debemos buscar en Lora el valor y el funcionamiento del merengue. En él se juntan esos conceptos tradicionales que las disciplinas que estudian el folclor (antropología, sociología) han establecido, es decir, que sea antiguo, étnico, rural, genuino. 

Antes de él no se conocen con mucha certeza los elementos estructurales del merengue, su ritmo y compases; sus partes o las diferencia con la tumba.  Asimismo, Ñico Lora fue testigo en los primeros años de su vida cuando en la República Dominicana se introdujo de Alemania el acordeón -seguramente vía Puerto Plata-, sustituyendo guitarras como el cuatro, la mandurria o el tiple. Y es momento de precisar que ese instrumento fue el que, a partir del siglo XX, definió el merengue cultivado en la zona rurales de la región del Cibao llamado "perico ripiao", aunque es preciso dejar claro que la introducción de un instrumento por sí misma no hace evolucionar un ritmo, pero el instrumento nuevo tiene que adaptar su manejo, sus compases, ritmo o la variedad de tonos a los que tenía el antiguo, de ahí que se va introduciendo cambios  graduales hasta notarse esa diferenciación que sobrepasa la mera presencia del instrumento introducido.




  De Ñico Lora: Un MERENGUE-PROTESTA CONTRA LA 1ra. INTERVENCION NORTEAMERICANA DE 1916. Y otro  una grabación archivada en la Biblioteca Del Congreso de los Estados Unidos, recogida por el investigador Jacob Coopersmith.


Video de nICO LORA. MERENGUE DE LA INVASION





  Merengue de▶ 3:18 la invasion.wmv
▶ 1:39



Ñico Lora será un eslabón para otra transformación, ya que fue también de los  primeros músicos reclutados por el dictador Trujillo para hacer su campaña electoral a ritmo de "perico ripiao" en 1930. Y podríamos decir que a partir de ahí,  lo que era folclor ancestral entra en el mercado como uno más de  tantos géneros musicales donde lo folklórico se difumina por los requerimientos de lo comercial, o de lo político en el caso de Dominicana.  Le pasó a Ñico Lora, al Trio Reynoso, a Francisco Ulloa, a Guandulito, etc., máximos exponente del merengue folclórico. Entonces surge el conflicto que hemos aludido al principio de esta segunda parte, es decir, tradición versus creatividad e innovación. De ahí que no es lo mismo el folclor y los géneros populares comerciales  aunque tengan su base en el primero. 

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La preciosa pieza Las Muchachas de Juan Gómez es un merengue de los más antiguos que se conocen. Alrededor de él se tejen anécdotas como aquella que dice que José Martí lo bailó cuando se reunió con Máximo Gómez en República Dominicana a finales de 1800, y claro la historia del mismo que cuenta Rafael Chaljub Mejía en su libro "Por los caminos del Merengue".


Video de las muchachas de juan gomez Luis alberti merengue▶ 2:48


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2.2. Aguantando la dictadura  merengueando.
República Dominicana de 1930 a 1961 era un país que emulaba la expresión absolutista del rey francés Luis XIV: "El Estado soy yo"; asimismo eso era Trujillo.  Poseía casi todos el territorio nacional como patrimonio propio, y más del 80% de los dominicanos trabajaba para algo  del dictador porque todas las empresas eran de éste y su familia, por lo que no es raro que los artistas también tenían que sujetarse a sus dictados musicales u optar por buscarse la vida "con su música a otra parte" fuera del país, y nunca este refrán ha estado mejor dicho.

En una entrevista del periodista Huchi Lora el destacado músico Rafael Solano expresaba que el régimen de Rafael Leónidas Trujillo "era como la dictadura de los músicos"(3) porque el sistema estaba muy atento a lo que hacían, si se equivocaban en una letra, si introducían un merengue haitiano, si querían salir del país; refiere que era  "como si estuviera más pendiente de la música que de las cosas del Estado.(4) Esto último es una verdad parcial. Si bien era cierto que la música era importante y jugó un papel para la propaganda y reproducción de la mentalidad trujillista, no podemos perder de vista que toda la sociedad dominicana estaba fuertemente controlada y espiada en todo lado, en todos los sectores sociales y gremiales.Y los músicos sólo eran un sector.

El racismo anti-haitiano y anti-africano no dejó de afectar a los músicos. Continúa narrando el maestro Solano en la entrevista aludida, que el cantante Francis Santana comenzó a cantar una pieza de merengue haitiano, y en creol, (Masá, Masá se titulaba); tuvieron que detenerla inmediatamente cuando Trujillo preguntó "¿y esto es una fiesta de haitianos?". A Fradique Lizardo en una presentación de los alumnos de baile folclórico de Bellas Artes "desde fuentes oficiales" le impidieron interpretar un carabiné alegando  ser de origen haitiano. 


Y... ay de quien osare cuestionar la época de paz  y prosperidad dictatorial en la que por decreto no existía la pobreza y el hambre. Así es como no cayeron bien y fueron sancionados los merengues La Miseria y Siña Juanica por las situaciones de precariedades que exponían en sus textos.


Rafaelito Martínez fue el artista que más
cantó a la dictadura de Trujillo, pero no se
puede negar que  es una de las mejores voces
con una modulación, tonalidad y canto de
 las letras muy correctas y claras. Murió en
el año 2010.
De los músicos vivos que vivieron la época de Trujillo, sólo Rafael Solano y Jhonny Ventura se salvan de haberle cantado, lo cual no quiere decir que no formaran parte, antes de integrar su propio grupo musical, de las agrupaciones promovidas por el tirano, no había más. Los aduladores del régimen, pendiente de todo, comentaban que "cómo era eso, como se podía explicar que Solano no había hecho nada al Jefe" y el músico Luis Rivera (pareja de la destacada folcloricista Casandra Damirón) le instó a que se "pusiera enseguida a componer algo porque estaba llamando mucho la atención".  Solano dice que lo salvó la campana al estar fuera del país: cuando regresó a seguida ocurrió el asesinato del tirano; por otro lado Joseíto Mateo afirma graciosamente y sin pudor que "le canté mil veces y más".

Lo curioso es que los mismos que cantaron al tirano, celebran con un merengue su muerte "el 30 de mayo día de la libertad", "Mataron al chivo/ en la carretera /déjenmelo ver, déjenmelo ver". Y aunque se expresa regocijo por el "día de la libertad", para quien escribe escuchando con detenimiento las partes lírica y musical de "El chivo", se descubre  mas bien un homenaje encubierto, como una suerte de última loa al dictador, ahora panegírica, incluso insertando  la famosa y respetuosa "Marcha Fúnebre" de Chopin en medio del merengue.

Aún con toda la profusión y calidad  de merengues que se hacía en el país durante la dictadura, esto no eliminó el aislamiento de esta música que la limitaba al territorio de la isla por la monopolización del gobierno. Este merengue (mayoría de letras con  loas al tirano) no podía trascender mas allá. ¿Y quienes le internacionalizaron? Pues los que "se fueron con su música a otra parte". Los músicos que se auto-exiliaron o ya vivían en otros países. Los más descollantes fueron Angel Viloria en Estados Unidos con su conjunto de corte típico cibaeño pero a la vez con modernidad (merengue que personalmente saboreo con gran placer);  Billo Frómeta en Venezuela donde además de merengues dominicano y venezolano,  interpretó y difundió cumbias, güarachas y otros ritmos latinoamericanos con su orquesta Billo´s Caracas Boys, cuya denominación misma tenía vocación internacional al utilizar la sintaxis anglosajona; y Simó Damirón (Francisco) que en principio estuvo con Frómeta, de él son muy conocidos sus piano-merengues que puedes sentarte a escuchar, además de bailarlos, por las preciosas escalas que introduce con ese instrumento.

Hay que escuchar "Llena el Morrito", merengue escrito  en el contexto político de 1926 con letra del poeta Emilio Morel y música de Julio Alberto Hernández. Grabado de nuevo en 1962 por Simó Damirón actualizó la situación política y la crítica al clientelismo, y patrimonialismo. Hoy también podría algún grupo regrabarlo por tercera vez para que su contenido actualices el contexto actual ante la situación política de corrupción que arrastramos desde 1844. 

Simo Damirón y Negrito Chapuseaux - Llena El Morrito

Que sea de justicia para ellos tres, ya que muchos estudiosos y comentaristas colocan a los grupos de los años 70 del siglo pasado como quienes lo internacionalizaron, obviando a estos tres importantes músicos. Por haber abierto camino, porque sin su trabajo no hubiesen tenido tanta popularidad internacional Jhonny Ventura o Wilfrido Vargas. Porque sentaron la base y fueron internacionales hasta donde la comunicación y la capacidad empresarial de la época lo permitió.
  

















"Dentro la gallina
 huele tan sabrosa, 
como tú, hermosa, 
hueles tan divina"
Luis Alberti y la Orquesta Santa Cecilia - Sancocho Prieto (1951)



2.3. Estilización y transformación.   
En Estados Unidos el jazz estaba en auge y como pasó con el bolero, el mambo, etc., la música norteamericana influenció enormemente a Latinoamérica sobre todo por la conexión vía/Cuba.

Tres de los mejores músicos de la época, Luis Alberti, Antonio Morel y "Papa" Molina eran cultivadores de jazz y otras músicas. Ya reclutados por la tiranía crearon orquesta al estilo de las big band norteamericanas de jazz. Entran en escena grandes orquestas con tal cantidad de músicos  que a veces sobrepasaban el número de veinte; varios saxofones, trompetas y piano, creando matices musicales influenciados por la música negra estadounidense.


Antonio Morel


Es entonces cuando se crea un merengue estilizado, hecho para que fuese potable a las élites del régimen, clases altas y en general los habitantes de las ciudades que antes bailaban valses, mazurcas, danzones...y rechazaban el merengue perico ripia'o.

Pretendo ver el aspecto sociológico del folclore tradicional, como algo ancestral, pero que se transforma, y al transformarse crea una nueva tradición adaptándose a los gustos y sensibilidades  de la  sociedad urbana. Y no puedo negar que me gusta ese merengue porque es todo lo contrario del folclorismo. 

Porque el folclorismo  es cuando la investigación folclórica deja en algún momento de ser  ciencia. Cuando es un discurso de nostalgia por algo que fue o existe en las zonas rurales, y no le interesa  los procesos, desarrollos y dinámica de la cultura. Y, sí, hay que registrar y/o conservar como legado del país, pero teniendo en cuenta que "El folclor es vivencia, el folclorismo es vivencia de una vivencia"; el segundo es "una mentalidad, un producto y una manera de presentar ese producto".(5). En fin es algo subjetivo, y con esa tesitura compone su libro "Antes de que te vayas. Trayectoria del merengue folclórico", Rafael Chaljub Mejía, antiguo dirigente de izquierda, hoy estudioso folcloricista. Y efectivamente, no niega en la presentación que su obra está elaborada bajo esa nostalgia y subjetividad basados en criterios de pureza y autenticidad.(6)

 Y reitero, no puedo negar que como aficionado a la música de todo tipo me gusta ese merengue que rechazó los ideales de pureza, aceptó las expresiones modernas y, sin negar lo tradicional,  introdujo la creatividad musical en un producto que el folclorismo condena a estar estático en la vitrina de un museo.



Y ese merengue que llamo estabilizado, a partir de 1960 continuó siendo el referente principal de todo lo que se ha hecho aunque se diga que otros músicos lo evolucionaron mucho hasta la actualidad. Ya veremos, porque será motivo de una tercera y última parte de este escrito.



(Y ese "algo más" al que me refiero es que "Por Ahí María se Va" es casi un primer movimiento de una sinfonía merenguera (vaya herejía). Permítanme describirlo, con mi analfabetismo musical:

a) EL PASEO con diálogo entre trompetas y saxofones.
b) El Cuerpo o Merengue en sí, conversando el saxo y la trompeta, luego  saxo con piano y vuelve la combinación primera.
c) Jaleo que vuelve a la combinación de b.

d) Un precioso solo de tambora en el que levemente se introduje un acorde (al parecer de un saxofón) alargado, suave  que va elevándose y  que lleva a...
e) Un intermedio muy melódico que recuerda, o es casi,  un paso doble o un himno por su aire heroico.
f) Vuelve al jaleo de saxofón y trompeta.
g) Y te anuncia el final con una escala musical de notas descendentes que dejan paso a otro solo de tambora y
h) la coda, o final, de trompeta, que si tradicionalmente es para-rán pan-pán, aquí se repite una vez los primeros compases del paseo  -a-, y  termina contundente.

¡Sin duda, una maravilla dominicana en breve tiempo!)
ANTONIO MOREL Y SU OR
QUESTA - Por Ahi Maria Se Va - Duración: 2:58


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(1) LA UTOPÍA DE AMÉRICA. Recopilación de trabajos de Pedro Henríquez Ureña. Biblioteca Ayacucho, Caracas, Rep. Bolivariana de Venezuela.

(2) EL MERENGUE. MÚSICA Y BAILE DE REPÚBLICA DOMINICANA. Rafael Solano Y Catana Pérez de Cuello. Colección Cultural CODETEL, R.D. 2003. Pag. 334. Cuando dice esto debe entenderse no como una dictadura impuesta por los músicos, sino la dictadura que prefería a los músicos.
(3) EL CAFECITO DE el Día. Programa de televisión. Ver en la Red como Artistas en la Dictadura. Entrevista a Rafael Solano.
(4) Idem.
(5) EL FOLKLORISMO. USO Y ABUSO DE LA TRADICIÓN. Josep Martí i Pérez (antropólogo). Barcelona. Ransel. 1996.
(6) Ver ANTES DE QUE TE VAYAS. TRAYECTORIA DEL MERENGUE FOLCLÓRICO . Colección Centenario Grupo León Jiménez. Impresora Amigo del Hogar. 2002.





miércoles, 14 de junio de 2017

EL MERENGUE DE REPÚBLICA DOMINICANA 1


-Primera Parte-
(LA ESTÉRIL DISCUSIÓN ACERCA DE SU ORIGEN)




El merengue constituye la modalidad musical más emblemática en la República Dominicana y el ritmo musical que todos decimos representa a la nación. (Pero hay que decir que hoy opacado por la bachata).
Cuadro del maestro de la pintura dominicana, Jaime Colson, recreando el ambiente típico en el que se desarrollaba el
merengue en los campos de la Región del Cibao, en un cobertizo o "enrramá" con suelo de tierra.
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Tanto es así que las clases gobernantes -que sobre arte lo único que sabe hacer el Estado es politizar e ideologizar en su beneficio- han inventado mitos de origen que lo establecen  consustancial a la independencia política que constituyó la República Dominicana en 1844. De ahí surge el mito de "la batalla de talanquera", uno de los enfrentamientos en la guerra dominico-haitiana que establece que allí "apareció" y se bailó "merengue". Y es deplorable que en una publicación de 2010, promovida por el Ministerio de Cultura, se siga alimentando ese mito al decir que "nació en los primeros años de la República de 1844 a 1845 como modalidad de la danza"(1). 

Es ridículo establecer una fecha tan específica como hace el folleto de marras, o que intelectuales y escritores probados,  ya investidos de ministros claudiquen con el poder permitiendo estas barbaridades. Vana pretensión de establecer que como teníamos independencia y nacionalidad, una música y un ritmo nacional nació con ellas. Y es ridículo porque  está documentado que la primera vez que se usó la palabra merengue fue 10 años después de la Independencia en una publicación de 1854 en el periódico El Oasis. Los fenómenos nunca parten de un grado cero. 

Para quien escribe, como dominicano,  sería de perlas enarbolar patriotismos, chauvinismo y orgullos castizos, afirmando que el merengue sea genuinamente dominicano. Pero no. La realidad es que se formaron y han existido merengues en toda las Antillas y países adyacentes del continente, en Puerto Rico, Cuba, Venezuela, Haití, Costa Rica, Colombia, Panamá. No por otra razón el título de este escrito usa la preposición de en el sentido de procedencia y/o posesión, como distinción de un merengue particular, el dominicano.



Cuadro con motivos folclórico-musical de José Vela Zanetti, pintor español hijo de
un republicano que tuvo que exiliarse en América. En Santo Domingo influenció
a una generación de pintores y fue uno de los fundadores de la Escuela de
Bellas Artes de República Dominicana.
Aunque en República Dominicana nos creemos con esa exclusividad de origen, lo cierto es que el intercambio en el Caribe propició influencias, y no se puede olvidar que la isla española  estuvo en varios periodos unificada, por lo que es absurdo creer que no hubo influjos mutuos entre la República de Haití y la República Dominicana. Dice el investigador haitiano Jean Fouchard que el presidente dominicano Ulises Heureaux-Lilís- (periodo1882/1899) se quedaba alelado de alegría "al oír tocar nuestros merengues"; que en un encuentro en 1890 con el presidente haitiano Hyppolite , en el agasajo pidió que le repitieran "Choucoune" del compositor Michel Mauléart Monton y que, por conservarse partitura desde aquella época podemos  saber (más o menos) cómo sonaba. Hay muchas versiones, escuchen dos, una de Celia Cruz; la segunda tiene un aire más añejo y parecido al calypso, ritmo afroamericano de las Antillas, por lo que podría preferirse para imaginar lo que escuchó "Lilís" :  


Celia Cruz / Martha Jean-Claude & Sonora Matancera - Choucoune (©1952)
"Choucoune" by Michel Mauleart Monton



Pero claro, por los desencuentros entre las dos naciones,  surgidos de episodios históricos y luego propiciados por las oligarquías que las han gobernado, se tiende a rechazar esas influencias. Como ha expresado uno de los más importantes folcloristas dominicano, Fradique Lizardo, "se han fabricado "clichés", "tabúes" y "monstruos sagrados" a los cuales nadie se atreve a acercarse con la sinceridad de la investigación seria, racional y metódica"(2). Pasa lo mismo con el Gagá o el Vudú, que tienen sus versiones dominicanas, pero se rechaza por sus procedencia haitiana, pero del primero hasta se ha encontrado una versión en Venezuela(3).


De todos los merengues, el de Haití y Dominicana han sido los más destacados. Pero...¿Cómo determinamos cuál de los dos ha sido el  germen primero de su formación? Los dominicanos creemos que el nuestro, pero desde Haití también se arrogan esa exclusividad. Lo expone en un libro el exiliado investigador haitiano Jean Fouchard que escribió La méringue: danse nationale d' Haíti (El merengue: baile nacional de Haití) (4)


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("Al contrario de los historiadores dominicanos, la mayor parte de los escritores cubanos tales como Fernándo Ortiz, Alejo Carpentier y sobre todo Angeliers León se han dado a la tarea de demostrar la parte preponderante de la influencia negra, sobre todo de los negros haitianos, en la formación de la danza cubana").(5)
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Pero mientras el inconsciente del sujeto dominicano se regodea con esa creencia de exclusividad, lo cierto es que aún hoy no se tiene claro un origen de este ritmo caribeño. Así lo han expresado importantes investigadores del folclor dominicano, como el ya referido Fradique Lizardo. Igual  lo plantearon en su época  Emilio Rodríguez Demorizi, Edna Garrido y Flérida de Nolasco. Simplemente han hecho   aproximaciones a tener en cuenta. Cada quien expone sus hipótesis, pero sin una teoría definitiva. 



Es muy frecuente plantear orígenes y creer que esto es primordial para caracterizar un asunto: el origen del hombre, origen de las lenguas...; de un tirón se modela un Adán y una Eva con esa simpleza infantil, obviando la complejidad de la transformación de un primate a homínidos; o se crean lenguas  como narra   el mito de la torre de Babel, y en un tris,  como si fuera una suerte de "big bang lingüístico", surgen todos los idiomas en una confusión intencionada del "creador", tal y como plantean las ideologías religiosas. Me excuso ante el lector si le parece que me alejo del tema: quiero demostrar  que el discurso de un origen  es un camino inútil,  es un discurso teológico, metafísico, de nostalgia, no científico. Así que, para la cuestión del merengue, es mejor  plantear un funcionamiento, una articulación gradual, una formación y estructuración paso a paso en diferentes épocas, con influencias mutuas de uno u otro lado y diferentes circunstancias. Los fenómenos, repito, nunca parten de un grado cero.

Por tanto sería más correcto decir que la forma de merengue dominicano ha sido la que más difusión y alcance nacional e internacional ha tenido, y es esto lo que ha determinado que predomine la confusión e idea de que la República Dominicana es el depositario exclusivo originario.  Claro, esta amplia difusión se origina por determinados factores extra-musicales como fue el uso político que a partir de 1930 dio el dictador Rafael L.Trujillo a ese ritmo.  Lo usó  hasta la saturación como manera de elogiar su personalidad  egocéntrica. Eso, y su estilización , determinó la aceptación del mismo en todas las esferas sociales para que hoy se considere el símbolo musical dominicano. 

Posiblemente si al dictador le hubiese gustado la mangulina, el carabiné o la salve, uno de estos ritmos sería hoy baile y música ostentando el titulo de nacional, y no estuviesen relativamente arrinconados. Por lo tanto, hay que decirlo,  esa preferencia de Trujillo propició su desarrollo y evolución posteriores, hasta el presente, para convertirse, eso sí podemos decir, en la vanguardia de todos los merengues.

Por lo expresado anteriormente el lector debe deducir que fue una modalidad musical marginada, repudiada y odiada por la oligarquía dominicana. Y lo mismo sucedía en Haití, que para despreciar las cosas del pueblo las clases gobernantes hacen causa común.



Fradique Lizardo, fecundo folclorista dominicano.
Sin establecer nada como definitivo, lo cierto es que el investigador haitiano, Fouchard, y el dominicano Lizardo, sí coinciden en muchos aspectos. Mencionan a la calenda y la chica, ritmos de esclavos africanos que se cultivaban en la isla Española y que recibieron influencias de los esclavistas europeos y de su música tales como el minuet , la contradanza, la gabota... La  calenda y la chica estuvieron extendidos por todo el Caribe y en Nueva Orleans, Estados Unidos. 



Esta concurrencia entre los dos investigadores hace  que los mismos lleguen  al antecedente más cercano del merengue: Los dos hablan del ritmo de la tumba   (como fruto del declive de la calenda y la chicaque predominaba en el siglo 19, mucho antes de la independencia política de los dominicanos en 1844.   Era un baile de pareja con mucha influencia de la contradanza francesa. Obsérvese que la isla La Hispaniola estaba unificada en ese entonces con dos naciones en un mismo país y Estado. De ahí que no sea extraño que posteriormente, en los momentos cuando la tumba va siendo relegada por el merengue y éste comienza a funcionar en la sociedad dominicana, las élites se lamentaban que el nuevo ritmo (que tildaban de indecente, lascivo, erótico) estaba penetrando intensamente;  entonces defendían la tumba  porque veían en ella su elementos coreográficos europeos, ya que esa oligarquía siempre defendía el proteccionismo extranjero.  

En  varios periodos, intelectuales dominicanos de la clase altas, como Manuel de Jesús Galván y Ulises Francisco Espaillat, desataron en los periódicos campañas contra lo que se consideraba "merengue", propugnando por seguir el cultivo de bailes europeos , el vals, la polka y la misma tumba. Pero a pesar de los ingentes esfuerzos de rechazo,  la forma de merengue dominicano y haitiano se impusieron, y la tumba se perdió en el tiempo. Fue la estudiosa del folkore, Edna Garrido quien  recogió los vestigios de este ritmo en zonas rurales. En  1956 uno de sus alumnos, el más prolífico folclorista dominicano,  Fradique Lizardo,  volvió a recuperarlo,  presentándolo en un evento con los alumnos de Bailes Folklóricos de Bellas Artes en 1956. 

 La influencia de ritmos  y otros elementos europeos -y no sólo lo español- enriquecieron esta música. La forma de bailar el merengue clásico es parecida al pasodoble español, es decir con unos movimientos de piernas galopante. Y el paseo que hacen de inicio los grupos de bailes folclóricos es lo más parecido a como se mueven las parejas en un minuet o contradanza. Luego se ha ejecutado con la guitarra española llamada bandurria  y el acordeón.  Esa influencia no la negamos. No obstante debemos evitar caer en nostalgia indigenista como hicieron los escritores románticos dominicanos a final de siglo 19, o la tiranía trujillista para obviar la herencia africana.  Es lo que hace Rafael Chaljub Mejía en un libro, al incluir el elemento indígena como componente en la conformación del merengue por "las maracas, probable herencia residual aborigen" (6).  Si por instrumento fuese, si por esa regla nos rigiéramos,  habría que incluir a Alemania porque de allí se introdujo el acordeón.

Y si esa herencia no la negamos, tampoco su influencia africana. Fradique Lizardo en sus investigaciones ha llegado lejos para establecer esto. Ha constatado que de África la tribu de los Bara, y en Angola, tienen un baile que se llama así. Que en idioma bantú la terminación "engue"  significa movimiento, por lo que tienen una danza que llaman "muringue". De los baras encontró en el Museo del Hombre de París una tambora africana que se cuelga al cuello, golpeada con palito y  mano igual que lo hacemos en Dominicana, por lo que el folklorista dominicano concluye que el merengue dominicano proviene de ellos.

En fin, que interacción e intercambio de uno y otro lado de la frontera ha sido el elemento que cristalizó el merengue de los dominicanos y el haitiano. Y así terminamos esta parte. La segunda  tratará la evolución y la rápida e imparable  transformación que ha tenido esta música desde 1920 en adelante. También como fue aceptando fusionarse con guaracha, jazz, rock, hip-hop...y oiremos muestras de prototipos de merengues.

(Mientras, les dejo para escuchar un enlace de uno de los más interesantes y fundamentales creadores del merengue: Ángel Viloria, como muestra de un merengue prototípico, con su estructura ya estabilizada y estilizada,  características éstas que le llevaron a los salones de baile y a ser aceptado por todas las clases sociales: me refiero a "Siña Juanica", versionado a partir de 1970 por otros músicos destacados, entre ellos Rafael Solano).



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(1) CONSULTORIO FOLCLÓRICO DE LA REPÚBLICA DOMINICANA. Ministerio de Cultura. Dirección Nacional de Folclore. Redactado por Xiomarita Pérez. 2010.
(2) Palabras Preliminares en el libro El Gagá: Religión y Sociedad de un Culto Dominicano de June C. Rosenberg. Editora de la UASD. 1979.
(3) Planteada en el libro de la nota 2.
(4) Del que consulté la traducción del francés realizada por Diógenes Céspedes en el libro Estudios sobre Literatura, Cultura e Ideologías. Editora Taller. 1983. S.D. Rep. Dominicana.
(5) Ibid.
(6) Antes de que te Vayas. Trayectoria del Merengue Folclórico. Colección Centenario Grupo León Jiménez. Editora Amigos del Hogar. 2002. Páginas 59-60.