sábado, 16 de julio de 2016

REPÚBLICA DOMINICANA INVERTEBRADA: O EL PATIO DE MONIPODIO

(De cómo Cervantes relata acerca de una verdadera Organización para delinquir en República Dominicana).


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ALEGORÍA DE LA REPÚBLICA DOMINICANA. 

 La escultura en un patio que le hicieron a  Blas Peralta, un sindicalista mafioso,
el principal  presunto asesino de un ex-rector de la Universidad Autónoma de Santo Domingo, tras una disputa, en un partido clientelista, por la selección de candidaturas para las elecciones de mayo de 2016.

Porque esta estatua  representa el clientelismo, el patrimonialismo y el robo, sin lugar a dudas
es la que puede tomarse como alegoría perfecta de la República Dominicana de hoy.
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Una sociedad enferma.
En su nómina están jueces, procuradores, alguaciles, verdugos, escribanos (hoy serían notarios) sicarios, y finalmente curas  que ofician misas "por las ánimas de nuestros difuntos y bienhechores" (no se por qué pienso en un Cardenal dominicano), y estos bienhechores son todos los antes mencionados a quienes debe caer los beneficios de esa eucaristía. Dentro de las instituciones del Estado poseen, pues, esa red de colaboradores comprados que les defiende, les avisa, les dan permisibilidad, les exculpan si les denuncian, acusan o apresan.

Si creen que estoy enumerando situaciones de la República Dominicana, ¡Vaya sorpresa! Simplemente estoy hablando de un delicioso cuento que "descubrí" hace mucho inserto en el volumen Novelas Ejemplares de Cervantes: Rinconete y Cortadillo.



Lo siento, señor Presidente Danilo, te ha toca'o; teniendo en cuenta que el país es un patio,
entonces usted es quien maneja el cotarro en ese patio al momento de hoy.  
 Lo han hecho Balaguer, Guzmán, Jorge Blanco y Leonel por  lo que
han sido "monipodios". Hoy es usted el Señor Monipodio, queriendo y sin querer.

Para bien y para mal.



Es toda una organización para delinquir lo que se narra allí. Una mafia en el siglo XVI que tiene a su padrino protector, el señor Monipodio,  centralizando todo; que también aplica "su justicia"; que tiene sus propias reglas y códigos lingüísticos; su propia legalidad dentro de la ilegalidad, y una estructura que tiene bien repartida la división social del trabajo. Por eso todos los rateros y grandes ladrones, matones, delincuentes, prostitutas y chulos "regístrense ante el señor Monipodio, que es su padre, su maestro y su amparo". Toda esta gente son "sus ahijados", como cuenta Cervantes a la vez que cavilaba con sorpresa "la obediencia y respeto que todos tenían a Monipodio, siendo un hombre bárbaro, rústico y desalmado". Tanto es su poder y autoridad que se permite cambiar los nombres a esos dos adolescentes, que en realidad se llaman Pedro del Rincón y Diego Cortado, rebautizándoles como Rinconete y Cortadillo.





Ilustración del patio de Monipodio cuando Rinconete y Cortadillo son
presentados ante el padrino Monipodio y ante la cofradía-mafia. 
Pero para más camuflaje, llaman a la mafia cofradía pues ésta tiene una virgen a la que rinden tributo con su altar en la casa de Monipodio. Claro, no hablo de República Dominicana pero allí hay un partido-mafia que llaman de liberación y no es más que grupos de intereses económicos que, como un revoltijo, luchan entre sí, y también en un patio tienen y adoran a un santo político.


Patio delantero de la sede principal del Partido de la Liberación
Dominicana.  Respetamos la figura de Juan Bosch, pero  las 

estatuas de vírgenes o personajes reales ciertamente no 
controlan, no pueden rechazar la calaña de quienes le adoran.


Picaresca dominicana o tigueraje institucionalizado.
Cuando José Ortega y Gasset escribió en 1922 su importante obra España Invertebrada*, y en la que hacía una radiografía de las falencias que él detectaba en la España de la época en la que le tocó vivir, expuso en tres estratos esos males: "Los errores y abusos de los políticos, los defectos de la forma de gobierno y el fanatismo religioso y la llamada  incultura".

Esto parece calcado de lo que en la actualidad es el quehacer político dominicano, y aunque nunca debemos extrapolar situaciones de un país u época a otra, hay que considerar que la España de Gasset no se distinguía mucho de los países latinoamericanos en el atraso que ella misma había llevado a América, ya que se daban los mismas situaciones de luchas entre caudillos, golpes de estado, robo de los bienes públicos, caciquismo, ignorancia y superstición de la religión como organización mediática para someter al pueblo. Por lo que no es raro que Gregorio Luperón  la tildara de "la decrépita España", y escribiera:
El dirigente político afro-dominicano Gregorio Luperón,
cuyos esfuerzos por hacer un verdadero estado-nación
fracasaron ante el poder de la oligarquía y la falta de con-
ciencia política, social, de clase e identidad del pueblo
dominicano del siglo XIX..



"La paz de España en nuestra patria, se llama, Segovia**; se llama 18 de marzo de 1861***, con Santana. ¿Y quién puede esperar otra cosa de la paz con España? Si hay alguien que espera algo mejor, yo lo juro, es un tonto. A España no le conviene que nuestra patria progrese, sino que se atrase por medio de las más crueles revueltas, y para eso paga bien a los catalanes, protege a Báez, desacredita a la República y sus gobernantes".(Carta a un remitente no identificado en Escritos de Luperón. Revista Clío No. 38 (Recopilación y notas de Emilio Rodríguez Demorizi).







Y para cotejar esos males enumerados por Ortega con la realidad dominicana debemos ver si...¿Acaso no es ese abuso de los políticos lo que ocurre hoy en todas las instancias de la sociedad dominicana expoliando los presupuestos del Estado?.. y de ahí resulta  que ¿no es acaso lo anterior fruto de la forma política del clientelismo, patrimonialismo, nepotismo, autoritarismo? ¿Y no tiene que ver con la superstición religiosa y la incultura los ingentes esfuerzos de muchas sectas cristianas y de políticos de toda laya por mantener sin consciencia y en las cavernas al pueblo dominicano?


Me dirán los acólitos y beneficiarios del Estado Dominicano que no puedo hacer un símil entre el patio de Monipodio y la República Dominicana porque no es comparable,  no es así ni es igual. Y digo: ¡Es peor! Porque se usa la picaresca, el robo, la delincuencia, el cohecho y la impunidad a través del Estado.

O... ¿No es picaresca de la más extraordinaria todos eso miles de personas que cobran sin trabajar con una "nominilla"  (hoy le llaman así; antes, "botella"), o repartirse millones de pesos entre diputados y senadores "dizque" para asistencia social pero es para ellos y sus amigos que mantienen como clientes, o las mafias que tiene los altos mandos militares y policiales para repartirse las contratas de suministros; o el cohecho de policías, nacionales y municipales, para quitarles el dinero a los ciudadanos, y a la vez es un nido de delincuentes que utilizan sus horas libres para hacer unos cuantos atraquitos a furgones de dineros, a bancos y comercios, o a transportar drogas, armas e inmigrantes tal como hemos visto en la esperanzadora película dominicana La Gunguna; o también que en ese saco entran los funcionarios, empleados públicos, de los cuales no consigues ningún servicio o documento si no le pagas?  




Picaresca española. Picaresca dominicana 

La mendicidad y la picaresca siempre han existido. Por determinada
circunstancias la sociedad ha arrojado a un determinado número de persona a ese tipo de actividad para ganarse la vida. España tiene grandes historias en ese sentido.

En España, la picaresca es una seña de identidad desde hace muchos siglos. Tanto así que se ha forjado todo un género literario sólo para narrar las incidencias de las acciones de sus personajes: es la llamada novela picaresca, que tiene sus antecedentes en El Asno de Oro del romano Apuleyo,  y que continúa con La  Pícara Justina,  El Lazarillo de Tormes, El Buscón, La Lozana Andaluza, Guzmán de Alfarache y entre otras, para resumir, de Cervantes El Coloquio de los perros.

Sin embargo, en estas novelas los pícaros y/o delincuentes actuaban de forma individual y libre, por sí y para sí. Igual hacían los jóvenes Rinconete y Cortadillo del cuento referido de Miguel de Cervantes. Pero esto sólo hasta que comienzan a trabajar en Sevilla y descubren que no pueden ir por libre porque todo es controlado por el señor Monipodio, por lo que tienen que ingresar en su organización o pagar los tributos para poder operar en las plazas y el puerto de la ciudad-capital andaluza, que para la época era un puerto comercial boyante y, por ende, muy importante. 

Por el patio de la casa de Monipodio, van pasando sicarios y matones a dar cuenta de las palizas y otras cosas que han saldado ya; ladrones de todo tipo que llevan las mercancías, ropas o alimentos; prostitutas con sus ayudantes y chulos en sus asuntos; ciegos mendigantes de las plazas y parques; especialistas en saquear casas completas que como logística cuentan con ancianos que por serlos, y pasar desapercibidos, tienen la facilidad de vigilar casas para saber a cuales horas no hay nadie en ellas, y entre las ancianas una borrachina madre de Monipodio  que también cumple sus funciones delincuenciales.



Los oropeles del progreso y la modernidad.
Y sí,  igual que la mayoría de países latinoamericanos, República Dominicana ha tenido un estimable crecimiento económico desde la última década del siglo XX  y en la década y media que llevamos de éste.  Los dirigentes del partido en el gobierno entonces se presentan como quienes han traído el mayor progreso al país, como los que casi han culminado la obra de Duarte y Luperón o de su otrora guía, Juan Bosch.  


Pero confunden construcciones con modernidad y progreso. Equiparan una nación pobre y no ilustrada con los países avanzados que hicieron sus revoluciones burguesas. Viven del caprichito  y sueño pequeño burgués de aparentar modernidad con un metro, elevados, túneles, puentes, grandes superficies comerciales, arquitecturas vanguardistas en edificios-torres para emular dizque "el Nueva York chiquito", etc, etc... y es solo eso: un sueño pequeño burgués. Y el común de dominicanos aún viviendo en sus pobrezas y carencias culturales y económicas se sienten orgullosos de  cómo ha cambiado el país en el aspecto físico, e igual a sus gobernantes se alimentan de esas apariencias, viviendo por encima de sus posibilidades, viviendo del "allante" y del "aguaje", presumiendo de lo que no se es y no se posee.

También contamos con las legislaciones, constitucionales y judiciales, que se equiparan en contenidos a la de países más avanzados, y que son más o menos completas. Desde 1844 las tenemos cuando adoptamos los artículos de la francesa pero a través de la de la República de Haití, la única más conocida y cercana que teníamos. Y hasta hoy. El dilema es que son un pedazo de papel, como decía el cínico político Joaquín Balaguer. Como las construcciones que nos damos sin estar preparados para ello, así son nuestras leyes: tampoco estamos preparados para ellas: sus ítems no se cumplen, no se respetan.    




 Decir esto no niega que tales infraestructuras y legislaciones son necesarias. Alguien tiene que hacerlas tarde o temprano, aunque por ahora las legislaciones duerman el sueño eterno hasta que llegue el tiempo de hacerlas cumplir. Pero esos dirigentes del Partido de la Liberación Dominicana que son economistas, que han sido y son teóricos en las ramas de la sociología, jurídica, política, historia, comunicación social...saben y lo han estudiado, que ese desarrollo y crecimiento económico no cambia la mentalidad y el quehacer atrasado del estado y pueblo dominicano, que era el otro gran y aún más importante objetivo del PLD cuando vivía y dirigía Juan Bosch. En fin, saben que ese desarrollo y crecimiento económico lo han logrado regímenes como el dictatorial de Ulises Heureaux, el de la Intervención americana de 1916, de Trujillo y de Balaguer. Y si se trataba de avance económico, no era sólo éso si el mismo no sirve para que las grandes masas avancen también económica y culturalmente, no que les toque las sobras del expolio que estos politicastros hacen al estado dominicano, sobras troceadas en ayudas clientelistas que genera un voto cautivo.

El telón de fondo que acompañó a todo ese desarrollo económico e infraestructural de los regímenes mencionados sigue siendo el mismo: autoritarismo, clientelismo, patrimonialismo, robo, nepotismo. Lo esencial no ha cambiado. La República Dominicana sigue sin forjarse en un verdadero estado y nación, donde las cosas no se hagan por las disposiciones u ocurrencias de sus políticos, sino  regidos por los intereses de un estado-nación verdadero. No. Aquí cada quien va en busca de lo suyo, a sus intereses personales y de grupitos, a "los particularismos", al decir de José Ortega y Gasset en la obra mencionada anteriormente.



Ese conglomerado que estudiaba tanto y tenía tantas utopías nobles, no ha sido capaz, y ha perdido una gran oportunidad, de emprender una ruta para eliminar esa forma de hacer política que sólo conoce el pueblo dominicano, el "dame lo mío". 

Y visto lo visto, el porcentaje de los niveles de esa forma de hacer política se han disparado por millón, es que ni siquiera han intentado suavizarla o congelar su acrecentamiento. Ya el ex-Presidente Leonel Fernández  expresó hace tiempo su impotencia contra el clientelismo dejándonos su anécdota acerca de "los 
sobresitos". 

Han perdido, pues, una gran oportunidad de transformar el Estado dominicano para que no sea más de lo mismo, más de lo que siempre ha sido desde 1844, más de Lilís,  de Trujillo, de Balaguer. Ese gran intelectual dominicano, Américo Lugo, siempre postuló que "el pueblo dominicano nunca ha tenido noción de lo que es un verdadero Estado. Ni el pueblo era nación, ni la República Estado..." 

El objetivo de darle conciencia y elevar los niveles culturales al ciudadano dominicano se ha desterrado de la agenda del partido gobernante.   Hoy todavía siguen resonando con terrible actualidad los análisis de Lugo en 1927 a través de los periódicos de la época, recordándoles a los políticos actuales que no han cambiado nada la forma de hacer política heredada desde de Santana:



Américo Lugo, intelectual y maestro imprescindible
para comprender la cultura y al pueblo dominicano.
"Puede decirse que el gobierno dominicano ha sido el gran corruptor político del pueblo; maestro de la holganza y concupiscencia, en vez de enseñar a trabajar al ciudadano, lo ha acostumbrado a buscar en la política un sueldo inmerecido cuando no la ocasión de robar y una posición brillante pero falsa y peligrosa".



Y visto lo visto, ya ven como se ha puesto el patio...así anda el patio de Monipodio... "-A mi mula le pude quitar las mañas, pero a los hombres nadie se las quita", terminaba Juan Bosch su novela La Mañosa, lo mismo que podemos decir ahora de Dominicana con el mismo tono amargo y de impotencia de don Pepe, protagonista de esta obra literaria.


Lo peor es que organizaciones como el PRD y su continuación, el PRM, cumplieron su papel histórico;  no pueden ser tampoco cristalizadores de esos objetivos porque también son clientelistas. Menos aún la izquierda marxista: una parte, sin el menor asomo de rubor, ha sido cooptada vergonzosamente al PLD, y otra parte, centrándose sólo en "sacar al PLD del poder", al parecer se encamina a lo mismo, en este caso subordinándose al PRM. Cumplieron su papel histórico. Deben surgir nuevos partidos negadores de todo lo que ha vivido la República Dominicana de hoy,  es decir,  negar lo que ha sido mi país, para lo cual termino y vuelvo a Ortega y Gasset para parodiarle una cita: 


"Lo que suele llamarse (República Dominicana) no es eso, sino justamente el fracaso de eso. En un grande y doloroso incendio habríamos de quemar (...) la (República Dominicana) que ha sido, y luego, entre las cenizas bien cribadas, hallaremos como una gema iridiscente, la (República Dominicana) que pudo ser. Será necesario que nos liberemos de la superstición del pasado(...) Así, los que amen hoy las posibilidad de los (dominicanos) tienen que cantar a la inversa la leyenda de la historia de la (República Dominicana)".****


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*Colección Austral, Espasa Calpe, 1999, Madrid
** Se refiere a la Matrícula de Segovia (1856) mediante la cual España daba la nacionalidad a todo habitante de Santo Domingo que así la solicitara inscribiéndose en el consulado español. Esta medida de gracia derivaba de las luchas entre potencias colonialistas que se daban en la época.
*** Es la fecha en que se formalizó la anexión a España.
**** Meditaciones del Quijote.Ediciones Cátedra. 1998. Pag. 173. Los paréntesis son míos, por tanto donde dice "República Dominicana" y "dominicanos", en el texto original dice "España" y "españoles").
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