sábado, 24 de octubre de 2015

DUARTE NECESITA UN GARCÍA MÁRQUEZ


(¿Por qué vinculo a Duarte (padre de la patria de la República Dominicana) con García Márquez si no fueron contemporáneos?)




Dibujos de Simón Bolívar realizados por el pintor José María Espinosa en tiempo de recrudecimiento de su enfermedad.


En muchas de las mitologías antiguas, la muerte es un largo viaje en una barca hasta el mundo de los muertos. La griega y egipcia son adecuados ejemplos.

El General en su Laberinto es la novela histórica que escribió Gabriel García Márquez para narrar los últimos meses de vida de Simón Bolívar desde que salió de Santa Fe, Bogotá, hasta Santa Marta,  Barranquilla, por el río Magdalena.

Esa travesía la hace cuando ya era casi un cadáver, físicamente, y asimismo,  un cadáver y una bancarrota políticos; cuando era acechado para asesinarle, cuando era rechazado y vociferado por donde cruzaba (le tiraban "bosta de vaca"). En fin, cuando acabaron su gloria y grandes hazañas.

Semejante a la mitología, García Márquez sitúa a Bolívar como si discurriera en la barca de Caronte hacia el reino de Hades. Está vivo, pero es igual, es como si fuera muerto porque su viaje ineludiblemente le lleva a su destino final y a morir. 

Y es que desde el principio de esta historia novelada, la muerte está presente con esa peculiar y hábil forma de empezar sus novelas y sorprendernos que tiene García Márquez: "José Palacio lo encontró flotando en las aguas de la bañera, desnudo y con los ojos abiertos, y creyó que se había ahogado. Sabía que ése era uno de sus muchos  modos de meditar, pero el estado de éxtasis en que yacía a la deriva parecía de alguien que ya no era de este mundo". (Obra citada. RBA Editores S.A Editores,1993, pag.9).

Al final de la lectura de El general en su laberinto nos queda la certeza indudable de que hemos sido testigo de la vida de un ser humano con sus manchas, manías y aspectos más oscuros, sin hacer una valoración moral. La historia no tiene que ver con moralidad, sino con el yo y sus circunstancias, recordando a José Ortega y Gasset, y los intereses de los sujetos.


¿Y qué hechos y circunstancias marcaron la práctica de este hombre fundamental en la historia de Latinoamérica? Un Bolívar con una mujer en todos los sitios por donde pasaba y convencido de que nunca haría una relación formal, de la que huía.  Un Bolívar que no quería saber de los médicos ni los curas y se burlaba de ciertas creencias supersticiosas. Un Bolívar "desengañado del poder y de guerras inútiles". Un Bolívar esclavista (porque en Venezuela no se abolió la esclavitud hasta 1830, a pesar de que hubo independencia muy temprana). Un Bolívar a quien le tiran excrementos, "bosta de vaca", narra Márquez. Un Bolívar que fusila a varios de sus mejores generales; que se hace dictador en Perú. Un Bolívar capaz de poseer una jovencita esclava virgen, y luego pagar 100 pesos a su dueño para que la deje libre, o ser protagonista de la siguiente escena después de dormir con otra joven: "-Te vas virgen, le dijo. Ella le contestó con una risa festiva: -Nadie es virgen después de una noche con Su Excelencia".(Ob. Cit. pag. 186)  Capaz de decir: "¡Qué cara nos ha costado esta mierda de independencia!" (ibid. pag 174)En fin, un Bolívar del que su mayordomo fiel es testigo de un detalle muy íntimo,  de las ventosidades putrefactas y fétidas que soltaba (vaya, hablamos de los pedos). Como ven, un Bolívar nada inmaculado.


Haciendo un ejercicio subjetivo, digo que a Hugo Chávez seguramente no le habrá hecho mucha gracia esta novela, porque es de los gobernantes que le gusta mitificar y manipular los personajes históricos, y prohijar el culto a la personalidad como ha hecho con Bolívar y con sí mismo.
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Una de las imágenes difundida por los bolivarianos de Venezuela en la Red no da lugar a dudas de la intención de equiparar a Hugo Chávez
con Simón Bolívar, casi una reencarnación que buscaba un excesivo culto a un muerto para fortalecer al vivo. Un capítulo
más de las manipulaciones que realizan las clases gobernantes para valorarse, sacralizarse  y hacerse incuestionables.
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Pero eso es una constante del poder, no importa el color ideológico, político o partidista de quien lo ostenta. Necesitan santificar la patria, sacralizar sus próceres para santificarse ellos  y hacerse incontestables como las verdades religiosas y así manipular a la gente. Y Juan Pablo Duarte ha llegado a ser eso, un ser etéreo, un santo, casi un ángel; sino, una especie de anacoreta. Esa es la imagen que trata de vendernos Joaquín Balaguer en El Cristo de la libertad, acaso la más importante y conocida obra histórica novelada escrita en República Dominicana acerca de Padre de la Patria dominicana, o también Vida de Juan Pablo Duarte de Pedro Troncoso Sánchez, "el novelón histórico" como  tildó a este libro J.I. Jimenes Grullón por los fantasiosos diálogos que a veces pone en boca de Duarte.

Pero lo que hace falta es alguien que  novele a nuestro "padre de la patria dominicana" con cierta normalidad como lo ha hecho Gabriel García Márquez con el Libertador Simón Bolívar. Y fíjense que Duarte tiene episodios de su vida dudosos y muy adecuado para ficcionalizar, novelar, planteando certezas, supuestos o hipótesis: estoy pensando en su desaparición por casi 20 años de la actividad política y su confinamiento en las selvas del Orinoco (de los que ya desglose en otro trabajo en mi blog: "¿Qué pasó con Duarte en Venezuela?") ; de sus vacilaciones en una lucha de clases inevitable; de un posible diario perdido que escribía y que, al parecer, utilizó Rosa Duarte en sus "Apuntes..." 

Estoy pensando en normalizar la vida, obra y actuaciones de este importante personaje dominicano, el más venerado en todos los tiempos. Normalizarlo quiere decir situarlo con sus debilidades y fallas, no negar que las tuvo, y situarlo perfectamente desde el ángulo ideológico y social en el que estaba. Cosa que, hay que decirlo, ni la izquierda ni los pensadores  marxista dominicanos han querido hacer (salvo contadas excepciones), manteniendo unos criterios semejantes a los que le sacralizan.


Habría que empezar diciendo que su situación en un sector de clase facilitó su capacitación en el extranjero, lo cual le impregnó  e inspiró de muchas ideas que se cocían en Europa y Estados Unidos. Fue un idealista. Fue el Padre de la patria aunque no su libertador. Aquí debo apoyarme en una taxonomía que hizo Tirso M. Ricart acerca de padres, apóstoles y libertadores. Por ejemplo el cura Miguel Hidalgo fue Padre de la patria, mientras que Iturbide fue el Libertador; en Venezuela, Miranda el padre de la patria y Bolívar el Libertador; en Cuba fueron respectivamente Céspedes y el dominicano Máximo Gómez (a José Martí se le considera el Apóstol de la patria). 


(Y uso el término "apóstol" aunque el mismo  me causa cierto rechazo porque remite a una terminología religiosa y a la sacralización, que es lo que queremos demoler con este trabajo, pero es aceptado en el diccionario de la RAE como propagador de cualquier tipo de doctrina, religiosa o no).





Juan Pablo Duarte y Diez, Padre de la Patria  de la
República Dominicana
Y en la República Dominicana  Juan Pablo Duarte se sitúa como padre de la patria y, pésenos o no, Pedro Santana se acerca a esa definición de Libertador:  consolidó la existencia de una nación independiente de Haití, claro que primero a fuerza de su poder económico, después con su control de los efectivos y estrategias militares,  aunque se pasó la vida negociando la anexión a potencias europeas, hasta que lo logró en 1861 con España.

 En este proceso desde 1844, Duarte ha de quedarse como un idealista que rechazaba la lucha de clase, mientras Santana tiraba pa' lante sin miramientos. Cuando Mella, Sánchez y otros trinitarios querían tensar los desafíos, pasaban a la acción política clasista y proclamaban a Duarte Presidente desde el Cibao, pero éste, en carta del mes de julio de 1844, prácticamente pide que se le exonere de esa responsabilidad; rechaza por excesivo prurito, por el supuesto de evitar un baño de sangre y una confrontación civil. Pero...¿Qué vino después?




Vino... que sin embargo a Santana y sus conmilitones no les importaba esa confrontación y se alzaron con todo. Pero esta tibieza no sólo  se evidencia en esa época sino también cuando Duarte es deportado, ya que prácticamente no hizo nada por evitar su apresamiento ordenado por Santana. Y esto lo digo porque mientras se conocía que en la capital de la República  los pronunciamientos, manifestaciones y preparación de las tropas santanistas  bullían  contra los trinitarios,  Duarte, desconociendo que el asunto era un problema de lucha de clase,  todavía ingenuamente creía que el diálogo podía regular el impasse que se vivía, por lo que, relajada la vigilancia, es apresado en Puerto Plata y llevado Santo Domingo; asimismo sucedió con un grupo de trinitarios  expulsados del país que  pasan a luchar en la clandestinidad,  refugiándose en Haití e islas antillanas adyacentes: Duarte, como ya sabemos, después de su deportación se pierde casi 20 años en Venezuela.


Foto de Francisco del luchador afro-dominicano
Francisco del R. Sánchez, de extracción humilde.
 Sánchez tiene  una personalidad de un arrojo sin igual, es un duartista militante como ninguno,  adora a su líder y está dispuesto a hacer lo que sea por él, por lo que es con quien "quería morir a su lado"( escribe Rosa Duarte en sus apuntes); es quien escribe manifiestos; quien se puso a la cabeza el 28 de febrero; quien recibió al patricio con gran  pasión a su retorno en 1844; quien nunca paró de luchar, hasta que enfrentándose contra la anexión a España Santana lo asesinó. Por esto es penoso como la desaparición e inoperancia de Duarte y otras circunstancias generen un vacío de liderazgo y determine que Sánchez ese  liderazgo lo traspase a otros caudillos como Báez y Santana. Cosa lamentable de los tiempos, circunstancias y la clase social  y en lo que no podemos extendernos ahora.


 (No es raro que un gran intelectual y educador dominicano, Américo Lugo, planteara en su día que Francisco del Rosario Sánchez era el verdadero padre de la patria, pero esto es tema para otra investigación. J.I. Jimenes Grullón, asimismo, ha planteado otras cosas en un trabajo que ha titulado "El mito de los padres de la patria").

Juan Pablo Duarte y Diez es oficialmente el padre de la Patria indiscutible porque estableció los fundamentos teóricos de esa patria liberal a la que aspiraba, pero su idealismo extremo que le hacía rehuir de la confrontación, no lo hacía competente para estar en la primera línea de una República Dominicana ingobernable, dominada por el caos permanente y las luchas grupales a las que, visto objetivamente, Duarte no estaba dispuesto a participar. 

Desde su visión, el diplomático norteamericano Sumner Welles en su conocida obra "La Viña de Naboth" acierta al decir que Duarte por "su carencia de ambición personal y su firme creencia en el valor intrínseco de sus compatriotas, le incapacitaba, tal vez, para ser el gobernante que aquellos tiempos exigían", "es posible asumir que le faltaba el don de dirección práctica requeridos en los largos años que habían de transcurrir antes de que un régimen de verdadera constitucionalidad llegara a ser un hecho realizado" (Sociedad Dominicana de Bibliófilos. 2006, pag. 77). Y hasta un apologista tradicionalista de Duarte como Pedro Troncoso Sánchez es capaz de admitirlo al decir que "para la pugna por el poder político no estaba hecho".


(Para no extenderme, recomiendo leer a Juan Isidro Jimenes Grullón (médico, ensayista, pensador dominicano) que en su obra La IDEOLOGÍA REVOLUCIONARIA DE JUAN PABLO DUARTE, nos aclara las características de la educación recibida por Duarte con muchos componentes religiosos-místicos, lo que aclararía un poco la forma de proceder de éste ante acontecimientos fuertes y ricos en confrontación directa; entre otras muchas cosas dice que "Duarte vivió y murió dominado por el espiritualismo").

De ahí que hay que ver a Duarte de otra manera. De ahí que buscamos a alguien que  haga la gran novela histórica de este personaje. Pero, claro, esto no es un imperativo, no es una obligación; en cambio, sí lo es pedir que los historiadores cumplan su papel; es decir narrar el pasado siendo fieles a las actitudes y formas de pensar de los protagonistas ilustres en un contexto determinado; que las investigaciones y los frutos de ellas no los reviertan y reinventen con falsedades u ocultamientos movidos por sentimentalismos o, lo peor, para prestarles un servicio al poder, porque no se hace historia para auto-complacernos en la imagen idealizada que tenemos de un personaje. Que mostrarlos como son y fueron no le resta valor a sus grandes gestas. Gabriel García Márquez así lo evidencia en El general en su laberinto.

 
Lo contrario sería traición del historiador a su disciplina.



lunes, 10 de agosto de 2015

LA BACHATA: GÉNERO MUSICAL DOMINICANO.


 
Considerado el "padre de la bachata", y poseedor de una cualificada voz de barítono, y Mélida Rodríguez, la primera mujer en la bachata.


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Aclimatada y evolucionada en la República Dominicana partiendo del bolero, la bachata es una modalidad musical que estuvo marginada por una gran parte de la sociedad dominicana y, a su vez, cultivada y consumida por sectores marginados del campo y la ciudad. Ahora es del gusto de diferentes sectores generacionales y clases sociales. El músico Juan Luis Guerra la ha internacionalizado.


La marginación

Igual a lo ocurrido con otros ritmos americanos, la bachata era despreciada por un gran segmento de la sociedad dominicana al considerarla una música del populacho, de gente sórdida e inculta. Asimismo, el merengue dominicano sufrió la estigmatización  de parte de las clases gobernantes de República Dominicana, tildándola de "música de negros" y "baile de movimientos indecentes". Esto, hasta 1930, cuando el dictador Trujillo se lo apropio para utilizarlo sólo para ensalzar su figura. Además el tango en Argentina, y el jazz, el soul, el blues...en Norteamérica tuvieron sus momentos de marginación y desprecio; pero hoy se producen en todos los rincones de la tierra, en todos los continentes.



Con su éxito "Pena" la bachata comienza a ser del gusto
de todas las clases sociales dominicanas
.


Hay que decir  que la bachata, en la génesis de su evolución, ciertamente era del gusto de sectores campesinos y clases marginales de la ciudad. Era una especie de bolero más rítmico ejecutado con limitaciones a causa de la insuficiencia de instrumentos (apenas una marimba, un par de maracas y una guitarra). De ahí que, musicalmente, adolecía de una escasa instrumentalización y melodía pobre; que, de letra y temática, constituía un círculo cerrado en base al despecho, el abandono y el engaño amorosos, la ingestión de alcohol (ron), y el desencadenamiento trágico de una relación de pareja; y que sus seguidores eran los asiduos parroquianos del cabaret o barra de la esquina (así llaman en República Dominicana a los prostíbulos barriales), es decir, prostitutas, chulos y propietarios de esos locales.
 
¿Qué sucede hoy? Que cantantes de toda laya (quiero decir: aunque no sea cultivador del género) tienen ansias de grabar, y graban, bachatas; que las emisoras de radio y los sitios de diversión lleguen al hastío en su difusión, lo que hace que a veces parezca como una epidemia. 

Pero ha de saberse que hasta la década de 1980 las emisoras de radio y discotecas dominicanas no reproducían bachatas, confirmando la estereotipación de la que era víctima. Su difusión estaba restringida casi exclusivamente a Radio Guarachita, del empresario radial y discográfico Radhamés Aracena, que sin embargo  obtuvo en esa época grandes beneficios económicos reclutando a jóvenes en los barrios pobres de la capital y pueblos de provincia, a quienes les grababa y "pegaba" en su radiodifusora. Sólo se escuchaban allí donde eran ídolos de todo ese conglomerado social que hemos definido antes. Los 70 y principio de los 80 podría ser llamada la "época de radio Guarachita" en la que se destaca la peculiaridad de Leonardo Paniagua ya que el grueso de sus bachatas son exclusivamente versiones de música pop o baladas trocadas a ritmo de bachata: Nino Bravo, el grupo sueco ABBA, etc.



El nacimiento

Rafael Encarnación, de la generación pionera de
la bachata y  que murió joven en 1964
Del reggae es muy fácil seguir las huellas de su nacimiento y evolución ya que es de formación muy reciente.  Igualmente de la bachata, con apenas 50 años, desde la década de 1960. Pero antes de ese año, la bachata fue muy deudora de los boleros que hacían artistas latinoamericanos como Julio Jaramillo, ecuatoriano, y El Jibarito de Lares (Odilio González), puertorriqueño, que se destacaron en la segunda mitad del año 1950, cohabitando paralelamente en los años 60 y 70 con los dominicanos que iniciaron la bachata. Los dos ejecutaban su música con los tres elementos instrumentales de la posterior bachata: guitarra, maraca y marimba, con dejo de valses sudamericano, bolero (como el de Los Panchos) y son. Por lo que no es extraño que los latinoamericanos en general, especialmente ecuatorianos, bolivianos y colombianos, sean tan aficionados a la bachata y la sientan tan familiar. 

Jaramillo y  de Lares  influenciaron sobre José Manuel Calderón,  a quien consideramos el aclimatador al ambiente dominicano de los estilos de los dos  anteriores. Calderón, empero no sonaba igual al bachatero corriente que le sucedió; no, este poseía una voz muy cualificada, de barítono, excepcional para el género. Al final se le ha investido como el "Padre de la bachata". (Escuchen su voz):



 Por su parte, y escuchando a Rafael Encarnación, de la misma época de Calderón, podemos sacar la conclusión que fue éste quien, con su voz llorona, dio y fijó el prototipo del cantar bachatero, cantar doliente, gimiente, desgarrado; de ahí que esas melodías son sinónimo de "música de amargue".



Edilio Paredes  es esencial en esta música pues, al ser un guitarrista de mucha destreza, dicen que fue quien fijó definitivamente la forma del punteado como se toca la guitarra en la bachata y lo hizo como solista o con su amigo Ramón Cordero.  Y Mélida Rodríguez  cierra este cuadro pues es la participación pionera de la mujer en un mundo musical saturado de machismo.





La mujer en la bachata. El caso Mélida Rodríguez

"Si tomo,
es con mi dinero;
y si es que invito,
pago yo".
Si mi generación y sector de clase rechazó la bachata por lo que significaba, por su relación con el mundo más sórdido de billares, prostitución y cabarets, imagine el lector  lo que esto significaba en una época de muchos prejuicio para una mujer que quisiese dedicarse a cantar bachata. De hecho, la bachata resalta al macho, su libertad para hacer y deshacer, para tener ilimitadas esposas, queridas y novias a la vez; para salir de casa y llegar a la hora que quiera, cosa que, evidentemente, estaba muy vedada para la mujer.
(Escuchar a Mélida):



Pero es de justicia decir que Mélida Rodríguez, aunque enclavada en las mismas temáticas del macho que canta bachata, revierte esto y la mujer es la protagonista, la que tiene también el mismo derecho del hombre a emborracharse, a dejarlo, buscarse otro y/o engañarlo si es necesario; en fin, a  tomar la iniciativa. Ahora digo que si esas canciones de Mélida Rodríguez hubiesen sido hecha 20 años después habrían contribuido a borrar muchos tabúes y haberse erigido en un símbolo efectivo de independencia y libertad de la mujer. Pero posiblemente hubiese tenido alguna embestida de los sectores retrógrados de la oligarquía y las iglesias dominicanas. Seguramente no fue prohibida en la época porque, por una parte, tenía oyentes muy restringidos y de otra,  que esas personas tenían una vida libertina: vamos, "ovejas descarriadas", que dirá la religión. 

Ejemplos de lo que significó Mélida Rodríguez lo vemos en algunos versos de sus bachatas: "soy mala y seguiré siendo mala""No se metan en mi vida, por favor, déjenme beber", "Esta noche me quiero emborrachar/ para ver lo que puedo encontrar", "Yo sólo pienso vivir de barra en barra/ hasta encontrar un amor que me haga fiel", "¿Por qué he de vivir encadenada?/ ¿Por qué no he de decir que no te quiero?".

Justo recién fallecida  Rodríguez, aparece Aridia Ventura con alguna temática similar y cultivando la bachata de siempre. Está la parte femenina del duo Monchy y Alexandra . Y aunque no muy difundida está André Veloz, nacida en Islas Vírgenes y criada en Santo Domingo, luego se estableció en New York donde promovió su peculiar bachata; canta, toca el piano, compone y es actriz. Ella ha dicho en el siglo XXI el manifiesto que ya proclamó Mélida Rodríguez hace seis décadas con la práctica en su arte y quizá en su vida: "Yo quiero traer esa bachata desde el punto de vista de una mujer segura de sí misma, que trabaja y también disfruta del hombre sin volverse loca".


El despegue y la masificación


Hemos mencionado la década de 1980. ¿Qué pasó en ese tiempo, entonces? Pues que un veterano bachatero de los 60, Luis Segura, apodado "El añoñaíto", regrabó y volvió a difundir un viejo tema, "Pena por ti", que fue todo un boom en esos momentos: "Pena, /es lo que siento en mi alma/ porque esa mujer no entiende/ y me hace perder la calma".  Era una situación nunca antes vista: son estos versos octosílabos los que sorprendente y reiteradamente saturaban las ondas de todas las emisoras dominicanas de música popular, "car washs", discotecas, cafeterías o cualquier otro sitios de diversión.


A sectores como el que yo pertenecía, pequeña burguesía y/o clase media,  nunca nos hizo mucha gracia la penetración y manipulación que tenía  esta música en los sectores populares y campesinos, la cual  rechazábamos casi como una convicción política. Pero claro, la obligada presencia en sitios sociales en los que la pegajosa melodía  de "Pena" sonaba hasta el cansancio, caló en nosotros, fue rompiendo nuestra reguardada  fortaleza cultural y elitista,  y cedimos: se rompió el prejuicio. Comenzamos a cantarla con un poco de burla, broma o cachondeo (¡ja, para no ceder tan fácil!), lo que no era más que un resabio hipócrita para no admitir que nuestro gusto musical incorporaba un nuevo elemento, otra variante: inevitable evidencia de que algo estaba cambiando, el comienzo de una ruptura del estigma y la limitación de esta modalidad musical.

A partir de aquí hasta la actualidad surgieron todos los bachateros que hasta hoy son ampliamente conocidos y siguen activos.
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Julio Jaramillo y Odilio González, El Jibarito de Lares,
"culpables" de que la modalidad de bolero cultivada por
éstos se disgregara en una nuevo género cuando artistas
dominicanos comenzaron a cultivarlo, creando la bachata.
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La Neo-Bachata 

Con todos los artistas del despegue, más Luis Segura, Leonardo Paniagua, Aridia Ventura, El Solterito del Sur, Teodoro, Anthony Santos, Raulín Rodríguez, etc., la bachata seguía en manos de sus más genuinos cultivadores, gente surgida de los sectores más profundos del pueblo. Pero diríamos que iba a ocurrir otra etapa en el desarrollo y evolución del género: artistas provenientes de sectores urbanos de la pequeña  burguesía y clase media, que antes habían incursionado en los movimientos de la Nueva Canción dominicana, en el rock y el folklore, con obras de alto contenido literario y de protesta social, comenzaron a revalorizar la bachata y, por consiguiente, a interpretarla y evolucionarla con un nuevo sentido musical y letras renovadas.



Luis Días fue uno de ellos. Con su grupo Madora  dio inicio a este proceso.  Éste también había contribuido a darle una nueva valoración al merengue y a numerosos ritmos del folklor dominicano. ( Sobre él tengo una reseña dentro del trabajo "Larga vida al Rock Dominicano" en otra página del blog). Luis Días escribe "Quiero andar" y "Mi guachimán" cantadas por Sonia Silvestre. El santiaguero Victor Victor lo hace con "Mesita de noche" y el grupo de Juan Luis Guerra y 4:40 lanza su álbum "Bachata rosa", (con marcada influencia del cubano Silvio Rodríguez), culminando un proceso de generalización en la sociedad dominicana  y de internacionalización en América y Europa, extirpando la marginación de muchas décadas.




Este nuevo tipo de bachata cantada por artistas más instruidos habría que llamarla neo-bachata, ya que posee letras más elaboradas poéticamente, recursos musicales más  ricos y variados que los monótonos y repetitivos de la bachata clásica.
Sonia Silvestre, fallecida en 2014, y Luis Días,
intérpretes de lo que yo llamo neo-bachata


Juan Luis Guerra consideró siempre a la bachata como una suerte de bolero y no entendía por qué estaba tan aislada; por qué, igual que el bolero, no era escuchada por todo el mundo. De ahí que se propone incorporarla a sus proyectos musicales contribuyendo a  su actual reconocimiento. Entonces se da un proceso interesante: Luis Días, Sonia Silvestre, Victor Victor y Guerra toman la base rítmica y melódica de la bachata para enriquecerla y renovarla; más tarde, auténticos bachateros graban temas de Juan Luis. Ya en la nueva generación, como en Raulín o Zacarías Ferreiras se constata el enriquecimiento melódicos porque se fusiona o se le da un matiz de música ligera o balada.


La Bachata Hip-hop de los Jóvenes


Una tendencia se va a crear a finales de 1999 y la década de 2000 hasta la actualidad, con jóvenes domínico-americanos del Bronx neuyorquino o nacidos en Santo Domingo,  pero que de común tienen la influencia de la música pop norteamericana, el hip-hop y el RyB, y toda una simbología en el vestir y en los gestos de la subcultura del rap de la juventud norteamericana.  Son los hermanos Santos, el duo Monchy y Alexandra y más tarde Prince Royce entre otros. Los primeros, grupo Aventura (antes Los Tineller) y Romeo Santos como líder, generalmente inician sus temas con aires tecnos o ritmos como el tango o el flamenco. Prince Royce ha iniciado alguna bachata con "reggae". Están haciendo una fusión que a veces tiende a desvirtuar tanto la propia bachata, que en algunos temas  de Romeo Santos ésta se hace irreconocible;  yo la llamo "bachata light", porque en vez de ser gimiente es melosa. Lo mismo pasa (pasó) con Monchy y Alexandra, incluso con un acento en la forma de cantar muy anglosajón, por lo que sus "bachatas" no son más que música pop, balada al ritmo bachata. 


La situación actual

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Romeo Santos es una muestra (su vestimenta, tan
variada y moderna)  de hasta donde ha calado la bachata
en diferentes sectores de clase y generacionales.
Al final se dan situaciones interesantes que activan una dinámica entre el bachatero tradicional, los de la neo-bachata, y otras modalidades. Y aunque se sigue haciendo la bachata de siempre con su instrumentación y melodías pobres y letra de siempre, algunos figuras de la bachata cantan con grupos musicales que van pareciendo una pequeña orquesta, se introducen teclados y guitarra eléctrica; algunos, como Frank Reyes, consiguen temas de mucha melodía, con interesante y sorprendente escalas tonales. 
(Como constatarán escuchando el ejemplo que enlazo, que tiene hasta cinco temas melódicos sin contar la introducción e intermedios instrumentales: sin duda una de las mejores bachatas que he escuchado):



La bachata que yo llamo clásica  siempre será fruto de las necesidades de unos sectores del pueblo dominicano que vive profundamente esa música porque deviene del gusto de su educación musical y nivel cultural. Lo importante, al fin y al cabo, es contar con muchas y nuevas opciones, con artistas que evolucionen y, por tanto, cambien positivamente el género.


(Este trabajo va como un flashback exponiendo la trayectoria de la bachata mediante una reflexión no tan cronológica, por lo que me he ocupado de confeccionar un diagrama a manera de autopista principal, desde donde las variantes de la bachata clásica son carreteras secundarias, y se ve todo más claro.  Esta es ...
LA RUTA DE LA BACHATA):




(POSDATA CON UN POCO DE HUMOR: Al final admito que aún no soy sistemático oyente de la bachata. Escucho algunas que llaman mi atención. Pero un trabajo de investigación es un trabajo de investigación, y debo hacer su relato sin prejuicios, registrando lo que hay. Por demás, y después de este bosquejo que has leído, espero estar un poco más empapado y al día de los intérpretes bachateros; así, cuando esté en un bar o discoteca y me llame la atención alguna buena bachata, ya no siga preguntando a mi amigo de Vicente Noble: "¡Charli!...¿Y quién es el que canta ésa!").  

sábado, 20 de junio de 2015

SANTA TERESA DE JESÚS. ESCRITO INVITADO: "SANTA ANTES QUE DON NADIE"



-ESCRITOS INVITADOS: con esta etiqueta incluyo textos de otros cuyas ideas, o simplemente su forma, comparto o creo interesantes, y aunque en algunos casos no esté totalmente de acuerdo en todo su contenido, sí considero
 procedente y adecuado incluirlos en mi blog.-

«Vía un ángel cabe mí hacia el lado izquierdo en forma corporal, lo que no suelo ver sino por maravilla. [...] No era grande, sino pequeño, hermoso mucho, el rostro tan ecendido que parecía de los ángeles muy subidos, que parecen todos se abrasan. Deben ser los que llaman Querubines [...]. Viale en las manos un dardo de oro largo, y al fin de el hierro me parecía tener un poco de fuego. Este me parecía meter por el corazón algunas veces, y que me llegaba a las entrañas. Al sacarle, me parecía las llevaba consigo y me dejaba toda abrasada en amor grande de Dios. No es dolor corporal sino espiritual, aunque no deja de participar el cuerpo algo, y aun harto.» (Fragmento del Libro de la Vida de Teresa de Ávila, capitulo 29, subrayado mío).




(La BBC de Londres a partir de 2006 emitió la serie documental The Power of Art (El poder del arte) en la que nos muestra como nunca se había hecho los detalles secretos y no, de  varias obras del arte mundial y de sus autores, incluso con adecuadas dramatizaciones.

Un capítulo trata de la obra del escultor Bernini, El éxtasis de Santa Teresa (Teresa de Ávila), una religiosa con fuertes orígenes judíos.

De más estaría decir lo que esta condición significaba dentro del imperio catolicista. O te convertías convencido al cristianismo, o te hechaban de España, o simulabas ser converso para salvar tus bienes y, de ellos, el más preciado, la vida, que podías perder en las torturas   y hogueras de la Inquisición. Luego implicaba represión sexual inconmensurable. Por eso el escrito invitado de Manuel Vilas lo titula con certeza "Santa antes que don nadie", es decir, destacarse por otros medios para eludir la discriminación étnica y religiosa. Puro camuflaje al que fueron impelido a ejercer miles de personas de su condición.


Una judía en un convento. Una judía alucinada. Una judía que veía a Cristo. Una judía que llegaba a unos éxtasis que parecía una fusión de amor místico, espiritual y amor carnal con su amado dios-hombre. Eso es lo que expone Bernini en su escultura basada en texto de la escritora, y de la que la BBC desentraña detalle a detalle el gran contenido sexual: el gesto de la boca, inclinación de la cabeza hacia atrás, párpados pesados que dejan ver unos ojos entrecerrados y el entrecejo propios de un orgasmo, mientras un querubín , con una sonrisa de socarronería, va descubriendo el ropaje del pecho y con una flecha apunta a su sexo.

(Y...digo yo...¿Hasta dónde podemos definir los límites de lo que sentía o hacía Teresa de Ávila en su celda conventual si somos consciente de la represión sexual de la época? Simon Schama narra en este capítulo que, un siglo después de creada esta obra, un turista francés que hacia el tour por Roma, al verla dijo: "Bueno, si esto es amor divino, yo sé todo sobre él"

Y eso. El escritor Manuel Vilas es el invitado esta vez a mi blog. Es un poeta, novelista y ensayista de Aragón, nacido en 1962. Colobora habitualmente con periódicos como  ABC, El Mundo, El País...y en revistas y suplementos culturales.


Sin querer hacer una biografía de Teresa de Ávila, evidentemente,  porque es un texto muy corto el que inserto, empero Manuel Vilas nos pinta en él fielmente las características  de esta religiosa poetisa, y la esencia de su yo. Y lo hace usando cierto lenguaje exagerado, hiperbólico: paradógica y precisamente el más adecuado para  ofrecernos la dimension real de Teresa, Teresa de Ávila, Santa Teresa de Jesús o Teresa Quezada y Ahumada. El escrito fue publicado en Babelia(Suplemento Cultural de El País), el sábado 25 de mayo de 2015.

He aquí el Escrito invitado:



Santa antes que don nadieTeresa de Ávila confundió vida y literatura antes que nadie. Hoy debería ser un icono pop


Estaba podrida de sí misma. Una vanidad más grande que cualquier otra vanidad que se hubiera levantado sobre la tierra. Eso es lo que a mí más me gusta de la obra literaria de Teresa de Ávila, la mujer que creyó sus ficciones antes de que llegara Don Quijote. Convertirse en santo en el siglo XVI era la única forma de no acabar en un don nadie.


 Leo a Teresa de Ávila como si fuese la Marlene Dietrich del siglo XVI. Ella era Dios, de eso se trataba, de reinar sobre vivos y muertos. Imagínate un mundo donde la gente viajaba en burro. Donde en vez de dictar conferencias y conceder entrevistas, lo que los escritores tenían que hacer para ser famosos era fundar conventos y hablar con Jesucristo, la gran estrella del momento. El sentido de la escritura de Teresa de Ávila es la construcción de ella misma. Es una santa cervantina. Contrajo matrimonio con Dios y se lo creyó. El Dios que pinta en sus libros no tiene mucha consistencia literaria, porque la protagonista es ella y no su marido, por primera vez en la historia. Y ella fundó conventos. Fundar conventos, pura euforia. Dictar normas, puro delirio. Gran felicidad de pasarte las horas hablando con el Altísimo. Una exaltación permanente. Y Dios era gratis. Dios era para todos. Dios era barato. Eso fue el siglo XVI para la gente con talento, para la gente emprendedora, para los artistas podridos de sí mismos que querían triunfar. Y ella triunfó.

El franquismo ridiculizó la figura de Teresa de Ávila. El bukowskianoLibro de la vida es autoficción. Cuántas veces dice Teresa que su vida ha sido ruin. Se lacera, porque es una exhibicionista, y a mí me encanta. Sus libros son terroríficos, llenos de fantasmas que se le aparecen a la santa. Ella ve al diablo como si fuese la niña del exorcista. Cree en el diablo, y éste la persigue, le palpa el corazón. La vida conventual es intensa, venga confesiones, y oración y arrobamientos y visiones y moradas. Y llama a Dios su majestad. Nunca se aburre. Una gran lucha contra el aburrimiento es su misticismo. También es el triunfo sobre la vulgaridad religiosa y literaria del momento. Ella escribió literatura fantástica y las excelentes Moradas del castillo interior prefiguran a Kafka. Veía su alma, y se lo creía. Confundió la literatura con la vida antes que nadie.



Teresa de Ávila vivió a tope, porque de eso se trataba, todo el santo día estaba colgada del Señor, todo el santo día bañada en misericordia, y venga martirio y dolor y humildad e ignorancia. Nadie de su tiempo le sacó tanto jugo a la vida. Los escritores ahora solo hablan con sus agentes literarios o con sus editores. Ella hablaba con Dios. Sus conversaciones con Dios son tan infantiles que resultan cómicas. Fue una escritora radical, una mujer que fue feliz viviendo salvajemente. Ella es mejor que Dios.

El misticismo de su obra es el mismo de Rimbaud o de Kafka. Los tres se precipitaron en el agujero negro de sí mismos, porque solo se vive una vez. No estaría nada mal que alguien convirtiera a Teresa de Ávila en un icono pop. Si España no se reinventa sus mitos literarios, adiós a la esperanza. Ninguna literatura occidental tiene una loca como esta. Es, simplemente, una escritora genial.

Libro de la vida. Santa Teresa de Jesús. Lumen / Penguin Clásicos. Obra completa. Santa Teresa de Jesús. Biblioteca

jueves, 18 de junio de 2015

DE CÓMO CERVANTES Y MATEO ALEMÁN VENGARON EL PLAGIO DE SUS OBRAS


(El Quijote y Guzmán de Alfarache constituyen un compendio de mucha sabiduría y enseñanzas que se puede extrapolar a la sociedad actual. Es lo que he querido demostrar y emprender con mis trabajos "República Dominicana y el gobierno de la República Barataria de Sancho Panza" y "El fragmento perdido de..." en otras páginas de este blog. Hacer esto con fragmentos escogidos que son interesantes, con cierto atractivo popular y análogos para la época actual es, asimismo, una manera de llevar a los lectores a hurgar estas obras y descubrir la riqueza de las mismas.

El periodista y novelista español Arturo Pérez Reverte ha valorado la importancia, por ejemplo, de la novela de Cervantes, opinión a la que me adhiero totalmente extendiéndola a la novela de Mateo Alemán :
 "Porque el Quijote no es solamente un libro bellamente escrito y un clásico de nuestra lengua, sino una escuela de filosofía, de ética, de lealtad, de honradez, de imaginación. El Quijote es un ejemplo. Y como elemento de trabajo, es una fuente riquísima para un profesor para discutir con los alumnos incluso de aspectos morales de la sociedad moderna")





Apropiarse de las ideas y obras intelectuales de otros  se ha hecho desde el principio de las sociedades, igual que se continúa practicando en nuestra contemporaneidad.  Miguel de Cervantes y Saavedra y  Mateo Alemán y de Enero fueron afectados por la imitación de sus obras principales. Dos listillos quisieron sacar provecho del fruto ajeno aprovechando, como diríamos hoy, "la pegada", la popularidad y prestigio de las primeras partes de sendas obras de Cervantes y Mateo Alemán: El Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha y Guzmán de Alfarache.

Como conocen ustedes, se lanzó el "Segundo Tomo del Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha" de un tal Alonso Fernández de Avellaneda  que ha sido llamado El Quijote apócrifo. En el prólogo del mismo, además de caer en el terreno personal burlándose, entre otros, de los defectos físicos de Cervantes ("es ya de viejo como el castillo de San Cervantes", "todos le enfadan, y por ello está falto de amigos", etc.),  de paso tuvo a osadía de ufanarse del dinero que obtuvo de su imitación y dirigiéndose a Cervantes dice: "pero quéjese de mi trabajo por la ganancia que le quito de su segunda parte".

 También se lanzó la "Segunda Parte de la vida del pícaro Guzmán de Alfarache" firmada  por un tal Mateo Luján de Saavedra que, como observarán, quería confundir o satirizar con el nombre y con un primer apellido que rima con el del verdadero autor.

El ingenioso caballero Don Quijote y La vida de Guzmán de Alfarache constituyen dos libros con muchas enseñanzas y sabiduría  transmitidas respectivamente de dos maneras: una,  desde las acciones ejemplares de un hombre idealista y justiciero; y otra: desde la vida desarraigada de un ladrón, pícaro e infractor permanente de las reglas de la sociedad.

Igualmente toda esa sabiduría a la que aludo la han tenido obras como El Buscón de Quevedo, La Celestina, Lazarillo de Tormes, la Lozana Andaluza, La Pícara Justina... tratando temas tabú de la sociedad española, aunque encubriéndolos como enseñanza moral que se pretende asimilen los lectores. Pero a mi parecer El Quijote y Guzmán de Alfarache la concentran y agotan más, ya que son un gran compendio. Por esto, después de haber sobrepasado la lectura completa de  esas obras, siempre son, para el autor de este blog, una fuente permanente de consulta y lectura de determinados pasajes o capítulos aislados.

(En esa época, casi todas las obras españolas de un alto contenido y denuncia social, con un fondo subyacente de solidaridad con los oprimidos, fueron escritas por judíos -conversos o encubiertos, se sobreentiende-, igual que los dos autores que ocupan la atención de este trabajo. Los escritores con origen judío son los que han denunciado y expuestos de mejor manera las miserias morales de su sociedad, asunto que trataríamos en otra ocasión).

Bien, pues a lo que vamos.

Los dos maestros de la escritura cuando ven sus obras usurpadas  activan una vendetta , van a por la venganza. Pero no lo hacen con la agresión física ni el insulto vis a vis, sino utilizando la destreza de su escritura en un juego entre la ficción y la realidad; lo hacen en sus propios libros: las segundas partes auténticas.


Veamos  la vindicación de Cervantes para  con su Don Quijote.


Este es el episodio de la venganza: Don Quijote y Sancho  alojados y descansando en una venta, y en una estancia que le divide de otra a penas un fino tabique, escuchan asombrados como dos viajeros comentan y leen la segunda parte de sus aventuras. ¡Qué maravilla, qué originalidad: leemos que Sancho  y Don Quijote están siendo leídos en un libro!

Y a partir de aquí se irá desmontando la falsa obra en un diálogo con Don Juan y Don Jerónimo, que así se llaman los vecinos:


"- Por vida de vuesa merced, señor Jerónimo, que en tanto que trae la cena (se refiere al ventero) leamos otro capítulo de la segunda parte de Don Quijote de la Mancha.

-¿Para que quiere vuesa merced, señor Don Juan, que leamos estos disparates? El que hubiere leído la primera parte de Don Quijote de la Mancha no es posible que pueda tener gusto en leer esta segunda.

-Con todo eso -dijo el don Juan-, será bien leerla, pues no hay libro tan malo, que no tenga alguna cosa buena".

Escuchaban Sancho y don Quijote estas cosas, y otras como por ejemplo que este último ya se había "desenamorado de Dulcinea del Toboso" a lo que él responde muy enojado que "yo le haré entender con armas iguales que va muy lejos de la verdad"   pues ella "no puede ser olvidada ni en don Quijote puede caber olvido".

Oyeron que a la mujer de Sancho Panza le cambian el nombre y éste, muy saleroso como siempre, pide a su caballero "Torne a tomar  el libro, señor, mire a ver si ando por ahí y si me han mudado el nombre". Pero no, no le han cambiado de nombre pero lo han pintado "comedor, y simple, y no nada gracioso" a lo que responde Sancho:


"-Dios se lo perdone. (mejor) Dejárame en mi rincón, sin acordarse de mí (...) y bien se está San Pedro en Roma". "Yo querría que ya que me llama comilón(...) no me llamase también borracho".

El alter ego de Cervantes habla en boca de Don Quijote soltando una serie de críticas:

"Quien en esta parte tan principal yerra, bien se podría temer que yerra en todas las demás de la historia": "En lo poco que he visto he hallado tres cosas en este autor dignas de aprehensión"  "Retráteme el que quisiere, pero no me maltrate; que muchas veces suele caerse la paciencia cuando la cargan de injurias".

En el momento que suceden estos hechos, Don Quijote y Sancho van camino de Zaragoza, a unas justas o torneos  y al escuchar que el libro del "Quijote apócrifo" califica su participación  allí muy anémica, sin lucidez, "falto de invención", "pobre de letras" y mal  vestidos, determina que para desmentirlo se desviará a Barcelona:

"Por el mismo caso no pondré los pies en Zaragoza, y así sacaré a la plaza del mundo la mentira dese historiador moderno, y echarán de ver las gentes como yo no soy  el don Quijote que él dice".

Y claro, tendrá mucho cuidado "informándose primero cuál era el más derecho camino para ir a Barcelona sin tocar en Zaragoza".

Los huéspedes quieren leerle y comentar más, pero agotada su paciencia a causa de lo que se dice en el mismo, y en un arranque de gran orgullo y desprecio arremete contra el libro  porque le basta lo que ha oído, por lo que...

"Lo daba por leído y lo confirmaba por todo necio, y que no quería, si acaso llegase a noticias de su autor que le había tenido en sus manos, se alegrase con pensar que le había leído"  porque "de las cosas obscenas y torpes, los pensamientos se han de apartar, cuanto más los ojos".

Y así fue como Cervantes, introduciendo el El Quijote apócrifo y comentándolo en su propia obra,  ajustó cuenta con  Avellaneda. Y hay que decir, como el trillado refrán, que "no hay mal que por bien no venga". Siempre he considerado que el hecho de que un tal Avellaneda se apropiara del personaje cervantino contribuyó a reforzar aún más el ingenio y la originalidad que ya tenía impregnada la primera parte de Don Quijote de la Mancha. Y  lo logra introduciendo un texto en otro. Incluso el tratamiento moderno de categorías comoautor, escritor, personaje, ficción-realidad, metalenguaje, metaliteratura, etc; cosas que teóricos de la literatura  del siglo XX han "descubierto" y tenido como nuevas  (y  practicadas por escritores en sus obras)  ya se verificaban en Cervantes y su Quijote en ese juego gozoso entre la realidad y la ficción con el que arremete mordaz y crítico contra el autor que imitó su obra.

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(Y esta es la magia, la maravilla del relato de Cervantes, lo moderno del mismo. En mi adolescencia cuando por fin emprendí con interés la lectura de esta obra en una edición escolar(reducida) que mi hermana mayor poseía, recuerdo que por estar tan absorto en la lectura de las aventuras de los personajes me pillo de sorpresa que de repente aparece alguien mencionando los personajes y el libro que leo, en ese mismo libro. Yo, estaba desconcertado;  no sabía qué era, si una ficción, la verdad, o la ficción de la ficción como un espejo frente a un espejo, y porque, repito, estaba tan absorto viviendo la aventura me convencí que eran reales, me lo hizo creer Cervantes, porque hay un contraste de otros personajes que se narran como que no son reales, ¿Qué mas se quiere de esa mentira que es la literatura,  sino que lo que cuenta nos lo haga vivir como ciertos?).
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Y ahora la vindicación de Mateo Alemán para con su Guzmán de Alfarache:

Aunque también en la ficción  fue más lejos y cruel. Literariamente, mata en su libro.

Igual que Cervantes, en el prólogo a  la segunda parte Mateo Alemán se muestra comprensivo incluso elogia la usurpación que le hicieron diciendo que tiene mucha erudición, conocimiento en letras y humanidades y asuntos divinos y  "ser sus discursos de calidad que le quedo invidioso y holgara fueran míos". Más bien se auto-inculpa

"Pues, por haber sido pródigo comunicando mis papeles y pensamientos, me lo cogieron al vuelo".

La venganza de Mateo Alemán es tan simple como relato a continuación:

En una ocasión, en Italia, Guzman de Alfarache está alto hostigado  a causa de que sus fechorías le han colocado en una encrucijada: ha colmado el vaso de todos.  Casi  se llega a la violencia, pero un pícaro como él, de su edad, le hecha una mano, le defiende, lo escolta mientras le lleva  a su posada. Es un momento en que "guzmanillo" se encontraba indefenso por lo que había bajado la guardia. No es por otra cosa que se expresa en esta consonancia: "Estaba  yo descuidado, había recebido buenas obras, oído buenas palabras, vía en buen hábito a un hombre que trataba de aconsejarme y favorecerme. Puso su persona en peligro, para guardar la mía. Visitóme, al parecer, desinteresadamente, sin querer admitir un jarro de agua".

Todo lo hizo  para ganarse la confianza, conocer y observar la estancia donde se aloja y robarle a Guzmán todos los bienes que ha acumulado en sus fechorías. Y así sucede.

Más tarde, en la ciudad de Siena  se lo encuentra en el camino a  Florencia. Pide perdón  y narra el de Alfarache  que "No me bastó el animo (...) a dejar de compadecerme dél(sic) y saludarlo, poniendo los ojos, no en el mal que me hizo, sino en el daño del que alguna vez me libró.

Supuestamente arrepentido, este pícaro se pone a sus servicios y comparten muchas fechorías  a partir de ese momento. Y le cuenta su vida: que, como siendo valenciano y sus padres honrados, él y su hermano tomaron flaqueza y gusto a la vida fácil  "ya fuese porque de niños quedamos consentidos, ya porque dejándonos llevar de los impulsos de nuestro apetito sin hacerle la debida resistencia, consentimos en esta tentación"; prosigue contándole como se cambiaron los nombres para no quedar infamada la familia por si todo salía contrario a lo que habían pensado. Aquí es sintomático como Mateo Alemán va penetrando en el terreno de aplicar su vendetta: el hermano mayor de Saavedra se llamaba Juan Martí e "Hizo de Juan, Luján, y del Martí, Mateo; y volviéndola por pasiva, llamóse Mateo Luján" y ¡Eureka!, aparece el nombre del falsificador-autor de la "Segunda Parte de la vida del pícaro Guzmán de Alfarache". El otro hermano, quien engaño a Guzmán tomo un apellido sevillano de "caballeros principales" de esa ciudad y se puso Saavedra y ¡Eureka, otra vez! Ya tenemos el nombre completo: Mateo Luján de Saavedra, con el que se firma la segunda parte falsa. Es evidente hacia donde se encamina Mateo Alemán.

 Navegando Guzmán de Alfarache para España con Saavedra, este último" se mareó de tal manera, que le dio una gran calentura y le saltó la modorra (sopor, somnolencia). Era lástima verle las cosas que hacía y disparates que hablaba y tanto que a veces en medio de la borrasca y en el mayor aflicto (aflicción), (...) también las daba él (las voces) diciendo:

  "¡Yo soy la sombra de Guzmán de Alfarache! ¡Su sombra soy, que va por el mundo!" Con que me hacía reír y le temí muchas veces. Más, aunque algo decía, ya lo vían (veían) estar loco y lo dejaban para tal (como tal).

Luego continúa así Mateo Alemán narrando en boca del personaje narrador, y es muy notoria la crueldad con que expone el fin de Saavedra, sobre todo el último párrafo aquí citado:

"Últimamente, como de la tormenta pasada quedamos tan cansados, la noche siguiente nos acostamos temprano(...). Todos estábamos tales y con tanto descuido, la galera por la popa tan destrozada, QUE LEVANTÁNDOSE SAYAVEDRA con aquella locura, SE ARROJÓ A LA MAR POR LA TIMONERA,(...) le quisimos remediar, más no fue posible y ASÍ SE QUEDÓ EL POBRE SEPULTADO, no con pequeña lástima de todos, que harto hacían en consolarme, Sinifiqué sentirlo; MAS SABE DIOS LA VERDAD".

"Otro día, cuando amaneció, levantéme luego por la mañana y todo él (el día) casi se me pasó recibiendo pésames, cual si fuera mi hermano, pariente o deudo que me hiciera mucha falta, o como si cuando a la mar se arrojó se hubiese llevado consigo los baúles".


Así fue como  también Mateo Alemán, introduciendo un rejuego de nombres, aplica su ajuste de cuenta en la ficción con el falsificador de su obra.