Desde hace ya muchos años el Estado dominicano está promoviendo, otorgando y financiando becas de postgrado a jóvenes profesionales para realizar sus doctorados o másteres acordados con universidades europeas y norteamericanas.
Demás está decir, pero que conste, que estas prerrogativas tienen que ser congratuladas y apoyadas por todos los sectores sociales de la República Dominicana porque son correctas y alto beneficiosas para el desarrollo del país. Dota, y dotará a los beneficiarios, de nuevas herramientas y visión en el campo de sus áreas de estudios, por lo que contribuirán a la actualización profesional de la República Dominicana en consonancia con los países de mayor desarrollo.
Pero como es costumbre en nuestra Quisqueya, el informalismo, una vez más, se procura su espacio en las instancias burocráticas que gestionan estas ayudas. Me refiero al incumplimiento a tiempo de los montos de las becas. Mantengo contacto con un grupo de estos becarios, al menos ocho jóvenes, que arribaron a España en septiembre de 2014, cuyos nombres no incluyo para no perjudicarlos, ya que conocemos las actitudes prepotentes y revanchistas de los funcionarios dominicanos. Los mismos están siendo puestos en apuros cuando no se les paga a tiempo; pero no con retrasos de días; no, de meses.Quienes iniciaron estudios sobre la fecha mencionada sólo en diciembre recibieron sus ayudas: tres meses juntos; pero a partir de ahí, hasta el momento que escribo, no han cobrado; ya suman el cuarto mes... y marchando el quinto.
Estos becarios, aunque se hayan traído mil, o un par de miles de, euros, tienen que tomar préstamos en España o solicitar dinero a sus familiares en Dominicana, lo cual como comprenderán conlleva un gran sacrificio extra porque hay que reunir gran cantidad de pesos dominicanos para convertirlos en la divisa europea. De hecho, llegar hasta aquí, geográfica y académicamente, ha significado ingentes sacrificios e inversión familiar-personal para estos becarios. Entonces, pronto ese dinero se agota porque hay que suplirse de vivienda, comida, transporte, libros y de una vestimenta que no es de lujo o capricho sino para adaptarse a la nueva climatología gélida de la que deben protegerse.
Teniendo en cuenta los altos sueldos y vergonzantes privilegios de los funcionarios dominicanos, especialmente senadores y diputados; que a los mismos no se les dejará de pagar puntualmente mes a mes como establece el presupuesto de la nación; teniendo en cuenta que estos se inventan partidas como los llamados "cofrecitos", "barrilitos", o las partidas extraordinarias y esperpénticas para "habichuelas con dulce", "día de las madres" "navidad", etc. ( y suerte que no existe en el calendario un "día del compadre"); que esas partidas son etiquetadas como de fines sociales que no son tales, sino dinero para mantener el clientelismo particular de esos funcionarios y seguir reproduciéndose en el poder; en fin, teniendo en cuenta que esos empleados públicos tienen en el presupuesto de la Nación sus sueldos, y los becarios también sus partidas, pues "no ha lugar" que se les prive a éstos ultimos de sus recursos por tantos meses.
Ligia Amado Melo de Cardona, ministra dominicana de Educación Superior. |
Por otro lado esas negligencias ocurren también en el proceso anterior al otorgamiento de las ayudas. Una ex-becaria reseñó la actitudes del personal burocrático del MESCYT (Ministerio de Educación Superior, Ciencia y Tecnología) que "sin ningún tipo de diligencia y sentido común retardan los requerimientos de los becarios ocasionándoles incertidumbres, gastos y restricciones a los menos favorecidos en términos económicos", para terminar enfatizando con mucho dolor que "pareciera un favor personal, pero hecho de mala gana, el que esos empleados le hacen a uno".
Destaca la ex-becaria el tema de la cuantía en relación a la universidad de donde provengas. Postula que la equidad "no es darle a todos lo mismo, es darle a cada uno lo que les hace falta". Con esto se refiere a que por egresar de la UASD (Universidad Autónoma de Santo Domingo) se otorga un monto mayor basado en el prejuicio de que los de esta universidad son todos de escasos recursos o que los que estudian en las privadas siempre los tienen altos. Aquí no toman en cuenta el fenómeno sociológico que lleva a muchos padres y madres de las clases populares a sacrificarse en demasía para inscribir a sus hijos en colegios o universidades privadas porque entienden (a veces erróneamente) que los centros estatales han estado desprestigiados y no se aprende igual. Pero, por otro lado, los mismos estudiantes se sacrifican trabajando "para ir pagando las carrera con lo que ganan". Para ser justo, sin importar la universidad de la que se provenga, el Estado dominicano tendría, quizá, que otorgar esas becas en base al índice de ingresos familiar o renta per cápita, tal y como se hace en Europa, pero no sabemos hasta que grado están centralizados estos datos en nuestro país.
Un problema añadido a lo anteriormente escrito viene por el lado del seguro médico. El acuerdo de Schenguen de la UE (ciudad Luxenburgo donde se firmó) prescribe la obligatoriedad del mismo para los becarios extranjeros en Europa, y éste debe tener cobertura para atención primaria, urgencias, hospitalización, repatriación médica y hasta por fallecimientos.
Hay muchas sospechas acerca de los seguros médicos a los que están adscritos los becarios dominicanos: lo limitado de su cobertura, su efectividad, suspicacias de haber tejemanejes. De esos becarios, uno declaró que "Gestionamos la visa con un seguro allá y aquí en España se nos entrega uno más barato y simple, probablemente "ahorrándose" la diferencia entre cotizaciones". Yo añadiría a estas declaraciones que, conociendo los usos del país, vaya usted a saber a qué mano de cuál funcionario aterriza el dinerito de esa diferencias y ese "ahorro". Otro de los becarios, una chica, enfatizó que "la mayor limitación es que son pocos los hospitales que lo aceptan". Otra resaltó algunos casos en los que nunca llegó el seguro, por lo que han tenido "que sacar con su propio dinero un seguro médico privado para poder gestionar y cubrir emergencias que pudieran surgir". Pero este tema necesita dilucidarse aparte después de un proceso de investigación en curso y que esperamos publicar próximamente.
En cualquier caso, el objetivo de nuestra preocupación y/o denuncia es que el Estado dominicano siga contribuyendo a la capacitación de sus profesionales, no añadiéndoles preocupaciones en un país extranjero, preocupaciones que podrían entorpecer el aprovechamiento y rendimiento en sus estudios de postgrado, o que ese desorden administrativo en Santo Domingo incube en ellos la idea de que no tienen cabida en su tierra, propiciando una fuga de cerebros y talentos justificable ( que ya viene sucediendo), y como consecuencia una inversión estatal que quedará irrecuperable, sin reembolso, si esos profesionales ejercen en el extranjero.
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