viernes, 8 de junio de 2018

GREGORIO LUPERÓN A TRAVÉS DE SUS ESCRITOS (2)





-SEGUNDA PARTE-
 -Asuntos y Comportamientos Políticos y Personales- 


2.1. Asuntos Políticos 
Como mencioné en la introducción, República Dominicana posee un sistema presidencialista en el que se sienten muy cómodos sus políticos pues está muy centralizado, a pesar de la continua fragmentación que hacen de la organización provincial-municipal lo cual sólo sirve para crear más sueldos.

Los Ministerios correspondientes no son tanto iniciativas de las partes del Estado, sino que parecen depender  en todo del Presidente, por lo que éste está omnipresente en todos los actos que únicamente deben corresponder a los ministros correspondientes. Así vemos que el actual presidente dominicano, Danilo Medina, no se pierde ni la más irrelevante inauguración de una escuelita, carretera, o la entrega de un cheque o equipos para una institución. Una práctica a la usanza de Trujillo y Balaguer cuyo significado es la permanente campaña proselitista pero aprovechando los recursos del Estado.





Por otro lado realiza dizque "visitas sorpresas" a los ministerios, o a una infraestructura en construcción para fiscalizar o sorprender a algún funcionario descuidado en sus quehaceres. Sus conmilitones y la prensa afín tratan de convencer a los ciudadanos que esta demagogia es una virtud, cuando real y profundamente es lo contrario, es el fracaso del Estado dominicano en las que sus partes no funcionan con autonomía y responsabilidad.



Nadie abrevia, desarrolla o termina sus proyectos si el Presidente no está encima. Pero aún estando, la ausencia de un verdadero Estado nacional determina que al final esos ministros, alcaldes, etc., se salgan con la suya despilfarrando el tesoro público.




Gregorio Luperón lidió y protagonizó muchos situaciones políticas en su partido y en el Estado parecidas a las que reproducen en el siglo XXI los políticos dominicanos, y con su inteligencia y su visión del futuro demostraba su interés por un estado más descentralizado; discernía un mal en la dirección del país  que dura impertérrito hasta la actualidad.  Decía que:

"Gracias a nuestras centralizadas instituciones, estamos demasiados gobernados para estar bien gobernados: el jefe de la nación(...) tiene demasiada intervención en todo".(1)

 Después de hacer una especie de inventario de las intromisión del jefe de gobierno sobre gobernadores, jefes comunales, las comunes o  el más apartado municipio, formula:


"Es necesario que esto desaparezca, y que las provincias, los distritos y las comunes vivan tan libremente dentro de la nación, como puede y debe vivir el individuo dentro de la sociedad".(2)

Esa preeminencia o ventaja del Ejecutivo en el Estado dominicano se ve fortalecida por los lisonjeros cuya función es llenar el ego del presidente, convencerlo que es único, el mejor, un fuera de serie y predestinado. En una ocasión una facción del grupo político de Gregorio Luperón (Partido Nacional) dirigida por un tal General M. Rodríguez propuso que se nombrara  "Protector de la República" a nuestro personaje. Éste respondió con cierta sorna que "paso en silencio el risible ofrecimiento que se me hace de la protectoría" .


De todas maneras este rechazo a las lisonjas de los mercaderes de la política no impedía que Luperón estuviese consciente que su figura era influyente como son siempre influyentes los hombres singulares. Y aunque sus principios le situaban contrario a ciertas prácticas, nunca pudo, lógicamente,  aislarse íntegramente del proceder de su época, muchas veces no tuvo más imperativos que mostrarse  contundente, influenciar para colocar en el Estado a quien él consideraba mejor, como el caso del Arzobispo Meriño y Ulises Espaillat  o cuando propuso a Pedro Francisco Bonó a la presidencia,
FIRMA MASÓNICA DE GREGORIO LUPERÓN
o también para defenestrar y enemistarse con otros a los que veía como peligro para la República como el General José Antonio-Pepillo- Salcedo, que era baecista,* o cuando narra él mismo en sus Notas Autobiográficas...

"el gobierno de Pimentel decretó que quedaba cerrado el puerto de Puerto Plata para el comercio extranjero, fue a Santiago y consiguió anular aquel decreto" (3)


 A principio del año 1865 y ya derrotadas las tropas española que se replegaban para salir del territorio dominicano, Luperón se prepara para vivir en sosiego, contrae matrimonio en marzo y vuelve a su región natal, Puerto Plata, y reinicia sus habituales negocios de comprar y vender mercancias.  Y es sintomático que rechazara el ofrecimiento del presidente Pimentel de ocupar el Ministerio de Hacienda por medio del cual podría beneficiar sus negocios ya que los puertos eran jurisdicción de ese ministerio, pero procedió como evidencia la anterior cita.

Cuando en 1887 Luperón comienza a criticar la corrupción y la deriva dictatorial  en el gobierno de su otrora protegido Ulises Heureaux-Lilís- éste le recuerda y hecha en cara que por sus influencias e imposiciones 

"tuvo Ud. en el Gobierno Provisional que inventar el expediente de asignaciones para repartir de un modo  más equitativo las sumas que en dádivas y halagos se repartian: (...) y usted., cuando ha estado mandando ha repartido sumas considerables en el mismo concepto".(4)


Por tanto no es extraño que ratificando su prestigio personal se expresara de esta manera:

"Cuando se trata de mantener la paz de la República Dominicana, conservar su independencia y la libertad de los dominicanos, me parece bien y hasta natural que se use , y aún que se abuse de mi nombre, aunque me parece imposible se abuse con tal objeto." (5)


He subrayado el último enunciado de la anterior cita para resaltar la suspicacia y alerta  que siempre mantuvo con los ventajistas que  acechaban permanentemente para comercializar con la política. Y para experiencia, él mismo: fue trágico pero también muestra de dignidad, que el ciudadano Gregorio Luperón en 1888 abandonara su candidatura a la presidencia de la República aclarando que él no compraba votos, ni aceptaría el poder por medio de intrigas ni guerra, que "traficar con la política no es mi arte". Es trágico, muy emotivo y desconsolador lo que escribió a un amigo a raíz de la renuncia de  la candidatura:

"Los más formales de los que trabajaban mi candidatura venían a decirme: si usted no nos da tanto no podemos continuar sus trabajos porque Lilís nos da más tanto"(6)

Y desde mi contemporaneidad  yo logro atrapar y penetrar en el sentimiento de angustia, de gran carga emocional que embargó al líder de la Restauración de la República :


"que ya no era sino cuestión de dinero y yo no lo tenía, por lo demás me pesaba más que si hubiera tenido el mundo sobre mis hombros y más que todo esto me desgarraba el corazón viendo con profundos pesos hasta donde se había corrompido el espíritu público"(6)


Ulises Heureaux, después de ser protegido de Gregorio
Luperón, traicionó todos los principios que le inculcó
su orientador y guía 
Su "reculada" como candidato se debió a las componendas de su discípulo Ulises Heureaux(Lilís) que junto a "otros hombres de importancia" cínica y encubiertamente había incitado la candidatura para que luego se diera el trastazo y por ese camino inhabilitarlo como opción política.  Luperón luego cayó en cuenta que iba al fracaso porque el traidor (Lilís) "disponía su control y a su entero arbitrio de la hacienda del Estado".


Leonel Fernández, ex-presidente dominicano, ejerciendo su alto cargo repartió cajitas de alimentos, y siguió haciéndolo
cuando ya no lo era. Entre conscientizar al pueblo para que sea un ciudadano empoderado de su condición, los dirigentes
del PLD han optado por seguir la tradición trujillista-balaguerista, ¡quién lo diría!


Sin hacer comparaciones estrictas de épocas, sin embargo es deplorable observar como en República Dominicana nadie se mueve en política si no tiene sus ventajas económicas o como se hace el voto cautivo entregando cajitas de alimentos ante la ausencia de consciencia política. Ya lo he recalcado en otros escritos: el concepto de la política del pueblo dominicano es el "dame lo mío". Hay gente  que en el excesivo tiempo de campaña electoral dominicana viven esos 3 meses con un buen sueldo por moverse en proselitismo. En la inmigración en Europa he oído de individuos muy dinámicos, populares y carismático que viven moviendo a la gente,  jactarse de tener en el consulado todos los meses del periodo electoral  sus varios cientos de euros para esos menesteres . Y sólo les interesa la política por esto, ya que son meros mercenarios.

Gregorio Luperón muchas veces fue promovido para diferente cargo o a la Presidencia y muchas otras rechazó, otras las acepto por corto período o estuvo como presidente provisional, vice-presidente, en triunviratos o en el gobierno provisorio durante la guerra de la Restauración.  Estaba muy claro que las alabanzas que le hacían  para que aceptara responsabilidades era justamente lo que le inducía a rechazarlas echando mano de la ironía:

"Por fortuna no ha podido fascinarme el lenguaje que todos, con más o menos elocuencia, han empleado para persuadirme. Precisamente él(lenguaje, nota mía) ha servido para ilustrarme más y apartarme del poder con más enérgica decisión".(7)

La ingobernabilidad de la República Dominicana colocaba un manto sombrío y muchas veces de cansancio e impotencia en sus líderes con más capacidad, claridad ideológica y política. Pasó con Juan Pablo Duarte y con Luperón, y aunque este último siempre estuvo en el ojo del huracán de la política del país,  llegó a expresar que "le tenía más que odio al poder, horror"  que "sólo aspiraba a la vida privada"(8)  De ahí que quienes le disparaban con la crítica le acusaban de sólo querer estar en sus negocios en "su republiquita de Puerto Plata".

Reflexión de un sujeto en un ambiente y/o momento determinado  que ya no soportaba, y que le obligaba a expresarse rotundamente así:
"¡Perversa política! Cuán felices serían los dominicanos si esta calamidad que se llama política no existiera para ellos! Desgraciadamente los pueblos no pueden existir sin su gobierno y éstos(...), son también algunas veces causa de las mayores calamidades públicas"(9)

Ya en una proclama -A Mis Compatriotas- sí, usó un término "militar" -pero mas bien como lenguaje figurado-, por lo que se consideraba "soldado de la democracia, para custodiar y defender las libertades garantías y derechos de mis conciudadanos"(10)

Ese soldado de la democracia sólo puede ser apelando a su condición de Ciudadano como le satisfacía que le llamasen rechazando ser militar (esclarecido en la introducción). Así, en aquella proclama desde Puerto Plata en septiembre de 1878 lo reafirmaba:


"¡AY DE LOS PUEBLOS QUE SÓLO CONFÍAN EN LA ACCIÓN DE LA ESPADA LA SALVACIÓN DE LAS INSTITUCIONES! ¿NO SABEN QUE ELLA POR LO COMÚN, NO RESUELVE LAS DIFICULTADES SINO LAS CORTA? ¿NO SABEN QUE LA ESPADA SIEMPRE HIERE. . .?"(11)




CONTINÚA...


___________________________________
*El término "baecista" se daba a los seguidores, declarados o encubiertos, del cinco veces Presidente de la República Buenaventura Báez.
(1)  Escritos de Luperón. Revista Clío, números integrados 42 y 43 Academia Dominicana de la Historia. 1940. Colección y notas de Emilio Rodríguez Demorizi. pag. 185.
(2) idem
(3) Notas Autobiográficas y Apuntes Históricos.  Editorial El Diario, Santiago, R.D, 1939. Tomo I.  Capítulo XIV, pag 328. Aunque el libro es autobiográfico, esta obra está redactada en tercera persona. De ahí que en esta cita no se diga "fui", si no "fue a Santiago..."  En otras partes anteriores del texto se expresaba como "El joven que motiva estas lineas"/o "esta obra"(pags. 96 y 101). En la pag. 277 repentinamente pasa de la tercera a la primera persona, "Jamás justificaré la revolución de Pimentel..."  Sólo al final de esta obra ( Tomo III, capítulo XV) le vemos adoptar de nuevo la primera persona, pero gradualmente porque empieza por usar el plural de modestia("Vamos a terminar esta obra..."); a seguidas la tercera persona("...ligera autobiografía del que la escribe"); finalmente  desarrolla el capítulo con el yo, la primera persona gramatical("Someto esta obra...").
(4) Citado por Pedro Mir en La Noción de Período en la Historia Dominicana. Publicación del Archivo General de la Nación, Santo Domingo, R.D. 2013. Volumen III, pag. 657.
(5) Carta dirigida a Federico Henríquez y Carvajal y Carvajal en Diciembre de 1874. Revista Clío no. 36-37. Pag. 153
(6) Escritos de Luperón. Revista Clío No. 38. Pag. 213
(7) Idem
(8) "Notas Autobiográfica..." Tomo I. Pag. 427
(9) Idem. .
(10) Tomo III, Pag. 13.
(11) idem

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