-QUINTA PARTE-
-Autobiografía e Historia-
5.1. El Sujeto Luperón en su escritura.
En referencia a "Notas Autobiográficas y Apuntes Históricos..." de Gregorio Luperón, Juan Bosch escribe en su libro La Guerra de la Restauración que éstas son "relatadas aunque no escritas por él, porque si bien no era analfabeto como Benito Monción, Manuel Rodríguez el Chivo y Gaspar Polanco, escribía como cualquier hijo del pueblo cuyos padres no habían tenido medios para pagarle una escuela".(1)
Esto puede tener algo de cierto, pero considero que Juan Bosch obvía el esfuerzo propio que hizo GL para instruirse, las relaciones que tuvo con intelectuales nacionales y foráneos; sus constantes viajes y representación del país como diplomático lo cual requería el conocimiento de idiomas y actualizar su capacitación.
Dice la nota: "El señor Víctor Hugo tendrá el honor de recibir al general Gregorio Luperón el domingo primero de marzo a las nueve de la noche". |
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RUFINO MARTÍNEZ |
La autobiografía en los estudios literarios y de textos contemporáneos es situada como un género literario más, poseedor de una base teórica, conceptos, una clasificación y reglas.**
Ya lo establecimos en la introducción de este ensayo, Luperón ya por el mero hecho de escribir sus experiencias, tenía consciencia más que ningún político de la época, y esto lo ponía al punto de reflexión de sus hechos que podía conducirlo a tomar tal o cual posición. Muy diferente a su protegido por un tiempo Ulises Heureaux, Lilís, que en sus papeles históricos exclusivamente predominan los documentos oficiales, nada que denote la reflexión de un sujeto; es más el vivir el día a día con sus tremenda falta de escrúpulos y cinismo e importarle poco "el qué dirán" asunto que sí preocupaba a Luperón.***
La autobiografía funciona para que el yo que la escribe se auto explique, afirme y justifique, muchas veces con la trampa del recuerdo y del olvido, unas veces aflorando intencionales, otras inconsciente. Ya lo dijo el Premio Nobel latinoamericano Gabriel García Márquez al inicio de su autobiografía Vivir para Contarla: "La vida no es la que uno vivió, sino la que uno recuerda y como la recuerda para contarla" o el neurólogo británico Oliver Sacks al afirmar que "Cada vez que se recuerda un hecho se reinterpreta y se experimenta de forma diferente".(2)
Como anteriormente también referimos, Gregorio Luperón escribe en tercera persona, es decir, como si otro relatara sus hazañas. Pero coinciden, y reconocemos, el autor, el narrador y el personaje como la misma persona, porque la portada de los tres volúmenes identifica esa autoría: "Por el General Gregorio Luperón".
Se ha dicho que quien escribe de sí de esa manera o tiene mucho orgullo o es muy humilde y modesto. Aunque notamos que GL nos quiere dar muestras de humildad en su extensa obra, notamos las muestras de su fuerte orgullo del que devenía su gran iniciativa. Juan Bosch expresa en la obra anteriormente citada que "Lo que sorprende de Luperón no era, sin embargo, su audacia; era que actuaba, hacía lo que pensaba hacer, y además tenía don de mandar".(3) Eso implicaba un gran ego, seguridad en sí mismo. Ese orgullo se trascendentaliza porque se sitúa por encima y a distancia de la mirada de la historia. Escribiendo en tercera persona, presentando su autobiografía como biografía, nos quiere decir y dar la impresión que otro es quien lo ha visto desde fuera, por tanto es algo que pasa como muy objetivo cuando no es más que él mismo y su orgullo; sólo hay que poner atención a sus palabras al principio de su autobiografía; es la conciencia de que su inserción en la historia dominicana ya es un hecho, y GL se presenta a sí mismo como la patria y el pueblo: atacarle es atacar a éstos:
Se ha dicho que quien escribe de sí de esa manera o tiene mucho orgullo o es muy humilde y modesto. Aunque notamos que GL nos quiere dar muestras de humildad en su extensa obra, notamos las muestras de su fuerte orgullo del que devenía su gran iniciativa. Juan Bosch expresa en la obra anteriormente citada que "Lo que sorprende de Luperón no era, sin embargo, su audacia; era que actuaba, hacía lo que pensaba hacer, y además tenía don de mandar".(3) Eso implicaba un gran ego, seguridad en sí mismo. Ese orgullo se trascendentaliza porque se sitúa por encima y a distancia de la mirada de la historia. Escribiendo en tercera persona, presentando su autobiografía como biografía, nos quiere decir y dar la impresión que otro es quien lo ha visto desde fuera, por tanto es algo que pasa como muy objetivo cuando no es más que él mismo y su orgullo; sólo hay que poner atención a sus palabras al principio de su autobiografía; es la conciencia de que su inserción en la historia dominicana ya es un hecho, y GL se presenta a sí mismo como la patria y el pueblo: atacarle es atacar a éstos:
"sirve también este libro de alegato en causa propia, del personaje que motiva y que hace esta exposición, tan gratuitamente calumniado por aquellos que tanto empeño tienen en apagar la gloria del pueblo dominicano"(4)
Y así continua su método de escritura en tercera persona
"Vengo a presentar la biografía de uno, al que se debe en su mayor parte,(sic) la epopeya de la Restauración de la República y muchos sucesos principales(...) resultado de los esfuerzos, de los trabajos y de los sufrimientos de este hombre laborioso y patriota, decidido defensor de la libertad y de la justicia". (5)
5.2. Conclusiones
Este estudio ha sido una aventura. Porque no tenía una esquematización rígida, apenas algunos apuntes que llamaron mi atención por la variedad de temas de política del Estado, de economía y cultura adjuntos a Gregorio Luperón; y eso me motivaba a hurgar más pues no sólo era su hazaña militar que tanto nos recalcaron escolarmente; había más bagaje y esto fue dando cuerpo textual según avanzaba la lectura de diversos documentos de Gregorio Luperón. Y ha sido también premura por la inmediatez del medio para publicarlo: este blog, la red de internet. Premura y de ahí la aventura. Pero esto no conlleva en sí necesariamente una falta de cuerpo teórico.
Resultado: esta investigación resulta una interpretación más de la historia hecha por el autor de este blog.
Y es una interpretación más porque es imposible hacer ciencia con la historia. La historia no se puede repetir, no se puede meter en un tubo de ensayo, ni recrearse en una investigación de campo. Contamos con documentos: personales, oficiales del Estado, de Ayuntamientos, correspondencias, autorretratos, diarios, ensayos temáticos, etc; pero es evidente que todos estos documentos están parcializados e impregnados de los intereses de la entidad o personas que los elaboraron. Por tanto son documentos que contienen mucha subjetividad abierta a interpretaciones.
En los estudios históricos no hay nada que experimentar, sólo interpretar unos hechos de los que tenemos conocimientos y desconocimientos. "No poseemos ningún acceso directo a la verdad histórica, y lo que nos parece cierto o afirmamos que lo es se basa tanto en nuestra imaginación como en nuestros sentidos".(6)
Al concluir este ensayo, que también es un análisis de texto... ¿por qué el personaje estudiado ya es distinto a como lo veía al inicio del mismo? Pues porque si bien desde que tengo uso de razón siempre lo valoraba positivamente, empero conservaba una visión de consigna, de aniversario; es decir, un punto de vista en el que se resaltan las virtudes inmaculadas de los próceres, visión sacralizada que cada fechas señalada les sirve a los políticos para "cumplir con la patria" exaltando a un héroe con palabras huecas.
Hoy, a 175 años de fundada la República Dominicana, ningún gobernante dominicano ha sido capaz, no ha tenido garras para romper con este Estado clientelista, patrimonialista y nepótico. Quienes con más vehemencia y convencimiento decían que iban a terminar la obra de Duarte y Luperón, han ostentado el estado casi dos décadas y ya no piensan en tan "bellos ideales". Se han dejado arropar por la forma del Estado del siglo XIX (Santana, Báez, Lilís) que siguieron Trujillo, Balaguer... Y quien no se ha fijado el objetivo y la acción de superar la forma de ese Estado, pues lo reproduce.
Claro que no es fácil. Cualquier líder o político dominicano con ética y buenas intenciones está expuesto a una gran carga, a un tremendo asunto: la mentalidad del pueblo dominicano que reproduce constantemente las maneras del Estado en su vida cotidiana convencido que así es como hay que actuar, pagando a policías, igual que a toda gama de funcionario, las extorsiones y cohechos por servicios públicos, o apelando directamente a los políticos profesionales porque si no se dificultará conseguir un simple documento o una atención médica en la famosa Plaza de la Salud.
Podríamos decir que en ese círculo vicioso alimentado por siglos, amamantado por los políticos, de alguna manera la masa popular luego empuja a los políticos a reproducirlo. Y en esa tesitura Américo Lugo sintetiza con agudeza esa situación:
No es una situación fácil, lo reconozco; esa dinámica resulta tan fortalecida día día que ni la izquierda socialista o radical se ha podido abstraer pero...¿por que han abandonado la educación del pueblo, su instrucción ideológica y ética?
Gregorio Luperón no fue el primero en integrarse o destacarse en la lucha contra España tras La Anexión, pero muchos de los pioneros que prestaron un primer aporte a esa lucha luego no trabajaron por el bien de la República. Y Luperón, en cambio, sí representó la continuidad del legado de Juan Pablo Duarte. Ese esfuerzo por tener un país con un estado de derecho, separación de poderes, legalidad, continuidad y respeto a la alternabilidad en el poder. Esfuerzo que se vio robustecido además por el surgimiento de personas excepcionales para la época como Pedro Francisco Bonó, Espaillat, Rodriguez Objío, Eugenio Deschamps, Hostos...
Por muchos años los referentes de los sectores progresistas han sido los líderes, teóricos y experiencias foráneas. Cuando contábamos desde el siglo 19 de autores dominicanos que debieron leerse primero, y no tanto porque nos aporten una teoría revolucionara para esta época, si no porque es que no hemos podido establecer un Estado que mínimamente se acerque a lo que planearon en principio Duarte, Luperón y su partido azul, y la prioridad era concluirlo, establecerlo como requerimiento mínimo.
Ese concepto de "ciudadano" al que recurrió Luperón cuando sólo se le quería tener como militar, es el que hace falta impregnar porque el dominicano no tiene conciencia de ser ciudadano. El doctor Francisco Moscoso Puello ya había dicho en sus Cartas a Evelina (7) que en República Dominicana " no hay conciencia nacional. No hay ciudadanos, hay habitantes(...) sin concepto alguno de su verdadera función político-social"; postulado también esgrimido por Américo Lugo. Ser ciudadano implica conciencia de estar en una comunidad para trabajar para y por todos. No formamos una nación por el hecho de estar solamente juntos, sino para hacer algo juntos. José Ortega y Gasset nos da otras pautas de lo que es ser ciudadanos diciendo lo que no es:
El pueblo dominicano "envuelto de continuo en los escollos de sus locas pasiones" se deja conducir mansamente por los políticos patrimonialista esperando tomar parte del botín de lo público en el entendido que lo que es del Estado no tiene dueño.
Y ese proceder se muestra claramente en la observación sociológica que Diógenes Céspedes ha constatado, registrado y que expone en su artículo El Tránsito Vehicular como Metáfora del Patrimonialismo al convencernos con certeza que en la calle es "donde el sujeto dominicano practica con mas conciencia el patrimonialismo"(9) porque se hacen dueño permanente de lo publico, de calles y aceras: fruteros y vendedores de cualquier cosa, yipetas, autobuses, voladoras, carretilleros, compañías constructoras, mecánicos, motoristas, peatones...
Siempre se dice, y ya es un cliché, que la obra de tal o cual prócer esta inconclusa, que nos corresponde terminarla. Bien. En primer lugar hace falta un partido de Ciudadanos en el entendido de que los sujetos de esa geografía que es parte de la isla Española -la República Dominicana- dejen de ser simples habitantes y se consideren parte de una Nación para empujar juntos por ella.
Si algo hemos aprendido, el lector que ha seguido esta serie y yo, es que Gregorio Luperón no era ni semi-dios ni demonio, ni ángel ni diablo; simplemente un hombre navegando, sorteando y esquivando situaciones que muchas veces no pudo doblegar por la mentalidad de la época y pese al gran esfuerzo que realizó por ello.
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(1) Editora Alfa y Omega, 1982, Santo Domingo, Rep. Dominicana. pag. 126
(2) Texto del libro El Río de la Conciencia, publicado en el Suplemento IDEAS del diario El País, 13 de enero de 2019. Traducción del inglés de Damia Alou.
(3) Obra citada. Pag. 204
(4) Notas Autobiográficas y Apuntes.." Editorial El Diario, Santiago de los Caballeros, R.D, 1939. Tomo I, pag. 32
(5) Idem. Pag. 82
(6) Idem nota 2
(7) Editora Cosmos, CxA. Santo Domingo, R.D. 1974. Pag. 96
(8) España Invertebrada. Colección Austral. Espasa Calpe. 1999, Madrid. Pag. 49
(9) En su libro "Estudios Lingüísticos, literario, culturales y semióticos." Universidad APEC. Editora Búho, Santo Domingo, RD. 2011. Pag.446.
Resultado: esta investigación resulta una interpretación más de la historia hecha por el autor de este blog.
Y es una interpretación más porque es imposible hacer ciencia con la historia. La historia no se puede repetir, no se puede meter en un tubo de ensayo, ni recrearse en una investigación de campo. Contamos con documentos: personales, oficiales del Estado, de Ayuntamientos, correspondencias, autorretratos, diarios, ensayos temáticos, etc; pero es evidente que todos estos documentos están parcializados e impregnados de los intereses de la entidad o personas que los elaboraron. Por tanto son documentos que contienen mucha subjetividad abierta a interpretaciones.
En los estudios históricos no hay nada que experimentar, sólo interpretar unos hechos de los que tenemos conocimientos y desconocimientos. "No poseemos ningún acceso directo a la verdad histórica, y lo que nos parece cierto o afirmamos que lo es se basa tanto en nuestra imaginación como en nuestros sentidos".(6)
Al concluir este ensayo, que también es un análisis de texto... ¿por qué el personaje estudiado ya es distinto a como lo veía al inicio del mismo? Pues porque si bien desde que tengo uso de razón siempre lo valoraba positivamente, empero conservaba una visión de consigna, de aniversario; es decir, un punto de vista en el que se resaltan las virtudes inmaculadas de los próceres, visión sacralizada que cada fechas señalada les sirve a los políticos para "cumplir con la patria" exaltando a un héroe con palabras huecas.
Hoy, a 175 años de fundada la República Dominicana, ningún gobernante dominicano ha sido capaz, no ha tenido garras para romper con este Estado clientelista, patrimonialista y nepótico. Quienes con más vehemencia y convencimiento decían que iban a terminar la obra de Duarte y Luperón, han ostentado el estado casi dos décadas y ya no piensan en tan "bellos ideales". Se han dejado arropar por la forma del Estado del siglo XIX (Santana, Báez, Lilís) que siguieron Trujillo, Balaguer... Y quien no se ha fijado el objetivo y la acción de superar la forma de ese Estado, pues lo reproduce.
Funeral de Gregorio Luperón, muerto de cáncer en la garganta a los 57 años. |
Claro que no es fácil. Cualquier líder o político dominicano con ética y buenas intenciones está expuesto a una gran carga, a un tremendo asunto: la mentalidad del pueblo dominicano que reproduce constantemente las maneras del Estado en su vida cotidiana convencido que así es como hay que actuar, pagando a policías, igual que a toda gama de funcionario, las extorsiones y cohechos por servicios públicos, o apelando directamente a los políticos profesionales porque si no se dificultará conseguir un simple documento o una atención médica en la famosa Plaza de la Salud.
Podríamos decir que en ese círculo vicioso alimentado por siglos, amamantado por los políticos, de alguna manera la masa popular luego empuja a los políticos a reproducirlo. Y en esa tesitura Américo Lugo sintetiza con agudeza esa situación:
"Puede decirse que el gobierno dominicano ha sido el gran corruptor político del pueblo; maestro de la holganza y concupiscencia, en vez de enseñar a trabajar al ciudadano, lo ha acostumbrado a buscar en la política un sueldo inmerecido cuando no la ocasión de robar y una posición brillante pero falsa y peligrosa".
No es una situación fácil, lo reconozco; esa dinámica resulta tan fortalecida día día que ni la izquierda socialista o radical se ha podido abstraer pero...¿por que han abandonado la educación del pueblo, su instrucción ideológica y ética?
Gregorio Luperón no fue el primero en integrarse o destacarse en la lucha contra España tras La Anexión, pero muchos de los pioneros que prestaron un primer aporte a esa lucha luego no trabajaron por el bien de la República. Y Luperón, en cambio, sí representó la continuidad del legado de Juan Pablo Duarte. Ese esfuerzo por tener un país con un estado de derecho, separación de poderes, legalidad, continuidad y respeto a la alternabilidad en el poder. Esfuerzo que se vio robustecido además por el surgimiento de personas excepcionales para la época como Pedro Francisco Bonó, Espaillat, Rodriguez Objío, Eugenio Deschamps, Hostos...
Por muchos años los referentes de los sectores progresistas han sido los líderes, teóricos y experiencias foráneas. Cuando contábamos desde el siglo 19 de autores dominicanos que debieron leerse primero, y no tanto porque nos aporten una teoría revolucionara para esta época, si no porque es que no hemos podido establecer un Estado que mínimamente se acerque a lo que planearon en principio Duarte, Luperón y su partido azul, y la prioridad era concluirlo, establecerlo como requerimiento mínimo.
"la esencia del particularismo es que cada grupo deja de sentirse a sí mismo como parte, y en consecuencia deja de compartir los sentimientos de los demás" (8 )
El pueblo dominicano "envuelto de continuo en los escollos de sus locas pasiones" se deja conducir mansamente por los políticos patrimonialista esperando tomar parte del botín de lo público en el entendido que lo que es del Estado no tiene dueño.
Y ese proceder se muestra claramente en la observación sociológica que Diógenes Céspedes ha constatado, registrado y que expone en su artículo El Tránsito Vehicular como Metáfora del Patrimonialismo al convencernos con certeza que en la calle es "donde el sujeto dominicano practica con mas conciencia el patrimonialismo"(9) porque se hacen dueño permanente de lo publico, de calles y aceras: fruteros y vendedores de cualquier cosa, yipetas, autobuses, voladoras, carretilleros, compañías constructoras, mecánicos, motoristas, peatones...
Siempre se dice, y ya es un cliché, que la obra de tal o cual prócer esta inconclusa, que nos corresponde terminarla. Bien. En primer lugar hace falta un partido de Ciudadanos en el entendido de que los sujetos de esa geografía que es parte de la isla Española -la República Dominicana- dejen de ser simples habitantes y se consideren parte de una Nación para empujar juntos por ella.
Si algo hemos aprendido, el lector que ha seguido esta serie y yo, es que Gregorio Luperón no era ni semi-dios ni demonio, ni ángel ni diablo; simplemente un hombre navegando, sorteando y esquivando situaciones que muchas veces no pudo doblegar por la mentalidad de la época y pese al gran esfuerzo que realizó por ello.
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(1) Editora Alfa y Omega, 1982, Santo Domingo, Rep. Dominicana. pag. 126
(2) Texto del libro El Río de la Conciencia, publicado en el Suplemento IDEAS del diario El País, 13 de enero de 2019. Traducción del inglés de Damia Alou.
(3) Obra citada. Pag. 204
(4) Notas Autobiográficas y Apuntes.." Editorial El Diario, Santiago de los Caballeros, R.D, 1939. Tomo I, pag. 32
(5) Idem. Pag. 82
(6) Idem nota 2
(7) Editora Cosmos, CxA. Santo Domingo, R.D. 1974. Pag. 96
(8) España Invertebrada. Colección Austral. Espasa Calpe. 1999, Madrid. Pag. 49
(9) En su libro "Estudios Lingüísticos, literario, culturales y semióticos." Universidad APEC. Editora Búho, Santo Domingo, RD. 2011. Pag.446.
* Esto lo dice en el prólogo a la edición de 1939 de la obra de Luperón, promovida por el Gobierno Dominicano presidido por el dictador Rafael Leonidas Trujillo con motivo del primer centenario del nacimiento del prócer. Rufino Martínez fue encargado por el gobierno para "atender y ordenar cuidadosamente" la publicación.
**El fundador e iniciador de los estudios de la escritura autobiográfica en la década del 1950 del siglo XX fue Georges Gusdorf con un enfoque sistemático, riguroso y documentado filosóficamente. Luego, entre otros, dos han sido los más relevante porque en la década de 1980 le dieron una teoría para su análisis y la pusieron en práctica. Son Fhilippe Lejeune y Karl Weintraub y sus respectivas obras El Pacto Autobiográfico y La Formación de la Individualidad.
**** Ver: "Cartas y Comunicaciones de Ulises Heureaux". Recopilación y publicación de Enriquillo Henríquez García, publicadas en la Revista Clío ( de Academia Dominicana de la Historia). Ver No. 39 y varios números subsiguientes.
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