domingo, 12 de agosto de 2018

GREGORIO LUPERÓN A TRAVÉS DE SUS ESCRITOS (4)




 TERCERA PARTE

Asuntos de Estado, Desarrollo, Negocios, Economía y Finanzas.


 GABINETE DEL GOBIERNO  DEL PRESIDENTE ULISES HEUREAUX-LILÍS-  EN 1889,
EN LA RESIDENCIA PRESIDENCIAL (CALLE LAS MERCEDES, SANTO DOMINGO) HOY SEDE DE LA CASA DE LAS ACADEMIAS.



Cuando Gregorio Luperón Castellanos se expresaba acerca de asuntos económicos, financieros, o en relación al desarrollo general del país, lo hacía con ciertos conocimientos.

Y siendo que no se le conocen estudios superiores, su dominio aceptable de ciertas materias hay que atribuirlo a las razones que el mismo esgrime, es decir, del hombre hecho a sí mismo, el autodidacta, el que se formó en la familia y alrededor de su entorno:

"Las escuelas solo dan elementos de cultura. Más poderosa es la educación que se da en el hogar doméstico, en los campos, en los talleres y en los activos quehaceres  de los hombres. Esta educación no se aprende en los libros". (1)

Suponemos que su dedicación obligada a las finanzas de las cuentas propias en su comercio, le ayudarían a la administración y conocimiento de las cuentas y economías públicas.


Sus escritos apenas expresan aquellas primeras lecciones y facilidades de acceso a libros que dice recibió de su patrón en el trabajo de corte de madera, el señor Pedro Eduardo Dubocq, empresario proveniente de las Antillas francesas...



"En la casa de su protector, encontró en una biblioteca antigua, las obras de Plutarco, y cada vez que sus múltiples ocupaciones se lo permitían , empleaba horas en la lectura de aquellos libros(...) Leía, además(...),un tratado de patología general que le servía para aplicar remedios a los trabajadores que dirigía"(2)




...así como su presencia en "una escuela inglesa que existía en Puerto Plata, sostenida por una sociedad de Londres. Y aunque la enseñanza se daba gratis, la exigüidad de los medios de vida en su casa, no le permitían asistir a ella con regularidad(...)".(3)



Poeta Manuel Rodríguez Objío
El literato Manuel Rodríguez Objío, inseparable de Luperón, en su también extensa obra de dos tomos (4) acerca de su amigo y respeto a la guerra restauradora, también refiere esos datos relativos a su formación más temprana...

"Mientras duró la permanencia de nuestro protagonista en el Corte Dubocq, este señor no le había escaseado sus lecciones en cuanto a política, y un viejo libro que cayó en sus manos, le reveló la historia de muchos hombres de la antigüedad".(5)
(Como Rodríguez Objío, presumimos que esa obra fue Vidas Paralelas de Plutarco).(6) 


En fin, quedaría por indagar cómo se instruyó, el conjunto de las otras obras que llegó a leer y que le permitieron, por encima de su origen social pobre y sin enseñanza superior, elevarse al nivel alcanzado sin ser un gran intelectual y pensador, pero sí superar en bagaje teórico a la decena de sus compañeros-próceres de la guerra de la Restauración, convertirse en una figura  relevante y vertebrador del Partido Nacional, luego llamado el partido azul, que impuso su política en el gobierno  a partir del último tercio del siglo 19 hasta la muerte del presidente Lilís; y esa indagación sería otra historia. Bien. Pero mientras llegue la hora de esa investigación...



 Ahora verifiquemos el producto práctico de su proceso autodidacta:

El caso del sacerdote de estrato social pobre investido
Presidente de la República Dominicana en 1880.

De primera diremos que la Presidencia del Arzobispo Fernando Arturo de Meriño (1880-82) era considerada por Luperón como una de las mejores que había tenido el país: "gobierno de completa paz, de progreso",  en el que "las relaciones exteriores se ensancharon", "la justicia dio su amparo al derecho", "la instrucción pública fue muy  atendida", " no se experimentó ninguna violación contra los partidos contrarios", "la libertad no experimentó ningún atentado" y, entre muchas más, que se efectuó "la liquidación de las cuentas pasadas de las diversas administraciones".



 Aunque aquí olvida el decreto del 30 de mayo de 1881 que restituye pena de muerte y fusilamientos (que en otras ocasiones se expresó en contra), para enfrentar las insurrecciones de los generales Braulio Álvarez(cosas veredes, hay una calle en Santo domingo con su nombre) y Cesáreo Guillermo, ésta última expedición apoyada por los españoles de Cuba y Puerto Rico. Le basta en unas líneas lamentar que "desgraciadamente hubo de alzarse el patíbulo". No hay que omitir que Ulises Heureaux (Lilís) era ministro de Interior y Policía en ese gobierno y ya trabajaba para  consolidar su poder y sus formas bajo la sombra de otros.



Empero ese gobierno no escapó a su juicio crítico al finalizar el bienio constitucional correspondiente.



"Las entregas generales de las aduanas de la República durante los dos años del gobierno del Doctor Meriño, llegaron a cerca de tres millones de pesos, con los cuales se esperaban considerables economías; pero lejos de tal cosa, al terminar el gobierno su mandato, se vio que dejaba un déficit de doscientos setenta mil pesos, lo que prueba que se tuvo poco conocimiento del empleo de las rentas públicas".(7)

Asimismo reprobó que las asignaciones que él  había aprobado para fomentar los periódicos Meriño las había reducido al 50% y que las escuelas profesionales fueran concentradas en la capital suprimiendo las sedes de Santiago y Puerto Plata.


Pero como el gobierno del padre Meriño también era su gobierno, el ciudadano Gregorio Luperón lanza esa crítica haciendo con prontitud la salvedad de que "ninguno puede poner en duda la honorabilidad ni la intachable honradez del esclarecido patriota Doctor Meriño".


Igualmente otro comentario que realiza antes de la crítica al aspecto económico del gobierno de Meriño  puede tomarse como otra salvedad, ya que en el mismo enumera la situación casi óptima que encontró el prelado político al ser investido Presidente:

"Una organización completa y regular en todos los ramos de la administración pública; los arsenales surtidos de armamentos y de pertrechos y en las administraciones de Hacienda, en efectivo más de setenta mil pesos sin ninguna deuda del gobierno provisional".(8)


Esto sólo se había visto, refiere Luperón, en otros gobiernos, aquel al final de la guerra en 1865 o el que conquistó Buenaventura Báez,
"siendo los únicos (Báez y Meriño, aclaración mía, jprt)  que, llegados al poder, no tuvieron desde el primer día que luchar para conseguir los primeros medios de vida para el gobierno; siendo como es, tan enojoso pedirlos a comerciantes desconfiados y usureros  que explotan ventajosamente las situaciones políticas"(9)



Y...¿Quién estaba en esos gobiernos que tan insuperablemente dejaron la administración del Estado dominicano? Efectivamente: Gregorio Luperón Castellano. En el primero, que antecedió al Arzobispo Fernando A. de Meriño, en el segundo, como vicepresidente y deja grabado para la posteridad y para su ego, así de claro,  que fue "el gobierno que presidió como Vice-Presidente", y  el tercero   encabezado por José María Cabral (que devino en el de Báez),pero que Luperón en esas líneas no lo nombra como Presidente sino que dice "cuando el Protectorado de Cabral". 



En estos artículos, quienes lo han seguido, habrán notado que siempre hago una comparación con la actualidad dominicana; es una  manera de constatar que muchos males se repiten desde aquella época en este Estado organizado sin el pueblo;  manera de decir que no basta  que los actuales líderes y servidores del Estado  construyan infraestructuras (que sí, son necesarias) y la macroeconomía aporte tasas de crecimiento altas (que sí, ocurre), si esto no revierte en beneficios para las grandes masas; no vale  que conozcan mucho la historia si la repiten y no hacen nada  por cambiar el Estado santanista, trujillista y balaguerista. Bien. Vamos a esa comparación.




A partir la Restauración de la República  y de los gobiernos del partido de Luperón, la prensa fue apoyada directamente con subvenciones con el
objetivo de fomentar la creación y publicación de más periódicos, escasos desde la Independencia de 1844.




Establecido el gobierno de Meriño, Luperón empieza su periplo por Europa como diplomático, Ministro Plenipotenciario y Enviado Extraordinario del gobierno, funciones en las cuales hizo  en una ocasión las gestiones de un préstamo en Francia, entre otras cosas,  para la formación del necesario banco nacional. Decía Luperón que le bastaba su entera confianza en el Presidente Meriño  y la seguridad que le daba de un tutelaje adecuado y pulcro de tal empréstito para "prestarse gustoso a verificar la operación"      que en su opinión algo hiperbólica, había sido hecha "en condiciones tan favorables, que jamás iguales han sido obtenidas por ninguna república latinoamericana".



Empero aclaraba no ser
"partidario de empréstitos para países de las condiciones de República Dominicana, expuestos a calamitosos gobiernos, que sin ninguna consciencia y sin ningún conocimiento económico, sin moralidad pública ni probidad personal, hacen siempre mal uso del dinero del Estado".(10)  



Luperón concluye  este párrafo con una frase  que hace honor y rememora a ese insigne mandatario actual, Danilo Medina, que proclamó sobresaltado  y supuestamente escandalizado: "¡Me venció el Estado!", significando que su rival, del mismo partido, había usado los recursos públicos para vencerlo partidariamente en la candidatura presidencial, misma medicina (o veneno, según se mire) que luego  él aplicó cuando, ya Presidente, ambicionó e impuso  su reelección...


"Porque disponen de la Hacienda pública para la compra de partidarios, para oprimir y tiranizar al pueblo y satisfacer sus caprichos personales, como si el tesoro del Estado fuese su caja particular"(11)



Y préstamo tras préstamo, en la República Dominicana actual ninguno es suficiente basto para satisfacer la bulimia de  repartir barrilitos, cofrecitos, nominillas, botellas, demagógicas cajitas y cheques. La historia es la lucha de los individuos y grupos por sus intereses, llámense éstos Leonel Fernández, Danilo Medina, Abinader, Duarte, Luperón, Partido Azul, PTD o PLD.
La mayoría de los puestos de trabajo creados en los últimos años están en el sector público, por lo que el gasto público corriente se ha multiplicado por 30. Se obtienen préstamos para determinadas obras y una gran parte lo consume la empleomanía de  los amiguetes y la corrupción. RD está entre los 50 países más corruptos del mundo, según la organización Transparencia Internacional

La vida económica dominicana antes del impulso del partido de Luperón a partir de 1874, era una vida parsimoniosa, de poca producción; parecía un régimen primitivo de recolectores y cazadores (el sistema de la montería y las tierras  comuneras semejaba eso) al que se estaba acostumbrado y cuya población permanecía sin muchas ganas de transformar.
Luperón detectaba claramente esto y sus remedios:


"constituida desde el principio la República Dominicana sobre una falsa base de economía política, los dominicanos se han acostumbrado a ignorar los elementos tan abundantes y poderosos de riquezas que tienen y que con sólo tocarlos  sin ningún impuesto exagerado darían al Estado los medios necesarios para dotar a la nación de la fuerza que no tiene y de la civilización que le falta". (12)


Una república organizada tiene que exigir los aportes de sus ciudadanos a las arcas públicas para redistribuirlos equitativamente en servicios públicos de salud, infraestructurales, sociales, culturales, recreativos... y Gregorio Luperón remachaba constantemente en sus escritos lo imprescindible que era para el Estado este aspecto...claro, se necesita un buen porcentaje de ciudadanos  con empleos para exigir el cumplimiento de los impuestos. No aporto ahora el dato en el siglo 19, pero por ejemplo hoy el 60% de los trabajadores dominicanos labora en un trabajo informal.


"Por más liberal que quiera ser un pueblo  para proteger y favorecer las industrias y por muy pródigo que quiera ser en franquicias y liberalidades  para fomentar y desenvolver la agricultura y el comercio, nunca debe ir hasta el extremo de privarse de las rentas más indispensables para sostener la nación". (13)

 Y agregaba que sin implementar los impuestos el gobierno no garantizaría nada, ni podría proteger a sus ciudadanos.

Por eso le vemos quejarse que la propiedad  rural y urbana no pagaban ni un céntimo, que "en este país se consume más de lo que se produce", entonces


"Es necesario acrecentar los impuestos directos, los de importación y exportación o renunciar a la idea de hacer algo bien en este país, porque lo demás es sueño, espejismo". (14)
  

Pero esta implementación de impuesto debía combinarse acertadamente  con el incentivo a la inversión extranjera que aportaría más capitales; para ello Luperón propugnaba por hacer propaganda entre los inversores extranjeros dando un ejemplo en estos términos: 


"Señor, en República Dominicana encuentra Ud. terrenos fértiles como los que más; allí puede Ud. introducir libre de impuesto  todas las maquinarias aplicables a establecimientos agrícolas, los arados y demás instrumentos de labranza;  allí  están exentos de servicio militar a los braceros que se empleen. Así vendrán (los inversores) garantizándoles la paz". (15)

A causa  de un decreto promulgado que ordenaba subir el tipo de interés de algunos artículos de exportación, a nuestro personaje lo percibimos, si no preocupado, sí cauteloso por ofrecer una explicación diáfana del proceso hasta la aprobación del referido decreto:


"No fue inconsultamente ni a la ligera el decreto de fecha 14 del mes ppdo.(...). Se meditó con tranquilidad, se discutió con sosiego, se estudiaron los intereses de todos aquellos gremios a quienes pudiese afectar el decreto, se consultaron los intereses del Estado, y después de maduradas nuestras ideas, dimos el paso(...)".(16)


En nuestro país se quiere  que el Estado lo haga todo, se quejaba el prócer de la Restauración,  pero "nadie quiere pagar un peso de contribución". Así que trasladaba e interpelaba al lector de su contemporaneidad (y, ahora, a nosotros en el siglo XXI):


"¿Qué le parece  la situación de un gobierno en nuestro país, donde se le dice de todo, donde se le hace responsable de todo, hasta de las revueltas que hacen sus enemigos para derrocarle, hasta de los descontentos por las cosas que no se han podido conseguir o conceder? Créame Ud, amigo mío, no hay condición ni situación más grave y calamitosa que la de ser gobierno en nuestro país".(17) 

Así que, siempre muy  preocupado por la economía y desarrollo del país, que también sería su progreso como individuo con intereses, Gregorio Luperón tanto dentro como fuera del país gestionaba y servía de representante para dar el visto bueno a contratos  comerciales. En Francia lo hacía para abrirle mercado al tabaco del Cibao.

Los alemanes exigían  mucho


El Gobierno alemán decretará un impuesto de $15. o sean 60m. por cada 100 Lb de tabaco que se introduzcan en Alemania. Esto causará en Santo Domingo una crisis terrible por dos o tres años; sobretodo en el Cibao. (18)

Por esas razones, para contrarrestar esas exigencias alemanas Luperón se esforzaba para que el tabaco dominicano fuera competitivo, cuidando un buen precio y  propugnando por una calidad superior como consecuencia de escoger buena clase o especie, y muy buenas condiciones de siembra, requisitos necesarios sin los cuales "no alcanzarían los precios ni para pagar el flete".  

En una reunión en París discutía un proyecto curioso para...


"llevar una nueva industria a nuestro país, la explotación de cepas de plátanos cimarrones que dá(sic) una cabulla admirable para la fabricación de papel y de cables para los buques". (19)

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Eugenio Generoso de Marchena,comerciante de origen judío-sefardí-curazoleño, estuvo en todos los tejemanejes comerciales y financieros de los gobiernos del Partido Azul.Llegó a ser Ministro de Hacienda con Lilís. En un caso curioso, Luperón propugnaba por la rebaja del 10% de interés de las Compañías de Créditos,criterio que desconcierta a Marchena y dice el prócer: "y véase como se sorprende el Señor Marchena de que  trabajara por reducir a 2 y 1/2 el aludido 10%"Pero este desconcierto de  Marchena tenía sus razones porque Gregorio Luperón era "uno de los más  fuertes prestamistas" ,como él mismo confiesa, y resultaba ilógico, cuando no extraño, que un prestador quisiese rebajar tanto sus ganancias.    
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Con el señor Lichetti, director del Banco Trasatlántico se discutía para establecer  el banco en el país; de la tardanza en concretar el trato . Luperón se culpa de que no esté firmado el contrato ya que no acepta proposiciones de su director. 


"Lo hubiese firmado si hubiera visto a nuestro país en peor estado; pero no lo  he creído bastante ventajoso para nosotros. Yo no soy capaz de  comprometer de ningún modo los intereses futuros de la República(...) hay en discusión dos proyectos más. La cosa es tan seria que Uds. comprenderán que yo aplace por unos días la discusión, si tengo la probabilidad de obtener por cincuenta años, mayores ventajas". (20)

Lo mismo se sentía dolido si una oportunidad de desarrollo dejaba sin participación al país, como la ocasión en que, ya en 1870, contesta una carta que remitió a su otrora patrón y "Monitor de los años primeros de mi juventud", el ya mencionado Pedro A. Dubocq, carta insertada por Manuel Rodríguez Objío en su obra; decía


"Me habla Ud. del cable submarino que enlazarán en breve los puertos comerciales de las Antillas. ¡Cuán lastimoso es que nuestra  Patria se vea excluida de toda participación en los adelantos del siglo! Su atraso es deplorable, pero son sus propios hijos los que la retienen en tan triste estado de abyección".(21) 



Pero doce años más tarde esa frustración se la quita de encima ya que como Ministro Plenipotenciario en 1882, participa en las reuniones para el establecimiento de un (¿otro?) cable submarino telegráfico a establecerse entre Cuba y España, pero que tocaría la República Dominicana y la América continental. Dice...


"Lo he firmado en cuanto me lo han presentado por creerlo ventajosísimo para el país" (22)

En esa carta al Ministro de Relaciones Exteriores (Casimiro N. de Moya) exponía ventajas para el país y para la compañia instaladora. A la compañía se le daría entre otras, solares  para oficinas y un pago de cinco mil pesos anuales por lo que para el país los despachos oficiales serían gratis para el gobierno por espacio de 10 años, los particulares (ciudadanos en general) pagarían sólo dos centavos por palabras en lugar de doce pesos y medio.

A seguida y muy institucional dejaba que los poderes de Estado terminaran la labor, lo  que  a muchos políticos actuales le hace pereza o lo cocinan al vapor. 


"No lo he firmado sin reservar la sanción y la ratificación de los poderes públicos. Se lo envío a usted para que lo presente al Gobierno y a las Cámaras"(23)
La economía de la República Dominicana avanzó considerablemente bajo las orientaciones y gestiones de Luperón en el país y bajo acuerdos consumados fruto de su peregrinaje por tantos países: Dinamarca, Alemania, Reino Unido, Austria, Italia, Suiza, Bélgica, Holanda, y por supuesto, Francia...

Desarrollar la economía del país era desarrollar los intereses de clase de los hombres que  estaban en el escenario o entorno de la República. Gregorio Luperón tenía una ventaja, fue un hombre hecho del trabajo duro, muchas veces  dijo que lo único que anhelaba era vivir su  vida privada, su trabajo y negocios en paz, aunque nunca dejó la política directa,  en muchas ocasiones obligado por circunstancias excepcionales.

 No paraba mientes vivir del erario público, pero sí legislar para beneficio de su clase y negocios. No es lo mismo el que sólo vive del Estado, chupando de él toda la vida, y el que mantiene y ha hecho la acumulación originaria del capital con  un trabajo productivo propio; y que como parte de la nación tiene derecho a recibir algún beneficio de las legislaciones del Estado de todos.

Luperón desde su primera formación tuvo un trabajo productivo con los que forjó sus primeros y subsiguientes capitales. Entonces las circunstancias de Luperón nos hacen congeniar con su dedicación al trabajo y a la cosa pública. Si Latinoamérica se hubiese forjado en base al trabajo, otro gallo cantaría.  ¿A qué me refiero con esto? Lo referiré de inmediato, y no consideren que me aparto del asunto.


El proceso de las américas se verificó de dos maneras. El de América Latina se diferenció considerablemente del de Estados Unidos y Canadá. En el Norte los colonos trabajaron férreamente, con numerosos peligros en una tierra hostil (porque era la única que encontraron); fueron grandes emprendedores, innovadores e inventores, fruto de una cosmovisión de la vida derivada del protestantismo que veía  con buenos ojos el trabajo duro. 


Por otro lado, en el Sur  los colonos copiaron las instituciones burocráticas, aristocráticas, de privilegios reales de España y Portugal.  Los que llegaban no tenían que trabajar como en el Norte. Fue una élite  viviendo de las abundantes riquezas naturales, del sudor de todos los demás, de las rentas públicas e impuestos. Con este panorama tan fácil... cero emprendimiento, cero innovación, cero trabajo. Así que relacionarse con los del poder y medrar bajo sus alas era mejor que aquello. Y en contraste con la vida espiritual del Norte, catolicismo retrógrado.  Esto continuó  después  de las independencias latinoamericanas. Por eso las peculiaridades y pobreza de nuestras naciones y entre ellas, la República Dominicana .

Así que... el preámbulo anterior sobre las dos Américas me servirá para terminar con el aporte a la economía que realizó Luperón, pero no en el Estado, no como intermediario-negociador, no como Ministro Plenipotenciario, no en su estimable labor diplomática. Sí en su aporte personal-empresarial como un emprendedor más:

En 1865 se había casado  en la Vega y volvió a Puerto Plata... El grueso de las tropas españolas vencidas se habían retirado del territorio dominicano...y  Luperón 


"Con algunas onzas (de oro, aclaración mía,) que le prestó Santiago Ureña, de Licey, compró dos casas en la fortaleza de Puerto Plata, a una querida del General Juan Suero; las desbarató y principió a fabricar las primeras casitas de la ciudad, para su madre, sus hermanos y para él y su familia. Ayudó al padre Regalado a construir una casita y una enramada que servía de iglesia. Hizo un rancho para una escuela (...)"(24)

 Y en 1881, con Meriño en la Presidencia de la República destaca que


"Mientras el gobierno del Dr. Meriño seguía su favorable labor por el bienestar general(...), liquidó su casa de comercio y se entregó por completo a la agricultura para inspirar más confianza al trabajo, tan alentado por su  gobierno  y sobre todo a los agricultores y emprendedores de este ramo de la industria  nacional". 
"Sembró tres mil tareas de cañas de azúcar y fomentó una hacienda de cacao, café, de frutos menores y de crías de ganadería y de aves". (25)



(El próximo "Gregorio Luperón a través de sus Escritos" (5), versará acerca de la Educación, el arte, la cultura, lo ideológico y la organización partidaria que Luperón veía como parte de un tipo de educación...)

_____________________

(1) "Notas Autobiográficas..."Tomo I, pag.87.
(2) Idem. Pag. 90
(3) idem. Pag. 89
(4) Gregorio Luperón E Historia de la Restauración. Tomo I Sociedad Dominicana de Bibliófilos, Editora Santo Domingo, R.D.,1975, de una edición facsímil de 1939 editada por Editorial El Diario, Santiago, R.D.
(5) Idem. Pag. 34.
(6) Porque se nota en el libro de Luperón esa influencia del pensador moralista griego ya que éste no pretendía  escribir biografía pura de figuras destacadas de la antigüedad, más bien rastrear la influencias del carácter en su vida, en los acontecimientos  y en la vida de los demás. De ahí que veamos las huellas de Plutarco cuando Luperón escribe que "Esto nos permite suponer que la energía individual produce efectos poderosos  en los acontecimientos sociales", que su mejora como ser humano  "fue principalmente el resultado de la libre resolución de su individualidad" amparándose en "biografías de estos hombres especialmente (que) son las más instructivas y útiles como auxiliares, guías y estímulos para los demás"). En el tomo I, capitulo 1 de "Notas Autobiográfica..." Luperón desarrolla esto desde la página 87 a la 98.
(7) "Notas Autobiográficas..."Tomo III, pag. 120
(8) Idem. Pag. 118
(9) Idem. Pag119
(10) Idem. Pag. 122
(11) Idem. Pag 122-123
(12) Revista Clío 38 de la Academia Dominicana de la Historia. Escritos de Luperón, organizados y compilados por Emilio Rodríguez Demorizi. De una carta al director del periódico El Propagador,pag.222.
(13) Idem., pag. 199.
(14) Idem.
(15) Idem.
(16) Idem. Carta a varias personas del 7/1/1880...entre ellas Casimiro M. de Moya, José Joaquín Pérez y Henríquez y Carvajal, que se opusieron a tal impuesto. Pag. 199
(17) Clío 38, pag. 202, carta del 31 de marzo al director del 
periódico El Propagador.
(18) Idem. pag. 198.
(19) Idem.  Carta a Casimiro de Moya, Ministro de Relaciones Exteriores. Pag. 205.
(20) Idem.
(21) Gregorio Luperón E Historia de la Restauración. Tomo II. Editorial El Diario,Santiago, R.D. 1939. Pag. 350
(22) y (23) Revista Clío 38, pag. 205.
(24) "Notas Autobiográficas..." Volumen I, pag. 328
(25) Idem. Volumen III , pag. 121





sábado, 30 de junio de 2018

GREGORIO LUPERÓN A TRAVÉS DE SUS ESCRITOS (3)






2.2. Comportamientos Personales o "la olla de grillos"
La guerra contra España por la restauración de la vida independiente de República Dominicana, a la par que significaba una lucha contra la antigua colonizadora era una olla de grillos interna entre sus dirigentes; cada uno tiraba para su lado; muchos tenían problemas personales entre sí datados desde antes de la guerra. Esto era así ya que, como escribiera Manuel Rodriguez Objío*, al hombre que un día debiera comandar ese movimiento se encontraría con "las turbas indisciplinadas que iniciaron la revolución Restauradora".(1)


Juan Bosch, en su obra La Guerra de la Restauración nos aclara estas rencillas que existían  antes de la contienda. Por ejemplo que Benito Monción y Santiago Rodríguez no se podían ni ver, porque en la finca de la familia Rodríguez trabajó  el primero y fue cesado de su empleo por robar cerdos; Pimentel siempre estuvo hostigando a Gaspar Polanco (que por cierto no sabía leer ni escribir y permaneció como soldado del ejército  español durante la anexión) y procuró en 1865 fusilarlo.


A partir de esto tiende uno a tener la tentación de preguntarse cómo pudieron triunfar los hombres de la Restauración ante las tropas españolas. Era una suma relativamente elevada para la población del país en ese entonces si la comparamos con los 42.000 militares norteamericanos que en 1965 invadieron por segunda vez la República Dominicana, pero en esta ocasión  sólo se luchó en la capital y la gesta contra España ocurría en todo el territorio nacional.



Grabado de la época en el que nos presenta la despedida
en el puerto de Cádiz de un soldado español que va a
luchar al Caribe: a Cuba, Puerto Rico y República
Dominicana.
Así que sigo con la tentación de preguntarme cómo pudieron triunfar los hombres de la Restauración.  Hay que concluir, como concluyen muchos historiadores y estudiosos de la historia, que el factor climático también libró su batalla para diezmar a las tropas hispánicas. Ese contingente era  el mosquito de la fiebre amarilla, transmisor de la malaria, así como otras afecciones de los climas tropicales como la disentería.

La participación de soldados, generales y oficiales dominicanos que estuvieron en el ejercito español y se pasaron  a favor de la Restauración fue otro factor de ayuda. Así lo constata Luperón:

"En aquella guerra, la táctica y la estrategia de ambos ejércitos , eran iguales porque los generales  y oficiales dominicanos formaban(estuvieron en, quiere decir; aclaración del blog) las líneas de los exploradores y las vanguardias del ejército español" (2)

No negamos el gran ímpetu de los hombres que se integraron en esta lucha de forma generalizada contra el invasor, la mayoría de las clases bajas, pobres y muy pobres que no tenían nada que perder y sí mucho por ganar si se consumaba el triunfo. Precisamente por esta extracción social de las huestes de la Guerra Restauradora, para Gregorio Luperón fue una verdadera rompedera de cabeza. La mayoría de sus compañeros de batallas "le salieron rana". Antes y durante el primer Gobierno Provisional en guerra comienzan las conspiraciones y rivalidades entre Gaspar Polanco, Pedro Pimentel, Santiago Rodríguez Pepillo Salcedo, Benito Monción, José M. Cabral, etc... etc....etc..., y el propio Luperón que cual hombre de acción supo también tomar partido. Y esta situación la describe así:

"Desde la Restauración hasta el 6 de octubre de 1879, la República Dominicana fue desgraciadamente un campo de batalla, con muy pocos intervalos de tregua, su política, fue una verdadera calamidad".(3)



 Y hay que agradecerle que en su extenso texto nos legara desde los más relevantes actos y acciones de la época, hasta las rencillas personales porque éstas nos aclaran el origen social de cada uno de esos próceres, pues su protagonismo determinó el fracaso del Estado dominicano como tal. 

Todas esas discordias e indisciplinas tuvieron que poner en peligro una u otra batalla, ya que se fundamentaban en que cada quien pensaba en erigirse general con su facción particular. Pero lo dicho: el pueblo dominicano participó masivamente y de ahí se comprende que lograra la evacuación de las tropas españolas.



Seguiré refiriendo algunos testimonios del propio Luperón. Fíjense como sin cortapisas escribe que

"El gobierno de Pimentel era una dictadura pesada y dura, que representaba más que las demás, la violación de los derechos irreconciliables con la tiranía".(4)

Y continuaba así:

"De ningún modo podemos aplaudir sus hechos como presidente siendo inicuos atropellos por los cuales andaban huyendo y perseguidos a muerte los generales Gaspar Polanco, Benito Monción, José Cabrera (...) y presos don Ulises Espaillat, Manuel Rodríguez Objío y otros"(5) 


Gregorio Luperón llegó a solicitar al presidente Pimentel la  revocación de la orden de apresamiento de su amigo y compañero de negocios y de lucha Máximo Grullón, pero Pimentel la ratificó,  y así escribe Luperón la manera  como se dirigió a él, respuesta que denota una época de muchas pasiones incandescentes:

"sólo matándome podría cumplir aquel mandato arbitrario e inhumano".(6)

Mientras en una ocasión Benito Monción, Luperón y Pedro Pimentel (este último antes de ser Presidente de la República) dirigían combates en la ciudad de Santiago, Gaspar Polanco disgustado con Pepillo Salcedo abandonaba la guerra cuando se le requería para reforzar ese frente de la ciudad referida...narra Luperón


¿Dónde estaba el intrépido General Gaspar Polanco? Ahora vamos a decirlo. Disgustado con el general Salcedo, había llegado a su campamento de Gurabito, reunió su tropa y se marchaba con ella para su casa"(7)


También Benito Monción no participó en otra batalla en Sabaneta porque allí estaba Santiago Rodríguez. Por esas rivalidades y los arrebatos que lo acompañaban se ponía en riesgo cualquier triunfo... Es lo que expresa Juan Bosch en Composición Social Dominicana: "Se supone que en medio de la guerra patriótica como ésa los jefes debían tener control de sus emociones; debían ser disciplinados, convertirse en espejo de virtudes ciudadanas para que el pueblo que combatía bajo sus órdenes tuviera ejemplos a seguir"(Editora Alfa y Omega, 2005, pag. 101). Pero no.

Por otro lado, Salcedo "tuvo la osadía de proponer a Luperón, (que era anti baecista radical) que mandara a buscar al General Buenaventura Báez"  y la respuesta fue  una negativa tan  enérgica como violenta. Imagínense lo calenturiento del momento  cuando luego escribió Luperón en sus "Notas..."


"y desde entonces Salcedo empezó a tramar la ruina de Luperón, en el cual reconocía un obstáculo para sus maquinaciones aventureras".(8)

La rivalidad estaba servida y efectivamente la obra citada de Luperón  vuelve a referir dos página más adelante como él había sugerido que Salcedo no había dicho la verdad en cierto asunto  y a seguida vino la reacción:


"Cuando Luperón hubo dicho lo referido, Salcedo, hombre vivo, audaz, valiente y exaltado y hasta temible por ciertos sucesos en lo cuales habían tenido en los tribunales que condenarle como asesino, en medio de todos los concurrentes, saltó sobre Luperón que cuando lo han ido a buscar siempre le han hallado prevenido". (9) 

Claro, como se ve en la pasada cita, Luperón no refrena el placer de legarnos para la historia su ajuste de cuenta contra ese hombre cuando no evita la mención de sus problemas con la justicia por acto criminal; y aún más, ya Presidente del gobierno provisorio en plena guerra, caracterizarlo como borracho, jugador y libertino:


"Sin respeto a la libertad y sin conciencia política, sin dignidad y entregado a los pasatiempos de la embriaguez, de las diversiones y de los juegos ruinosos, sus hechos reflejan el mal estado de la política del gobierno".(10)

Para, a seguidas, pasar a  la ironía implacable

"En vano proponían los miembros del gobierno reformar para emplear hombres buenos, cuando el único que tenia necesidad de ser reformado era el Presidente ".(11)
Y como era acusado por todos de contemporizar, obstruir los combates con las tropas españolas, desperdiciando ocasiones, Luperón sigue lanzándoles  dardos irónicos:


"Creía que el triunfo en las batallas lo daban la embriaguez, y se aplicaba con empeño a no salir a los campamentos sino borracho".(12)

Derrocado el gobierno de Pimentel arribó al poder José María Cabral con la misma tónica autoritaria. En  su administración Benigno F. de Rojas y Teodoro Heneken, del anterior gobierno, murieron en prisión. Cabral con cinismo simplemente se limitó a decir que fue de "muerte natural"; Luperón pide informe porque cuando fueron apresados también había solicitado trato de consideración; pero nada, resignado, pero dudando que hayan muerto repentinamente, expresa :


"La historia aclarará en su día ese misterio. Nada honroso para Cabral y sus compañeros sería ello, a ser cierta la sospecha (corría por la comarca el rumor de que fueron envenenados)"(13)

Por otro lado, como en toda guerra aparecen grupos de delincuentes que se aprovechan de ésta para sus acciones, debido al poco control en los reclutamiento (levas) que se hacían, se infiltraban maleantes que hacían secuestros a comerciantes, sobre todo españoles, para cobrar un rescate  Y ahí entonces intervenía de forma realista y pragmática Gregorio Luperón para poner las cosas en su sitio y defenderlos consciente que poseían  arraigo en el territorio y contribuían con la economía y la producción.
Soldados españoles

Expuestos estos casos y la condena de Luperón a casi todos los dirigentes, líderes o "generales" de la gesta restauradora, sin embargo la ética de este hombre le cuidaba de no ser injusto: mientras por un lado los despotricaba por sus malos actos en el gobierno, por el otro reconocía los evidentes aportes  en la guerra: "No pretendemos mancillar su memoria a la que rendimos completo homenaje por los importantes servicio que prestó como patriota y como General" (dirigida a Pimentel)

 Y lectores: piensen, y como yo, colóquense en la piel de algunos de esos hombres, los más preclaros e ilustrados, empezando con Luperón, que en el siglo XIX anhelaban y luchaban por un país en paz para dedicarse a sus negocios, a la economía, el arte, la educación y la cultura, pero que se desesperaban e inquietaban con el permanente desorden que campaba. Realmente era una guerra civil permanente. Se elegía un gobierno  y al instante se le instalaba una "revolución" al lado.

Parece increíble que después del sacrificio de la hazaña restauradora, el sempiterno Buenaventura Báez,  apenas salieron las tropas españolas del territorio dominicano, fuera elegido presidente. Así se fue alternando hasta 1873. Este año fue clave para iniciar el desarrollo capitalista en República Dominicana. Una revolución hecha a Báez del poder y con él al elemento más retrógrado, los hateros y madereros que habían vivido  con el sistema de las tierras comuneras**no quiere decir que fueran borrados de un brochazo ni su mentalidad, pero ya no serían tan fuerte en el poder pues su régimen se estaba desmantelando.






En las fotografías los presidentes dominicanos Ignacio Ma. González, Gregorio Billini,
Ulises F. Espaillat y el Arzopispo Fernando Arturo de Meriño, durante cuyas presidencias
la República Dominicana comenzó un salto al capitalismo 



Para Luperón, hasta 1879, sólo los gobiernos del Arzobispo Meriño, de Ulises Espaillat y el propio, respetaron la constitución y fueron beneficiosos. 

Precisamente durante estos gobiernos comenzó a moverse el capital, la inversión extranjera, la entrada de cierta maquinarias para manufacturar productos como jabón, velas, chocolate, ladrillos, pólvora, importación de hierro para techos de casas y mucho interés por traer emigración. De esos años es la fundación e instalación del mítico ingenio La Esperanza una empresa  que comenzó a utilizar maquinarias modernas a vapor. Además se comenzó entonces a gestionar  la creación del primer banco nacional que, como se comprenderá, era necesario ya que no hay capital que se mueva eficientemente sin esta entidad. 

Era la industria tabaquera de los productores del Cibao la que representaba ese empuje. Aquí los terrenos eran más repartidos (no existían los comuneros, propios de un orden antiguo) había más propiedad privada acorde con el capitalismo en ciernes del país. De ahí que no es raro que fuera en esta región donde empezó la lucha para echar a los españoles.

El único problema era que dicha transformación necesitaba continuidad; necesitaba paz, estabilidad; y es duro decirlo, pero fue en los gobiernos de Ulises Heureaux (Lilís), el mayor protegido de Gregorio Luperón, convertido a partir de 1887 en una dictadura reeligiéndose con mañas cada cuatro años, cuando se obtiene esa paz/estabilidad que eran  los anhelos de Luperón de progreso, capitalización e inversión extranjera. Lo que Luperón, Espaillat y Meriño iniciaron, Lilís lo continuó y desarrolló a gran escala. Un periodo de relativa paz que facilitaban mucha actividad económica, pero... ¡a qué costos! Nuestro prócer  los enumerará:


"Hoy sólo hay en la República Dominicana un gobierno opresor, con leyes contraria a todos los derechos, gobierno feroz, que amordaza la prensa, que infunde terror como doctrina política, que mantiene la nación en torturas espantosas, con horribles patíbulos que manchan las glorias nacionales".(14)





Fue Luperón quien prohija ese ascenso de su protegido y luego se arrepiente al ver las primeras derivas autoritarias, pero es tarde. Se niega a actuar contra el régimen por algunos años y es más tarde aún cuando en 1893 decide llevar a cabo una rebelión  por las armas. Gregorio Luperón ya se ha convencido de la solidez del régimen de Heureaux, y resulta curioso  que después de casi tratarse como padre e hijo es capaz de expresarse de Lilís de esta manera:


"Se afirmó definitivamente este Gobierno de la fuerza y de los asesinatos, cosas que constituyen la gloria militar y política del bandido que tienen por Presidente los dominicanos".(15)

Y con una evidente rabia y dolor comienza a proferirle decenas de epítetos: "tenía sed de sangre y rapiñas","falsario", "incendiario", "miserable", "salvaje presidente", "de bárbaro proceder", "traficante de vidas y hacienda"...

Evidentemente esta situación le incomodaba y dolía, y tanto así que, aparte de la  grandiosa gesta que fue la Restauración, comienza e inserta en el capítulo IX de su obra autobiográfica (tomo III), una especie de nostalgia e idealización de aquella guerra, llenándola de las virtudes  que justamente no poseyó, que sus propios escritos contradicen y de los que hemos extraído la narración de los achaques del conglomerado social que la protagonizó y que referí al principio cuando hablé de esa "olla de grillos"...
"época en la que la tiranía no se imponía para levantar cadalsos, los gobiernos lucían tratando con honradez los intereses de la patria, enemigos del personalismo, partidarios del orden, respetuosos de las leyes".(16)



Tratamos de comprender un momento puntual por el que pasa para hacer esa idealización...Gregorio Luperón Castellano, no es ni santo ni ángel, "humano, demasiado humano", simplemente un hombre en sus circunstancias históricas.





De la República Dominicana del siglo XXI suelen decir los dirigentes del partido en el gobierno (PLD) que son  los "que mayor fruto ha dado en materia de desarrollo del país"; les recuerdo que el dictador Ulises Heureaux (Lilís) dió en su época ese mayor fruto, que lo hizo la intervención norteamericana de 1916, el dictador Trujillo de 1930-1960 y Joaquín Balaguer ese que ellos bautizaron como "padre de la democracia".

Y que si las infraestructuras son necesarias les recuerdo que han olvidado ya definitivamente lo que trató de enseñarle Juan Bosch, fundador de su partido: la educación política del pueblo. Sé que es muy difícil e incómodo dedicarse a la política con seriedad en República Dominicana si lo primero que piensa la gente es en "dame lo mío". Estoy consciente de eso. Pero lo lamentable es que la opción que se ha elegido es seguir en sus trece, seguir fomentando y retroalimentando esa mentalidad sin hacerle la más leve resistencia, con un contingente de antiguos votantes reformistas, perredeistas y cierta izquierda traidora a sus principios, todos patrimonialistas del Estado. 

Un empresario de bar dominicano en España me declaró una frase muy reveladora, clarificadora y creo que definitiva para definirlos hoy: "yo soy de Leonel porque siempre he sido reformista y siempre votaba a Balaguer".




Ulises Heureaux, alias Lilís, y luego de ser asesinado.

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* Manuel Rodríguez Objío fue un escritor poeta y político, contemporáneo de Gregorio Luperón, su amigo y secretario particular por un tiempo,  luchador junto a él en la Guerra de la Restauración de la República Dominicana y también su  biógrafo. Ocupó numerosas funciones públicas y hasta fundó un periódico en Santiago. Fue fusilado en 1871 por orden de Buenaventura Baéz, cinco veces presidente de la República Dominicana.

** "Terrenos Comuneros" era como un sistema de administración de la tierra  que tenía diversas personas que hacían uso de ella sin aparcelar, sin partir el terreno, y donde apacentaban su ganado y labraban, sembraban y cortaban árboles. Los herederos de esos terrenos los daban como si fuesen acciones, no se usaba una medida de superficie (como pie, tarea, acre, vara...) si no una unidad de peso, es decir,  tantos pesos para usar el terreno. Así, esos grandes superficie llegaban a tener tantos usuarios que semejaban a una cooperativa. Fue predominante de la región este y sur del país. Por otro lado existían los terrenos más agrestes, donde estaban los animales cimarrones, árboles madereros y diversos frutos, que cualquiera tenía derecho a adueñarse practicando lo que en la época se llamaba la montería. Pedro Francisco Bonó se basa en este segundo aspecto de la forma de beneficiarse de la tierra en su novela El Montero, además de narrar la cotidianidad y precariedad de esa forma de vida. 

(1) GregorioLuperón e Historia de la Restauración. Edición facsímil de 1939 de la Editorial El Diario, impresa por Sociedad Dominicana de Biblióficos Inc, Editorial de Santo Domingo, 1975. pag. 28.
(1) Notas Autobiográficas y Apuntes Históricos.Tomo II, pag. 9
(2) "Notas Autobiográficas..." Tomo III, Pag. 187.
(3)  Obra citada. Tomo I, pag. 342
(4) Idem.
(5) Idem, pag 343
(6) Idem, pag. 147 
(7) Idem
(8) Idem, pag. 149
(9) (10) Idem.,pag.187
(11) Idem. pag. 188
(12) Idem, pag. 351
(13) Tomo III, pag. 273
(14) Idem. Pag. 277, subrayado mío.
(15) idem, pag. 274



viernes, 8 de junio de 2018

GREGORIO LUPERÓN A TRAVÉS DE SUS ESCRITOS (2)





-SEGUNDA PARTE-
 -Asuntos y Comportamientos Políticos y Personales- 


2.1. Asuntos Políticos 
Como mencioné en la introducción, República Dominicana posee un sistema presidencialista en el que se sienten muy cómodos sus políticos pues está muy centralizado, a pesar de la continua fragmentación que hacen de la organización provincial-municipal lo cual sólo sirve para crear más sueldos.

Los Ministerios correspondientes no son tanto iniciativas de las partes del Estado, sino que parecen depender  en todo del Presidente, por lo que éste está omnipresente en todos los actos que únicamente deben corresponder a los ministros correspondientes. Así vemos que el actual presidente dominicano, Danilo Medina, no se pierde ni la más irrelevante inauguración de una escuelita, carretera, o la entrega de un cheque o equipos para una institución. Una práctica a la usanza de Trujillo y Balaguer cuyo significado es la permanente campaña proselitista pero aprovechando los recursos del Estado.





Por otro lado realiza dizque "visitas sorpresas" a los ministerios, o a una infraestructura en construcción para fiscalizar o sorprender a algún funcionario descuidado en sus quehaceres. Sus conmilitones y la prensa afín tratan de convencer a los ciudadanos que esta demagogia es una virtud, cuando real y profundamente es lo contrario, es el fracaso del Estado dominicano en las que sus partes no funcionan con autonomía y responsabilidad.



Nadie abrevia, desarrolla o termina sus proyectos si el Presidente no está encima. Pero aún estando, la ausencia de un verdadero Estado nacional determina que al final esos ministros, alcaldes, etc., se salgan con la suya despilfarrando el tesoro público.




Gregorio Luperón lidió y protagonizó muchos situaciones políticas en su partido y en el Estado parecidas a las que reproducen en el siglo XXI los políticos dominicanos, y con su inteligencia y su visión del futuro demostraba su interés por un estado más descentralizado; discernía un mal en la dirección del país  que dura impertérrito hasta la actualidad.  Decía que:

"Gracias a nuestras centralizadas instituciones, estamos demasiados gobernados para estar bien gobernados: el jefe de la nación(...) tiene demasiada intervención en todo".(1)

 Después de hacer una especie de inventario de las intromisión del jefe de gobierno sobre gobernadores, jefes comunales, las comunes o  el más apartado municipio, formula:


"Es necesario que esto desaparezca, y que las provincias, los distritos y las comunes vivan tan libremente dentro de la nación, como puede y debe vivir el individuo dentro de la sociedad".(2)

Esa preeminencia o ventaja del Ejecutivo en el Estado dominicano se ve fortalecida por los lisonjeros cuya función es llenar el ego del presidente, convencerlo que es único, el mejor, un fuera de serie y predestinado. En una ocasión una facción del grupo político de Gregorio Luperón (Partido Nacional) dirigida por un tal General M. Rodríguez propuso que se nombrara  "Protector de la República" a nuestro personaje. Éste respondió con cierta sorna que "paso en silencio el risible ofrecimiento que se me hace de la protectoría" .


De todas maneras este rechazo a las lisonjas de los mercaderes de la política no impedía que Luperón estuviese consciente que su figura era influyente como son siempre influyentes los hombres singulares. Y aunque sus principios le situaban contrario a ciertas prácticas, nunca pudo, lógicamente,  aislarse íntegramente del proceder de su época, muchas veces no tuvo más imperativos que mostrarse  contundente, influenciar para colocar en el Estado a quien él consideraba mejor, como el caso del Arzobispo Meriño y Ulises Espaillat  o cuando propuso a Pedro Francisco Bonó a la presidencia,
FIRMA MASÓNICA DE GREGORIO LUPERÓN
o también para defenestrar y enemistarse con otros a los que veía como peligro para la República como el General José Antonio-Pepillo- Salcedo, que era baecista,* o cuando narra él mismo en sus Notas Autobiográficas...

"el gobierno de Pimentel decretó que quedaba cerrado el puerto de Puerto Plata para el comercio extranjero, fue a Santiago y consiguió anular aquel decreto" (3)


 A principio del año 1865 y ya derrotadas las tropas española que se replegaban para salir del territorio dominicano, Luperón se prepara para vivir en sosiego, contrae matrimonio en marzo y vuelve a su región natal, Puerto Plata, y reinicia sus habituales negocios de comprar y vender mercancias.  Y es sintomático que rechazara el ofrecimiento del presidente Pimentel de ocupar el Ministerio de Hacienda por medio del cual podría beneficiar sus negocios ya que los puertos eran jurisdicción de ese ministerio, pero procedió como evidencia la anterior cita.

Cuando en 1887 Luperón comienza a criticar la corrupción y la deriva dictatorial  en el gobierno de su otrora protegido Ulises Heureaux-Lilís- éste le recuerda y hecha en cara que por sus influencias e imposiciones 

"tuvo Ud. en el Gobierno Provisional que inventar el expediente de asignaciones para repartir de un modo  más equitativo las sumas que en dádivas y halagos se repartian: (...) y usted., cuando ha estado mandando ha repartido sumas considerables en el mismo concepto".(4)


Por tanto no es extraño que ratificando su prestigio personal se expresara de esta manera:

"Cuando se trata de mantener la paz de la República Dominicana, conservar su independencia y la libertad de los dominicanos, me parece bien y hasta natural que se use , y aún que se abuse de mi nombre, aunque me parece imposible se abuse con tal objeto." (5)


He subrayado el último enunciado de la anterior cita para resaltar la suspicacia y alerta  que siempre mantuvo con los ventajistas que  acechaban permanentemente para comercializar con la política. Y para experiencia, él mismo: fue trágico pero también muestra de dignidad, que el ciudadano Gregorio Luperón en 1888 abandonara su candidatura a la presidencia de la República aclarando que él no compraba votos, ni aceptaría el poder por medio de intrigas ni guerra, que "traficar con la política no es mi arte". Es trágico, muy emotivo y desconsolador lo que escribió a un amigo a raíz de la renuncia de  la candidatura:

"Los más formales de los que trabajaban mi candidatura venían a decirme: si usted no nos da tanto no podemos continuar sus trabajos porque Lilís nos da más tanto"(6)

Y desde mi contemporaneidad  yo logro atrapar y penetrar en el sentimiento de angustia, de gran carga emocional que embargó al líder de la Restauración de la República :


"que ya no era sino cuestión de dinero y yo no lo tenía, por lo demás me pesaba más que si hubiera tenido el mundo sobre mis hombros y más que todo esto me desgarraba el corazón viendo con profundos pesos hasta donde se había corrompido el espíritu público"(6)


Ulises Heureaux, después de ser protegido de Gregorio
Luperón, traicionó todos los principios que le inculcó
su orientador y guía 
Su "reculada" como candidato se debió a las componendas de su discípulo Ulises Heureaux(Lilís) que junto a "otros hombres de importancia" cínica y encubiertamente había incitado la candidatura para que luego se diera el trastazo y por ese camino inhabilitarlo como opción política.  Luperón luego cayó en cuenta que iba al fracaso porque el traidor (Lilís) "disponía su control y a su entero arbitrio de la hacienda del Estado".


Leonel Fernández, ex-presidente dominicano, ejerciendo su alto cargo repartió cajitas de alimentos, y siguió haciéndolo
cuando ya no lo era. Entre conscientizar al pueblo para que sea un ciudadano empoderado de su condición, los dirigentes
del PLD han optado por seguir la tradición trujillista-balaguerista, ¡quién lo diría!


Sin hacer comparaciones estrictas de épocas, sin embargo es deplorable observar como en República Dominicana nadie se mueve en política si no tiene sus ventajas económicas o como se hace el voto cautivo entregando cajitas de alimentos ante la ausencia de consciencia política. Ya lo he recalcado en otros escritos: el concepto de la política del pueblo dominicano es el "dame lo mío". Hay gente  que en el excesivo tiempo de campaña electoral dominicana viven esos 3 meses con un buen sueldo por moverse en proselitismo. En la inmigración en Europa he oído de individuos muy dinámicos, populares y carismático que viven moviendo a la gente,  jactarse de tener en el consulado todos los meses del periodo electoral  sus varios cientos de euros para esos menesteres . Y sólo les interesa la política por esto, ya que son meros mercenarios.

Gregorio Luperón muchas veces fue promovido para diferente cargo o a la Presidencia y muchas otras rechazó, otras las acepto por corto período o estuvo como presidente provisional, vice-presidente, en triunviratos o en el gobierno provisorio durante la guerra de la Restauración.  Estaba muy claro que las alabanzas que le hacían  para que aceptara responsabilidades era justamente lo que le inducía a rechazarlas echando mano de la ironía:

"Por fortuna no ha podido fascinarme el lenguaje que todos, con más o menos elocuencia, han empleado para persuadirme. Precisamente él(lenguaje, nota mía) ha servido para ilustrarme más y apartarme del poder con más enérgica decisión".(7)

La ingobernabilidad de la República Dominicana colocaba un manto sombrío y muchas veces de cansancio e impotencia en sus líderes con más capacidad, claridad ideológica y política. Pasó con Juan Pablo Duarte y con Luperón, y aunque este último siempre estuvo en el ojo del huracán de la política del país,  llegó a expresar que "le tenía más que odio al poder, horror"  que "sólo aspiraba a la vida privada"(8)  De ahí que quienes le disparaban con la crítica le acusaban de sólo querer estar en sus negocios en "su republiquita de Puerto Plata".

Reflexión de un sujeto en un ambiente y/o momento determinado  que ya no soportaba, y que le obligaba a expresarse rotundamente así:
"¡Perversa política! Cuán felices serían los dominicanos si esta calamidad que se llama política no existiera para ellos! Desgraciadamente los pueblos no pueden existir sin su gobierno y éstos(...), son también algunas veces causa de las mayores calamidades públicas"(9)

Ya en una proclama -A Mis Compatriotas- sí, usó un término "militar" -pero mas bien como lenguaje figurado-, por lo que se consideraba "soldado de la democracia, para custodiar y defender las libertades garantías y derechos de mis conciudadanos"(10)

Ese soldado de la democracia sólo puede ser apelando a su condición de Ciudadano como le satisfacía que le llamasen rechazando ser militar (esclarecido en la introducción). Así, en aquella proclama desde Puerto Plata en septiembre de 1878 lo reafirmaba:


"¡AY DE LOS PUEBLOS QUE SÓLO CONFÍAN EN LA ACCIÓN DE LA ESPADA LA SALVACIÓN DE LAS INSTITUCIONES! ¿NO SABEN QUE ELLA POR LO COMÚN, NO RESUELVE LAS DIFICULTADES SINO LAS CORTA? ¿NO SABEN QUE LA ESPADA SIEMPRE HIERE. . .?"(11)




CONTINÚA...


___________________________________
*El término "baecista" se daba a los seguidores, declarados o encubiertos, del cinco veces Presidente de la República Buenaventura Báez.
(1)  Escritos de Luperón. Revista Clío, números integrados 42 y 43 Academia Dominicana de la Historia. 1940. Colección y notas de Emilio Rodríguez Demorizi. pag. 185.
(2) idem
(3) Notas Autobiográficas y Apuntes Históricos.  Editorial El Diario, Santiago, R.D, 1939. Tomo I.  Capítulo XIV, pag 328. Aunque el libro es autobiográfico, esta obra está redactada en tercera persona. De ahí que en esta cita no se diga "fui", si no "fue a Santiago..."  En otras partes anteriores del texto se expresaba como "El joven que motiva estas lineas"/o "esta obra"(pags. 96 y 101). En la pag. 277 repentinamente pasa de la tercera a la primera persona, "Jamás justificaré la revolución de Pimentel..."  Sólo al final de esta obra ( Tomo III, capítulo XV) le vemos adoptar de nuevo la primera persona, pero gradualmente porque empieza por usar el plural de modestia("Vamos a terminar esta obra..."); a seguidas la tercera persona("...ligera autobiografía del que la escribe"); finalmente  desarrolla el capítulo con el yo, la primera persona gramatical("Someto esta obra...").
(4) Citado por Pedro Mir en La Noción de Período en la Historia Dominicana. Publicación del Archivo General de la Nación, Santo Domingo, R.D. 2013. Volumen III, pag. 657.
(5) Carta dirigida a Federico Henríquez y Carvajal y Carvajal en Diciembre de 1874. Revista Clío no. 36-37. Pag. 153
(6) Escritos de Luperón. Revista Clío No. 38. Pag. 213
(7) Idem
(8) "Notas Autobiográfica..." Tomo I. Pag. 427
(9) Idem. .
(10) Tomo III, Pag. 13.
(11) idem