( UNA HISTORIA ESCAMOTEADA Y OCULTADA)
UN PREÁMBULO
Una visita meticulosa a la provincia de Granada te puede desvelar indicios de secretos guardados hace muchos siglos. Y por ese camino llegas a saber que esos secretos no han sido por olvido o descuido, sino escamoteados y silenciados intencionalmente.
El autor de este blog por la vereda llamada "Barranco de los negros", en el barrio del Sacromonte, Granada. |
Si se realiza una esmerada visita y recorrido por los principales e históricos barrios de la ciudad de Granada (Albaicín, árabe; Realejo, judío...) iremos descubriendo esos indicios: placeta, plaza, calle, camino, aljibe, barranco,etc., rotulados como "de los negros". Esa presencia étnica africana en España muchas veces está rodeada de leyendas, como aquella que cuenta que las cuevas de Sacramonte fueron excavadas en principio por esclavos abandonados por los príncipes y ricos árabes que huyeron de la península ibérica cuando los reyes católicos tomaron Granada. Pero como toda leyenda, ésta oculta indicios de unos hechos reales: la cultura negra africana olvidada pero imborrable en el callejero granadino.
Está silenciada, pero gracias a los artistas plásticos o literarios podemos ir recuperándola a través del legado que han dejado en ciertas obras. Llegado a este punto recuerdo como el hermanito menor de Lázaro, protagonista de la archiconocida novela picaresca EL Lazarillo de Tormes, se asusta al ver a su padre y dice es "cuco, cuco". Su madre se ha juntado de nuevo con otro hombre y éste es... de raza negra. Recordemos fragmentos de la narración:
"Mi viuda madre, como sin marido y sin abrigo se viese, determinó arrimarse a los buenos y vínose a vivir a la ciudad (...). Ella y un hombre moreno (...) vinieron en conocimiento. Éste algunas veces se venía a nuestra casa, y se iba por la mañana; otras veces de día llegaba a la puerta, con achaque(excusa) de comprar huevos y entrábase en la casa. Yo, al principio sufría viendo el color y mal gesto que tenía, mas de que vi que con su venida mejoraba el comer, fuile queriendo, porque siempre tría (traía) pan, pedazos de carne y en el invierno leños a que nos calentábamos."
"De manera que (...), mi madre vino a darme un negrito muy bonito. Y acuérdome que estando el negro de mi padrastro trebejando (jugueteando) con el mozuelo, como el vía (veía) a mi madre y a mí blancos y a él no, huía y señalando con el dedo decía: "¡Madre, coco!" (Tratado Primero. Cuenta Lázaro su vida y cuyo hijo fue)"
Miguel de Cervantes nos dejó otro de esos indicios. En uno de sus cuentos de las Novelas Ejemplares, titulado "El Celoso Extremeño" su protagonista, Felipo Carrizales, después de irse a América, hace fortuna, regresa a España rico y próspero, tiene su caballeriza cuidada por "un negro viejo y eunuco", un ama, algunas siervas y "otras dos negras bozales"* de las que consta el nombre de una, Guiomar.
*(Bozales eran los esclavos que aún no sabían la lengua del esclavista sólo la materna de su origen )
Son muchas las referencias que Cervantes hace en sus obras acerca de la presencia negra en la España de su época (incluso en El Quijote), señal de que era profusa sobre todo en Andalucía: Granada y Cádiz. Transcribiré otro ejemplo. Lo extraigo de El Coloquio de los Perros (también de las Novelas Ejemplares) en el momento en que uno de los canes protagonistas, Berganza, narra su vida y lo sucedido en la casa de uno de sus amos:
"Dígolo porque la negra de casa estaba enamorada de un negro, asimismo esclavo de la casa, el cual negro dormía en el zaguán(...), y no se podían juntar sino de noche (...); y así, las más de las noches bajaba la negra y, tapándome la boca con algún pedazo de carne o queso, habría al negro, con quien se daba buen tiempo (...)". "Bajaba la negra, como has oído, a refocilarse con el negro, fiada en que me enmudecían los pedazos de carne, pan o queso que me arrojaba...¡Mucho pueden las dádivas, Cipión!"
La esclavitud de africanos era utilizada por los más diversos estamentos sociales y profesiones, desde curas y obispos, hasta comerciantes como aquel al que refiere Cervantes en el cuento antes aludido: "me hizo reparar en la mucha llaneza con que su padre iba a la Lonja a negociar sus negocios, porque no llevaba otro criado que un negro". De ahí entonces encontramos a uno de los mayores pintores de todos los tiempos, Velázquez, con su esclavo particular, a quien incluso dejó inmortalizado con mucho respeto y dignidad en este cuadro:
Juan de Pareja fue capaz de emular a Velázquez del que, a fuerza de ayudar a prepararle los instrumentos y los pigmentos de colores, obtuvo grandes destrezas y ya liberado de la esclavitud se hizo profesional de las artes plásticas. Y tanto es así que en un cuadro titulado La Vocación de San Mateo, evocando al Velázquez que se autorretrata en Las Meninas, el hispano-africano se pintó en un extremo de la pintura mencionada, como manera de colarse en la historia y que no sea olvidado.
Este es el detalle de la figura que está ubicada en el extremo izquierdo, el mismo Juan de Pareja en su obra; eso sí, hay que decirlo, se estilizó algo el rostro. |
Murillo, otro trascendente pintor sevillano, tampoco pudo sustraerse a esa presencia étnica africana, algo que era tan común y familiar que Sevilla era denominada "el tablero de ajedrez" por esa presencia de negros entre blancos según expresó Isidoro Moreno, antropólogo social de la Universidad de Sevilla. Y he aquí la obra de Murillo con un personaje africano:
Por otro lado, Velázquez cuenta con otro cuadro de su etapa inicial como pintor, La Mulata, y... ¡oh, de nuevo, que casualidad!, no está en España, sino en la Galería Nacional de Dublín, Irlanda. Pero es más insólito que se ha pretendido titular también como "La Cena de Emaús" sólo porque en un lateral de la estancia hay una escena que rememora ese pasaje bíblico pero que claramente es secundario en la obra. ¿Será esto un escamoteo e intento de discriminar al indiscutible personaje principal?
La música es un elemento presente, pero hay que ubicarlo con detenimiento. El amor que por ella demostraban los esclavos africanos en la península Ibérica era su necesidad de expresar penurias, lamentos o simplemente por escaparse de la realidad de la ominosa institución de la esclavitud, tal como pasó en América. El destacado cantaor granadino Enrique Morente ya había teorizado acerca de los alcances de la cultura africana en el flamenco. En ese sentido había dicho que la modalidad musical del flamenco llamada bulería era la que más ecos tenía de África, de donde podemos partir, quizá, para una posterior investigación que nos lleve a detectar dónde están esos elementos negros en la música española y cómo se incorporaron a la misma. Mientras tanto no se puede obviar que Cervantes en varios de sus textos resalta la gran inclinación que los africanos tienen a la música . Veamos:
"y Luís el negro, poniendo oídos por entre las puertas, estaba colgado de la música del virote, y diera un brazo por abrir la puerta y escucharla más a su placer; tal es la inclinación que los negros tiene a ser músicos".
Y este otro
"porque así como oyó que su amo había despertado se abrazó con su guitarra y se fue a esconder en su pajar, y cubierto con la manta de su pobre cama, sudaba y trasudaba de miedo; y con todo eso, no dejaba de tentar las cuerdas de la guitarra: tanta era la afición que tenía a la música".
(Ambos fragmentos de El celoso extremeño)
Y esa gran afición fue al ardid que un hijo de vecino rico, ("en Sevilla un género de gente ociosa y holgazana") utilizó para llevar a cabo sus planes de llegar a la adolescente esposa de Carrizales de El celoso extremeño, enseñando a Luis a tocar la guitarra y diversos ritmos, pero también se ufanaba de enseñar a otros tantos:
"Yo enseño a tañer a algunos morenos y otra gente pobre, y ya tengo a tres negros, esclavos de tres regidores, a quienes he enseñado de modo que pueden cantar y tañer en cualquier baile y en cualquier taberna, y me lo han pagado muy rebién".
Esto, asimismo, fue provechoso para juntar a toda la servidumbre de la casa de Carrizales en una especie de mestizaje musical a través de un jolgorio que montan:
"Vino, pues, la noche y la hora acostumbrada de acudir al torno, donde vinieron todas las criadas de la casa, grandes y chicas, negras y blancas, porque todas estaban deseosas de ver al señor músico".
De hecho hay crónicas de los grandes charangas que se hacían en las calles entre negros, gitanos, moriscos y otros segmentos de la población marginada, que luego eran limitadas y prohibidas por las autoridades. Otro cuadro de pintura de un pintor menor, Domingo Martínez, presenta una de esas fiestas populares en la calle en la cual aparecen africanos bailando con castañuelas y flores en la cabeza.
Detalle de la pintura "Carro de Aire" de Domingo Martínez |
Por otro lado la transculturización de la religiosidad catolicista penetra en los esclavos africanos destinados a España. De ahí que existiese una congregación o cofradía de los negros y mulatos de Granada, que realizaba penitencias en la Semana Santa. Sin embargo la cofradía poco a poco fue siendo tomada por los nativos españoles, por diferentes razones, limitación de fondos económicos, racismo o porque en la época la jerarquía católica estaba muy obsesionada por la pureza de la sangre, y ésta era evidentemente una cofradía étnica; así que poco a poco despojaron de su dirección a los negros y mulatos. Como se ve, los esclavistas adoctrinan, inyectan sus doctrinas y creencias religiosas a los africanos, y luego no dejan autonomía para que estos mismos se organicen en su fe.
Y aparte del caso del pintor Juan de Pareja, existe el de Juan Latino que, rodeado de unos amos con mucha dedicación al arte y la cultura, se convirtió, luego de ser manumitido, en destacado escritor-poeta y humanista del siglo XVI. De origen etíope en sus obras poéticas no olvidó la raza y la esclavitud, no silenció su origen africano recalcando que esa diferencia racial era algo positivo en la sociedad en la que se integró. Con gran dominio de la lengua latina (de ahí su apellido) y de los conocimientos clásicos humanistas, llegó a ser catedrático de la Universidad de Granada en 1562, y se casó con una española criolla. Cervantes, en el prólogo de El Quijote, hace mención de él: "Pues al cielo no le plugo que fuera tan instruido como Juan Latino"
LAS CUEVAS EXCAVADAS PARA HOGARES EN SACRAMONTE, GRANADA, SIRVIERON DE REFUGIO A NEGROS, GITANOS, JUDÍOS Y OTROS ESTAMENTOS DE LA SOCIEDAD QUE HUÍAN DEL CENTRO DE LA URBE GRANADINA, DISCRIMINADOS Y ESTIGMATIZADOS POR UNA SOCIEDAD REGIDA POLÍTICAMENTE POR LA RELIGIÓN Y OBSESIONADA POR LA "LIMPIEZA DE SANGRE".(Fotos de una recreación de las casas en cuevas reales montada por el Museo del Sacramonte en el Barranco de los negros)
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Llegado este punto quedan muchas preguntas abiertas a una posterior investigación. Establecen las estadísticas de la época que después de repartir miles de esclavos en el continente americano, la Corona española dejaba un por ciento en España y que por eso la población negra y mulata llegó a ser de un ocho o diez por ciento del total de Andalucía...Entonces...¿Qué pasó con la misma? ¿Sufrió más que moriscos y judíos la expulsión y exilio decretada por los reyes españoles? ¿Esa expulsión dejó al mínimo esa población? ¿El pírrico porcentaje que quedó, aunque se hayan misturado, hace que sea casi invisible el resultado? Sin duda habrá vestigios raciales africanos en Andalucía, pero...¿Podría ser que el color de piel impidiera camuflarse entre la población en general, como sí hicieron los judíos, y esa sea la causa de que esté tan poco visible el vestigio étnico africano?
Seguiremos...
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NOTA: Elaborando este artículo me ha llegado la información de que en un festival de cine, Seminci de Valladolid, se iba a estrenar un documental acerca de la temática de este trabajo (el 26 de octubre). Se llama "Gurembé, canciones de tu memoria negra", dirigido por Miguel Angel Rosales. A este film hay que seguirle la pista cuando llegue a los cines comerciales o a la Filmoteca Española a ver qué de nuevo nos aporta.
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