sábado, 22 de septiembre de 2018

GREGORIO LUPERÓN A TRAVÉS DE SUS ESCRITOS( 5)





-CUARTA PARTE-
De Ideología, Educación y Cultura


4.1. Asuntos Educativos.

a)  Educación Escolar y Pedagogía
"Ojalá que usted, cansado de la guerra que ahí le hacen los enemigos del verdadero progreso, obreros del oscurantismo y del retroceso,  se viniera para acá, donde hay tan buena voluntad para con usted y donde de veras se le estima y distingue".(1)


Estas palabras las dirigía el ciudadano Gregorio Luperón a otro prestigioso ciudadano, a Eugenio María de Hostos, quien tuvo el privilegio de ensayar sus métodos educativos en República Dominicana con el apoyo de los gobiernos del partido de Luperón.



Hostos había estado en el país hacia 1873 pero siguió su curso errante por muchos países de América: los gobiernos autoritarios y dictatoriales no daban oxígenos para nuevas ideas.  Volvió en 1879, cuando gobernaba provisionalmente Gregorio Luperón,  perfecta coyuntura para comenzar a dar espacio a sus métodos, ahora tenía "la oportunidad para echar al surco la siembra solar de sus ideas"(2), como expresara el también educador Víctor Garrido en 1942 en su calidad de ministro de educación en la inauguración del monumento a Hostos.


La elección de este pensador puertorriqueño denota el interés franco y clarividente de Gregorio Luperón por una pedagogía moderna que lleve al pueblo a otra etapa de su instrucción. Para él, el método de Hostos...


"Hará de mi país una nación de ciudadanos libres, viriles, inteligentes, sabios, económicos y laboriosos: en una palabra un pueblo civilizado y digno de llamarse un pueblo independiente en pleno siglo 19".(3)


Félix Evaristo Mejía



La apuesta de Luperón por la filosofía educativa de Eugenio María de Hostos fue acertada y arriesgada. Arriesgada porque era un país imbuido y adoctrinado por la enseñanza memorística, escolástica, del cristianismo catolicista. Porque el propio Estado y su Constitución establecía que la Católica era su religión. Y el restaurador independentista ratificaba en sí mismo ese adoctrinamiento, testimoniaba que:


"Por una de las cosas que más gracia ha dado a la Providencia, es por haber nacido de una familia cristiana, hospitalaria, bondadosa y pobre".(4)
y que

"Leía en una biblia, que redobló en su alma las creencias religiosas que su madre le había enseñado" (5) 

Pero el cristianismo que confesaba llevar profundamente Gregorio Luperón no era compatible con el que practicaron los españoles durante La Anexión. El suyo había cohabitado con los cultos,  de los que fue testigo en su Puerto Plata natal, de influencia anglicana y adicionalmente conformado por diferentes congregaciones/ramas del protestantismo. Por esto su cristianismo  era el de la tolerancia y el respeto a las demás confesiones.  Para él, fue de principio  respetar la libertad de culto; de ahí que la incluyera en la Carta Magna de la época: la urgente Constitución de 1865 aprobada por la Asamblea Nacional que, por carencia de tiempo, fue copia de la de Moca (1858)* con algunas enmiendas, una de ellas, propuesta directamente por Luperón, decía


"Que entre los actos impolíticos del Gobierno español, uno de ellos ha sido las persecuciones religiosas, la destrucción de los templos protestantes y las supresión de las escuelas metodistas que han sido de gran utilidad al país..." (6)

 Y esa enmienda, ya convertida en decreto se estableció en la Constitución 
"Artículo Único: Quedan restablecidos, como lo estaban anteriormente en la República, la libertad de conciencia y la tolerancia de cultos" (7)


Salomé Ureña de las primeras egresadas
del Instituto de Señoritas fundado por
Eugenio María de Hostos.
Bien...sigamos....Por tanto, ese riesgo ya insinuado antes provenía de que las ideas  del maestro puertorriqueño tenían un alto componente de Positivismo a través de una corriente que se le asemejaba, el krausismo, que predominó en España y la cual Hostos adquirió cuando residió y estudió en la  Península Ibérica. Y el krausismo era laico, propugnaba por dejar fuera del ámbito escolar la enseñanza religiosa, apostaba por la ciencia, por el contacto del alumno con la naturaleza, por la verificación de campo de los fenómenos, en fin, el uso del método científico opuesto al memorístico de la iglesia católica.

Y fue una apuesta arriesgada porque dentro y fuera  del partido de Luperón le hicieron la guerra, solapada o directamente, al método hostosiano.


Mas luego, ya implementado, nuestro personaje mantiene seguimiento a la marcha del nuevo método educativo, así como logros y evaluaciones de sus alumnos. En 1882, desde París:


"Aquí he leído con verdadero placer los brillantes resultados de los exámenes de la Escuela Normal y lo felicito de todo corazón. Prosiga sus tareas adelante y sin inquietarse por las dificultades, ya usted lo sabe, que no hay mérito en hacer lo fácil sino lo difícil" (8)

Un año más tarde desde Puerto Plata

"Puedo asegurarle a usted, que aquí suena mucho el nombre de la Normal(...). Los frutos de la Normal ha vuelto a palparse en los exámenes últimos"(9)

Luisa Ozema Pellerano, alumna del Instituto
de Señoritas, a la muerte de su directora,

Salomé Ureña, años más tarde lo
dirigió y rebautizó con el nombre de
ésta última.
Gregorio Luperón aunque confía y cree en la metodología de Eugenio María de Hostos no es indiferente a los ataques de los que era blanco constante, y lo estimulaba para  no desfalleciera como expresa la  penúltima cita inserta. Inclusive hay un incidente en el que se atenta contra la vida del suegro del educador, el doctor Ayala, aunque no está aclarado suficientemente por Luperón cuando lo menciona, apenas  un "Supongo que la justicia habrá hecho lo que le correspondía" (Clío 38, 209), pero está dentro de la probabilidad de ser un eslabón más al hostigamiento del que era víctima Hostos y sus ideas.

La cita que encabeza este escrito en una muestra de eso: a donde Luperón desea que el señor Hostos se venga pa'cá   es a  la ciudad de nuestro prócer, Puerto Plata, donde reinaba un ambiente cultural muy activo y dinámico prohijado por el propio Luperón en diversas sociedades culturales, de las que ya escribiremos más adelante.

"Usted estará ya fastidiado de tantos reptiles. Si ahí, en la capital, no lo comprenden así (sus métodos y propuestas) cúlpense ellos por incapaces de conocer la verdad"(10) 


Y al fin, en una sociedad vetusta, de predominio general de las ideas rancias, de una masa analfabeta e inculta, el proyecto de Luperón y Hostos quedó trunco.



Los enemigos interiores y exteriores al partido azul se encargaron del resto: desde los más retrógrados de la sociedad dominicana del siglo 19,  pasando por el padre Meriño, que había hecho un aceptable gobierno como ya hemos visto, pero siempre se opuso a los métodos de Hostos, lógicamente por no aceptar, dado su estatus de clérigo católico-cristiano, que las confesiones religiosas deben estar fuera de las escuelas; o como el Presidente Ulises Heureaux-Lilís- (siempre presto a complacer a la oligarquía), que al fin se quitó esa piedra del zapato que propugnaba por ciudadanos libres: hostigando y boicoteando, previo ahogo económico.

Y en medio de esa asfixia, en 1888 Hostos se marchó a Chile. Tulio Manuel Cestero, autor de la destacada novela La Sangre, en 1939 y en una conferencia dictada en Buenos Aires, Argentina (Clío 45) expone lo que podríamos definir como últimos momentos en Santo Domingo: "Siéndole imposible la colaboración con un gobierno ilegal, se alejó el maestro de Santo Domingo después de haber celebrado con Ulises Heureaux una larga entrevista, que hasta la fecha ha quedado en el misterio".


Sería alargar innecesariamente este escrito detallar los resultados de la labor de Hostos. Baste enumerar que a partir de que el gobierno provisional de Luperón(1879) por decreto creó la Escuela Normal, subsecuentemente llegaron el Instituto de Señoritas, el Instituto Profesional, las primeras promociones, Sociedades Cuturales, publicaciones y los descollantes discípulos como Salomé Ureña, Félix Evaristo Mejía, Luisa Ozema Pellerano, Américo Lugo... 



(Considero que la intención y esfuerzo de Gregorio Luperón y demás que impulsaron una educación científica, de valores éticos y pensamiento reflexivo no se equipara a ningún esfuerzo realizado hasta ahora en la República Dominicana; formulando esto me expongo al riesgo de que muchos me acusen de exagerar. 

Y lo dirán porque  constato que, ofuscados, se creen la proclamación de la "revolución educativa" que ha hecho el gobierno actual de la República Dominicana. Una "revolución" de edificaciones y aumento de empleados. En eso se ha convertido el prometido y cumplido 4% del presupuesto para la educación. Convertir el Ministerio de Educación en un ministerio de obras públicas y empleo para los amiguetes, no es revolución educativa.** 

Revolución educativa implica cambiar su filosofía, hacerse del maestro vocacional, crear en el alumno mentes pensantes, analíticas, no dogmáticas y transformar también las actitudes de la familia.

 El Estado y los maestros se hacen de la vista gorda. El primero "dizque" evalúa al docente, y el docente se resiste porque sabe de sus carencias. 

El gremio de profesores(ADP), en una constante lucha por aumento salarial, con el arraigo inmenso que ha tenido en sus afiliados, poco a contribuido (con sus excepciones, claro) a la instrucción ética y a un pensamiento reflexivo del alumno que a la larga impregne conciencia de ciudadano, de la política con vocación de servicio, no de servirse, ni  del "dame lo mío".

¡Hay que volver a Hostos y a Luperón con los ajustes pertinentes a este siglo!)
  



Américo Lugo
Aunque no todo estaba perdido porque después del asesinato de "Lilís" Hostos regresa a Santo Domingo y continúa su labor (definitivamente su legado es interrumpido con la intervención norteamericana de 1916 y después erradicado  por Trujillo) pero en el  momento de su marcha en 1888 vuelve el desencanto de nuevo. Cuando en el Tomo III  de su autobiografía Gregorio Luperón escribe el capítulo XII, es la época larga de "Lilís" en el poder. Ya el país 

"Carece de escuelas con un método liberal y moral que forme ciudadanos laboriosos, honrados y patriotas. La luz de la civilización ni el espíritu del progreso han penetrado como los rayos del sol en el entendimiento de las masas".(11) 

"Triste cuadro el de nuestra época! La República Dominicana se presenta como una multitud desgraciada y sin rumbo ni concierto por la corrupción y la degradación política". (12)

Un hombre tan práctico, que defendió el laicismo, ahora es de nuevo un sujeto en un momento carente de certidumbre que  va apelando a la providencia, al evangelio, al cristianismo, a las "consoladoras palabras de Jesuscristo"; que la esperanza del pueblo debe estar en ello, dice. Vuelve a cerrarse en círculo la espiral de la política y políticos dominicanos con su ciclo monótono y estancado de pasito adelante/pasito atrás.  Quédense con estas lineas para terminar esta sección:

"Parece que no hay más afán ni más aspiración que el reparto de las rentas públicas. Así se ve a la mayor parte de los jóvenes, desde que saben leer y escribir, y apenas salidos  de las escuelas, formar partidos, porque creen que no deben aprender oficios, sino la política".(13)



b) . Educación Partidaria/Educación Militar


Para 1875 el personaje que motiva este escrito está empeñado en darle consistencia y cohesión a lo que llamaban "partido", que únicamente era un agrupamiento de ideas de los restauradores. Decía que se caracterizaba por "la habilidad de Proteo", de cambiar de opinión con celeridad, inmerso en una situación sin base, "cuya política es no tener política".  No obstante para Gregorio Luperón

"era una obligación nuestra convertir en "partido de derecho" al "partido de hecho" que constituimos(...), hace tiempo que busco el modo de combinar nuestra acción política y de contribuir a la organización del Partido Nacional, que tanta fuerza tiene por sus buenas intenciones, por sus sacrificios y que es tan débil por falta de concierto".(Negritas de Luperón) (14) 

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Una de las necesidades más urgente era la educación del pueblo pues Luperón Castellanos deducía que las inclinaciones de sus coterráneos estaban basada en


"la facilidad con que se deja arrastrar de sus pasiones y afectos personales, únicos elementos de acción política que hasta hoy conoce".(15)

En consecuencia a esa educación como conjunto de seres humanos debía ser acompañada otra educación como conjunto de ciudadanos, es decir empoderarse de sus derechos individuales,  de conciencia social, de clase y de pertenecer a una nación.

Es obvio que Gregorio concluya que  su pueblo no tenía una adecuada  orientación...


"Desgraciadamente no hemos tenido otra dirección que la de los disturbios civiles, el caudillaje y la del cacicazgo(...)Vemos con los ojos del cacique, sentimos con los sentimientos malos del cacique; y no vemos, ni sentimos ni queremos sino lo que él quiere  hacernos ver, sentir, y querer"(16)


Y para fustigar ese personalismo sostenía que una personalidad por sí misma no podía constituir partido político, que la política seria debía "basarse  en el estado material de la sociedad, el estudio de sus necesidades y el conocimiento de los medios efectivos de satisfacerlas".




Urgía esa educación y organización pendientes de ejecutar por la indisciplina no sólo de las grandes masas, sino de sus propios líderes y caudillos que, como ya hemos visto a lo largo de este texto, nada más atendían al instinto de sus intereses personales y a cada momento "armaban la marimorena".





De ahí que no debe resultarnos extraño que más tarde Luperón  propugne por el establecimiento de la educación militar en las escuelas civiles y el servicio militar general obligatorio. 
 Fotograma de la película cubana "La Primera Carga al Machete" (1968) que muestra el método que ideó e implementó
 Ramón Matías Mella en la Guerra de Restauración Dominicana, y luego llevado a Cuba por Máximo Gómez
con el mismo éxito 

 Debo recordar que la guerra restauradora contra España se hizo con una gran masa  de efectivos  indisciplinados, sin ningún conocimiento militar, salvo la implementación de la carga al machete o guerra de guerrilla implementado por Mella o el aporte de gente que había estado en el ejército de la República y que siguió ya con la  ocupación y anexión española para, posterior al  inicio de la guerra, sumarse al bando republicano-restaurador. Estos fueron, entre  otros, Gaspar Polanco, Benito Monción...


Al final de su libro inserta un artículo fundamentando su preferencia por la Educación Militar en las escuelas civiles. (17) Sostiene que esa educación crea hábito de orden, abnegación, templanza, moderación, respeto a la ley y la justicia. Cree que, sin ella, el pueblo es nulo, esclavo del primero que lo tiraniza y acepta el despotismo.

Esta propuesta, con las certezas relativas que contiene, empero es un yerro evidente pues implicaba la militarización de la vida civil, y aunque no pasó de ser una idea que no tuvo aplicación en la vida política, Luperón expone tan serio asunto creyendo que aplicando el rigor castrense puede dar al traste con la indisciplina y  anarquía de dirigentes y dirigidos. Un país ingobernable puede llevar a sus más preclaras  personalidades a dar estos desesperados traspiés, y lo comprendo desde su contexto, dado que no era fácil resistir las tentaciones autoritarias y dictatoriales. 

Continúa revelando que ese tipo de educación además de disciplinar, prepara a los jóvenes "para comprender que quien quiera ser obedecido con inteligencia, debe instruirse e instruir para mandar con conocimiento y acierto".


Por otro lado sostenía que una tropa sin estudios, por más buena que fuese, nunca "llegaría a compenetrarse de la obediencia inteligente". El subrayado de la cita es mío porque...a ver... la educación militar y el ejército no se pueden equiparar con otros tipos de educación; en un partido puede haber esa "obediencia inteligente", pero en lo militar  existe sólo la obediencia ciega, si no fuera otra cosa y no castrense.



Por otro lado, apropiadamente dice que "el servicio militar debe ser general y obligatorio", pero esto así porque quiere evitar discriminaciones, privilegios, que las clases con más recursos lo evadan. Quiere reclutamiento igualitario; creo que es solidario y cuando expone eso está pensando en los suyos, en su propio origen social, de ahí que piensa que  exceptuar

"sólo tiende a los fines particulares de una casta, echando la pesada carga del Servicio Militar sobre una clase más desgraciada". 





(...Nos queda por tratar lo ideológico, su anti-imperialismo y antillanismo...) 



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* Fue una Constitución de corte liberal que restableció las libertades públicas después que una revuelta expulsara del gobierno a Buenaventura Báez y su constitución conservadora. Entre otras cosas, también abolió la pena de muerte, estableció el voto directo y declaró la obediencia de las Fuerzas Armadas al poder civil.
** En el estudio realizado por la organización EDUCA después de la vigencia del 4% del PIB para la Educación, se ha concluido que de seguir el actual ritmo de gasto en empleomanía de MINERD, 27% anual, en dos años llegaría al 90 % del presupuesto educativo, que ya es mucho decir. En 2015 existían 9 empleados auxiliares por cada 10 docentes. Ver en la Red "Calidad del Gasto Educativo en la República Dominicana".

(1) Carta a Eugenio Maria de Hostos inserta en ESCRITOS DE LUPERÓN. Compilación y notas de Emilio Rodríguez Demorizi. Revista Clío No. 38 de la Academia Dominicana de la Historia. pag. 200

(2) Revista Clío no. 53, pag. 23.

(3) Revista Clío 38,pag. 201.

(4) Notas Autobiográficas y Apuntes Históricos. Gregorio Luperón. Editorial  El Diario,Santiago. R.D. 1939. Tomo I, pag. 98.

(5) Idem. pag. 90. 

(6) y (7) Idem. pag. 288.

(8) Clío no. 38, pag. 201.

(9)y (10) Idem,pag 209.

(11)y (12) "Notas Autobiográficas..." Tomo III, pags. 357 y 354, respectivamente.

(13) Idem. pag. 354

(14)  Escritos de Luperón en Revista Clío, números integrados 42 y 43. De un artículo remitido a dirección del periódico "La Paz", publicación de la sociedad cultural del mismo nombre, desde pag.183 a 186.

(15)y (16) Idem.

(17) "NotasAutobiográficas..."Tomo III, capítulo XVIII, desde la página 402 a 407. Todas las citas que restan son de ese artículo.





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