jueves, 2 de octubre de 2014

EL COHETE DE MÈLIÉS DESPEGA EN REPÚBLICA DOMINICANA




Los sacerdotes del Colegio Don Bosco de Santo Domingo tenían una táctica muy peculiar y original para lograr que los niños fuéramos a la Misa. Existía un carné que cada domingo sellábamos una vez finalizado  el culto católico. Con él, sellado y rubricado, podíamos asistir ese domingo en la tarde a la película que se proyectaba en el cine del colegio.

Pero también cada tantos meses en el horario escolar había una proyección para todo el plantel.  Esas mañanas y tardes de cine nos embarcábamos en la nave de Mèliés y vivíamos, con esa máquina de sueños que es el cine, aventuras, pasiones, llantos, risas, espiritualidad, todo deslumbrados por esas primeras películas que veían nuestros ojos: Furia de Titanes, La Novicia Rebelde, Melody, El puente Sobre el Río Kwai, La Pasión de Cristo...Esa metodología clerical impregnó  en mí un gran amor al cine.
Luego en la adolescencia (años 70) aprendí a valorar el cine como arte. Escuchando el programa radial Cine en Santo Domingo de Armando Almánzar día a día, tras mi vuelta del colegio, y otros conducidos por Carlos Francisco Elías, Danilo Ubrí o Humberto Frías.  Esto trajo cine-forums, lecturas de libros de cine, cursillos, difusión de cine de calidad en la organización cultural de la que era miembro y dirigente. Conocí el séptimo arte como forma y sentido, tal como otras manifestaciones artísticas.
Armando Almánzar Rodríguez
Escritor y crítico de cine que ha educado
a varias generaciones en la apreciación
del cine de calidad

en la República Dominicana
Armando Almánzar es uno de los intelectuales que más conocen del mismo y ahora me percato que algunos cineastas dominicanos le atacan porque ha criticado concienzudamente muchas de los filmes que se están realizando últimamente. Y es que apoyar el cine dominicano no es ser condescendiente con lo malo, lo pésimo y lo peor. Es necesaria criticarlo, analizarlo y orientarlo para que avance por un buen camino.
Sabemos que los inicios son difíciles en toda empresa. Sucedió con los pioneros del cinematógrafo. Los lumieres, los meliés. Sólo hay que ver los artilugios, artefactos , máquinas y trucos maravillosos que inventaron, que hoy nos parecerán elementales, pero si nos situamos en su época nos hacen alucinar por lo que fueron capaces de articular: desde pintar a color y a mano cada fotograma, cuando no se había inventado el proceso químico en el soporte del celuloide;  trucos de sobre-impresiones y hasta unos inicios del 3D  (por cierto aquí en Madrid, en Caixa·Fórum, hay una exposición única y muy completa de esos artilugios de Mèliés y otros).

Por tanto, esa dificultad también se nota en este nuevo despegar del cine dominicano. Y todos los amantes del mismo nos alegramos de lo que está pasando. Se ha logrado lo impensable hace 20 años: que las películas dominicanas estén en cartelera de los cine comerciales compitiendo con el tradicional poder de las producciones norteamericanas; obteniendo éxitos de taquilla, recaudando millones de pesos, multiplicándose el número que de ellas se ruedan cada año. Tanto es así que ya se elaboran en internet listas de, por ejemplo, las 30 peores películas dominicanas. Todo  lo cual confirma lo que decimos y ayudará a desarrollarlo.
Recuerdo que cuando veía la calidad con la que eran realizados los primeros anuncios de ron Barceló, me preguntaba por qué esos empresarios licoreros no invertían en el cine con el mismo personal técnico que realizaba esos spot publicitarios de forma excelente. 

 El cine es negocio,  es una industria y es un arte. Siempre pesa más el negocio que el arte. Así pasa con el cine norteamericano y mundial en general; pero a pesar de todo lo que se trabaja e invierte para sacar sólo beneficio económico, también ha creado obras únicas como Ciudadano Kane o Blade Runner o las obras de Billy Wilder, Frank Capra, Bernardo Bertolucci...Eso está sucediendo ahora con el cine dominicano. Los empresarios están invirtiendo, pero muchos corren demasiado para hacer dinero.  Está primando la taquilla (que no es malo por sí mismo, ya lo dije)  lo populista, lo fácil, lo que quiere y divierte a las masas.
He podido ver varias de esas "pelis" y percibo que hay unos cuantos directores  con buenas intenciones filmando cosas muy serias. La Lucha de Ana, Teniente Amado, Jaque Mate o  Andrea, serían ejemplos. Pero hay muchas comedias insulsas que imitan el estilo televisivo o las horribles norteamericanas al estilo de Adam Sadler. Otras de terror y misterio que también imitan los códigos americanos del género, pero importa mucho que hagan cine y hagan cine y hagan cine. Que copien, que imiten en principio.
La película brasileña Ciudad de Dios es una muestra de por donde puede inclinarse el esfuerzo dominicano: es un film perfecto en forma y contenido como tiene que ser todo arte. Quizá la anunciada Cristo Rey trille por ese camino; tiene muchas expectativas. Ya veremos, se estrena en diciembre. 

 Ningún escritor o pintor empezó siendo original. Tomaron referencias de los clásicos o sus contemporáneos consagrados, hasta formar su estilo.  Hay muchos jóvenes latentes con mucha capacidad, esperando financiación para aportar muchas buenas películas. Por ese amor que tengo al cine, sigo su evolución y observo que hay mucho dominio  de las técnicas fundamentales, sobre todo en la fotografía. Cosa que se aprecia hasta en las malas comedietas que se hacen como churros.
Es un gran avance que el Estado dominicano haya elaborado, aprobado una ley de cine, que haya creado la Dirección General de Cine y que Ellis Pérez se esté moviendo a nivel internacional.  Ojalá estas medidas y pasos sean aprovechados efectivamente por los jóvenes aspirante a cineastas dominicanos
Pero claro, en este asunto hay que agregar la demagogia de los políticos que, como en el problema reciente acerca de los haitianos, tildan de antipatrióticos, enemigos del cine dominicano a quien critica ese montón de tonterías que se está haciendo. Le hacen más daño que bien, ya que  pretenden que se vea todo como perfecto, externando "palabritas" de elogio edulcoradas.
Ellis Pérez a quien le ha tocado administrar la primera etapa
de implementación de la Ley de Cine Dominicana
La adulación al poder acecha para bloquear la independencia del artista y para cercenar el desarrollo de los que se pretendan independientes. Vean sino eso de nombrar "presidente del cine dominicano" a Leonel Fernández. Creo que el expresidente ha dado un gran impulso y apoyo a la cinematografía nativa; pero debió ser el primero en rechazar tales homenajes y los cineastas ser más serios y no lisonjear tanto. Este "peloteo"  augura peligros, trabas y discriminaciones en el camino del cine de República Dominicana !y que me equivoque!
Por suerte no escribo con lisonjas para el poder,  para "ponerme donde el capitán me vea". Lo hago porque espero que el cine dominicano produzca muchas obras de un alto nivel artístico.  Aportamos más los que criticamos constructivamente, que los que pregonan frase huecas y expresiones que sitúan todo muy bonito, decente, loable, esos que sólo abren la boca o el ordenador para loar los gobiernos y sentarse a esperar el cargo que sus lisonjas les han granjeado . 
 Lo escrito lo resumo adherido en esta frase de una persona muy calificada y autorizada para orientar , ya que tiene muchos años en esos menesteres igual que Armando Almánzar; es Carlos Francisco Elías: "Toda complacencia crítica es vaga, fútil; no ayuda a enrumbar proyectos; la visión compasiva y paternal no ayuda(...) a crecer; Sí lo ayuda(...) una visión ajustada, crítica, que permita al equipo que hace una película a no cometer los mismos errores anteriores".
Me alegra que la nave de Mèliés despegue en República Dominicana; que apoyemos el cine dominicano actual; que lo critiquemos constructivamente para elevarlo. Así quizás en esta vorágine en la que prima el beneficio económico (que siempre tiene que haberlo), surja la primera obra de arte cinematográfica dominicana de algún Billy Wilder,  Olson Welles, Bertolucci, Scorsese o Spielberg nativos.






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