lunes, 13 de octubre de 2014

EL SIGLO XXI, POTENCIAL SIGLO DE AMÉRICA LATINA( y 2)




Un preámbulo necesario

El accionar de los gobiernos latinoamericanos desde las independencias políticas de España y Portugal, se ha caracterizado por el autoritarismo, siempre en manos de sus oligarquías. Ese autoritarismo asimismo se ha dado en los proyectos que se han interesado por el pueblo. Los llamados, casi siempre de forma despectiva, populismos. Los regímenes populistas o populares como el peronismo en Argentina, el experimento de Velasco Alvarado en Perú y el de Omar Torrijos en Panamá siempre devinieron en fuertes autoritarismos antes de ser desmantelados. Pero lejos de condenarlo debo comprender que han sido fruto de la especificidad socio-económica del continente, como ya expresamos.

La estabilidad institucional es clave para el crecimiento económico y el avance de una nación, y estos dos últimos aspectos nuestras patrias latinoamericanas lo han obtenido intermitentemente en base a las dictaduras y los autoritarismos. Vuelvo a República Dominicana para ilustrarlo.

 Después de la primera Independencia Dominicana, la de 1844, se sucedieron  guerras y batallas con Haití, los enfrentamientos entre duartianos y hateros, entre restauradores y españoles; luego entre restauradores entre sí; de ahí pasamos a las  "revoluciones" que no eran tales sino batallitas de un caudillo para derrocar a otra caudillo pequeño burgués. En todo ese periodo de informalidad y caos permanente nuestro país no creció ni realizó obras importantes hasta que llegó el periodo de Ulises Heureaux (Lilís) en el que, por la estabilidad impuesta autoritariamente, el país por primera vez comenzó un gran crecimiento económico  y a erigir infraestructuras; asesinado Lilís, volvió el caos y las montoneras caudillistas hasta la intervención norteamericana que aunque fue rechazada mayoritariamente, el país se benefició de la llamada "Danza de los millones" que movió mucho dinero por el buen precio del azúcar y una industria más o menos organizada por el autoritarismo de la intervención;  luego también los periodos de la dictadura de Trujillo y la época de relativa estabilidad de la semi-dictadura de Joaquín Balaguer significaron mucho crecimiento económico y lograron levantar variadas infraestructuras. 

Expresando  esto no  quiere decir que acepto y apoyo la necesidad de un régimen así para que el pueblo dominicano abandone su cultura política decimonónica; estos ejemplos no desean justificar gobiernos autoritarios o dictatoriales, ni que necesitemos esa estabilidad que en principio siempre imprimen las dictaduras. Creo que la estabilidad ya se está afianzando en nuestro continente con los procesos electorales sin sobresaltos y aceptados con normalidad; más bien lo que quiero resaltar es que nuestro funcionamiento socio-económico ha tendido a esto, y que cualquier salvador populista puede ganar la mente de las masas si ésta, interiormente, conserva ese Ello psicoanalítico que como un eco prolongado le dice "aquí hace falta un trujillo", "trujillo ven a ve", y cuya versión en España es: "si Franco levantara la cabeza"...
( Aunque sigo pensando  que no veo la manera cómo el pueblo dominicano va a cambiar esa visión de la política tan arraigada, pues en vez de disminuirla, el partido gobernante la ha intensificado).

Estas reflexiones vienen a propósito para analizar:

El caso Venezuela. (Y Cuba).
Surgiendo como una esperanza y un nuevo experimento popular, la Revolución Bolivariana ha llegado al poder por medios electorales. El error de sus mayores apologistas es perder de vista que no se ha hecho una revolución violenta que haya barrido con toda la estructura de la sociedad y la clase poderosa y explotadora como tal; sí lo han hecho, al menos inicialmente, la Cuba de Fidel, la URSS de Lenin, la China de Mao, etc. Se ha pretendido eso en Venezuela y la tentaciones autoritarias no han faltado, pero la realidad demuestra que la sociedad venezolana no está preparada y el régimen actual tiene que convivir con el estatus tradicional y la vieja estructura que no se ha desmantelado.  El factor subjetivo no esta maduro, y dar ese paso (hacerse del poder absoluto) podría causar más males que beneficios.

Venezuela tiene que hacer un esfuerzo de convivir con los agentes de las fuerzas productivas y obligarles a que contribuyan con el pueblo, pero no puede estar hostigándoles constantemente cuando lo que necesitan nuestras naciones es el fortalecimiento de ciertas clases que ayudan al crecimiento y que esto revierta en beneficio de todos. Si no se suaviza la intervención tan marcada del Estado y se combina libre mercado con controles, no habrá crecimiento. No es sólo el petróleo.

Desde Cuba, el faro de inspiración de la Revolución Bolivariana, se alzan voces que cuestionan ciertos modelos económicos cerrados  . En el blog del cantautor Silvio Rodríguez, Segunda Cita, dando cabida a diversas opiniones se puede leer, en "EN LA ENCRUCIJADA ECONÓMICA" de Rolando López del Amo, cosas como éstas: "Nosotros no tenemos otra alternativa que modificar nuestro sistema. No podemos pasarnos la vida dependiente de la solidaridad externa, llámese URSS y CAME, o China o Venezuela. Cuba necesita hoy financiamiento interno y externo, incluyendo en ambos casos, la inversión privada. Nuestro régimen económico excesivamente centralizado asfixia iniciativas, retarda o reprime posibilidades diversas, no libera las fuerzas productivas".

Ha sido muy importante la conciencia político-ideológica y el antiimperialismo que ha impregnado en las mentalidades del pueblo venezolano y latinoamericano el presidente Hugo Chávez y la solidaridad internacionalista continental prestando ayuda a Cuba  y otras naciones, por ejemplo en las facilidades que ha dado con el petróleo.

 (Lamentablemente no se ha correspondido de igual manera pues ha servido  para que (mientras Venezuela la pasa mal) esa ayuda recibida sea utilizada por los funcionarios (por ejemplo, dominicanos) para derrochar la gasolina y el gasoil en los autos oficiales trocados en usos personales y familiares. Para más inri, Dominicana no  cumple con el contrato de Petrocaribe, no ha exportado todos los productos agrícola a los que se comprometió a cambio de las facilidades que ha dado la patria de Simón Bolívar).

  Evitaré los fríos números de los datos económicos y estadísticos y diré que pesar de tanta movilización y esfuerzos realizados, Venezuela no está, y debería haber ido, mejor.. No veo de revolucionario más que los discursos, el lenguaje de trinchera de sus líderes. El régimen Bolivariano se ha tornado en una suerte de asistencialismo, al estilo peronista que ejecutó Eva Perón, y eso no ayuda al desarrollo político ideológico del pueblo que espera  las dádivas del Estado, las bolsitas o cajitas; es una filiación y voto cautivos.  Esa práctica es una contradicción con los discursos de mítines y concentraciones.

Ni es progresista ni es revolucionaria la práctica del régimen que se vale, en vez de aminorarla, de la ideología religiosa fuertemente arraigadas en las masas pobres y más populares. Luego, como se ha visto, el sucesor (Nicolás Maduro) por ser una caricatura del líder y carecer de su carisma y magnetismo, cae en ridículo al cuadrado. Va viendo palomitas, la  cara de Chávez en las paredes, creando rimbombancia como "Ministerio de la  Suprema Felicidad" y "Misiones". Todos esos términos  remiten a una simbología religiosa: la paloma, símil del espíritu santo; la aparición de la cara de Chávez...el clásico símil de las apariciones de vírgenes y santos; Suprema Felicidad parece el título esperanzador de la revista religiosa ¡Despertad! que te promete el cielo; Misiones, otro símil evocador  de las congregaciones cristianas católicas en la América recién descubierta. La guinda de este pastel la puso el "Padre nuestro chavista" casi oficializado en un congreso partidario. Si con toda la anterior parafernalia religiosa querían ganar a más cristianos,  no hacen más que alejarlos porque toca una de las oraciones fundamentales y respetadas de esa religión y sustituye a su dios (Padre Nuestro) por un hombre. Luego, para rematar, una cadena pública de televisión emite los dibujos animados "Padre Chávez que estás en los cielos"(¡¿?!)

Persiste un malestar apaciguado, latente, pero creo que el presidente Maduro da la impresión de estar madurando, que está comprendiendo que debe actuar como presidente de todos los venezolanos; que en vez de estar exacerbando el país como si fuera todavía un sindicalista de mítines y trincheras debe actuar como un estadista. Que debe poner seria atención a la economía, de hecho ya está haciendo esos ajustes. Evo Morales y Rafael Correa sin altisonantes peroratas han obtenidos más bienestar para sus pueblos. Han sufrido protestas y huelgas pero no han acusado a sus propiciadores de conspiradores.   Se mantienen hermanados con la República Bolivariana en el lenguaje, pero con aire propio aplicando otra economía; y no les va mal. Eso esperamos de Venezuela por su bien, porque su actual estado realmente duele a todos los dominicanos y latinos dados los sinceros  lazos de amistad que siempre hemos llevado desde antes de nuestros procesos independentistas.  Y soy crítico con ese proceso, pero no beligerante; hay que rechazar siempre las conspiraciones del imperialismo, porque la República Bolivariana de Venezuela es parte del proceso de Latinoamérica por forjar su propia expresión política, social o cultural, y debe llegar a buen puerto.


El crecimiento de la región

El presidente de Ecuador, Rafael Correa,
 denunciando a la multinacional Chevron por los daños
 hecho a la Amazonia ecuatoriana.
América Latina ha sido una de las regiones más injustas del mundo en la redistribución de las riquezas y en los últimos años ha gozado  unos periodos de favorable elevación del precio de sus materias primas agrícola, energética y minera. El ranking de las mayores y más fuertes empresa está en este renglón. Entonces ha logrado elevados índices de progreso y crecimiento. 56 millones han salido de la pobreza engrosando la clase media, y se proyecta que ésta para 2030 podría ser ser el 42% de la población.  El motor de la economía en los países  más desarrollados del mundo es el consumo, y en Latinoamérica este consumo ha crecido por esa ampliación de las clases medias latinoamericanas. Circunstancias que favorecen y  garantizarán que continúe la estabilidad política. 

Pero hay un gran reto. Latinoamérica lógicamente como los demás continentes es interdependiente de las evoluciones  de las economías de otras partes del mundo. Cuando la actividad económica mundial en crisis repunte positivamente serán los Estados de América Latina "con una economía flexible, un sector público saneado y eficiente, y una población formada  los que podrán aprovechar un entorno mundial de mayor crecimiento" como expresa Mauro F. Guillen miembro del Foro Económico Mundial. Esto así porque la economía del siglo XXI se caracteriza por el conocimiento,  exige un "capital" humano actualizado y educado en la tecnología avanzada; es decir aumentar la calidad y los presupuestos de la educación.

 Hace falta fomentar muchas infraestructuras. Esa es una de las materias pendiente. Y doy un ejemplo. El continente es la región del planeta con la mayor riqueza en agua potable por habitantes; constituye el 30% de este recurso a escala mundial; sin embargo la mitad de los 600 millones de habitantes latinoamericanos a lo que tiene acceso es a un agua de mala calidad o carece de suministro periódico, todo esto a causa de que no se han organizado infraestructuras eficaces, ni se ha planificado ni regulado adecuadamente con eficiencia. República Dominicana es un ejemplo.

Las velocidades de los trenes latinoamericanos.
Indudablemente hay dos marchas en estos trenes latinoamericanos que recorren los raíles del siglo XXI con el embrión de un futuro esperanzador. Esas dos marchas tienen que ver con las aperturas de sus economías. Indudablemente en la Alianza del Pacífico las tienen más abiertas y dinámicas, están mejor preparados para enfrentar los retos internacionales en un mundo altamente interrelacionado,  interdependiente y tecnológico. Sus economías a pesar de la crisis mundial han crecido sin  graves consecuencias inflacionarias.

A los del Mercosur le caracteriza ser más proteccionistas a nivel estatal, más burocráticos. Pero tienen más gasto social, lo cual es positivo si se controla y se sanea (ya sabemos que por esas partidas se cuela el clientelismo perpetuo). Pero este grupo ha tenido ciertos desajustes, ciertas dificultades para controlar la inflación,  alta en Argentina y Venezuela. Pero asimismo dentro de Mercosur hay subgrupos: uno, el de Cuba, Nicaragua y Venezuela todavía más cerrado y no muy dados a la inversión extranjera; otro, que combina lo social y el control económico como Bolivia, Ecuador, Perú, Paraguay...  que han estado creciendo porque tienen menos intervención estatal en sus economías,  empero hasta Cuba trata de abrirse paso repensando el modelo llevado a cabo durante más de 50 años, interiormente dando apertura al pequeño negocio autónomo y a la competencia  para mover un poco la economía, pero a cuentagotas: normal después de tantas décadas con un modelo cerrado.

 La ampliación del Canal de Panamá, previsto terminarlo en 2016, ayudará a intensificar ese comercio en general de la zona. 

La Inversión Extranjera y la Deuda Pública.
La inversión extranjera y el comercio con otros países y continentes si se lleva con patriotismo prudente no tienen por qué ser rechazada per se. Se ha de aprovechar todo de todos.  Rafael Correa ha consumado un tratado de comercio con España y Europa, pendiente incluso que lo haga Bolivia. Inteligentemente, el gobernante Correa ha ido usando la inversión extranjera para cambiar la base productiva de su país, para que no sea dependiente sólo de petróleo y otras pocas materias primas.

Los préstamos y los montos de la deuda contraídos por nuestro países latinoamericanos son  necesarios. No hay nación del mundo que no tenga empréstitos, por más desarrollada que sea. El problema es el uso. Ayudarán, si se destinan al crecimiento; y perjudicarán si se usan en el derroche de sus clases políticas. Argentina ahora es mártir en el caso de lo llamados fondos buitres (es altamente abusivo lo que quieren aplicarle), pero todos sabemos que el capital financiero es muy especulativo e implacable y van a por su dinero. Argentina es la nación Iberoamericana  que tiene más deuda pública o deuda del Estado (¡Ja!, !Cual chiste cruel ahora el FMI declara que le concedió demasiados!). Claro este padecimiento es fruto de lo que siempre se ha hecho en Latinoamérica: los políticos tienen en los empréstitos una jugosa despensa para enriquecerse y dejar a las generaciones venideras los pagos de capital e intereses inacabables.  Desenredarse de la deuda es difícil porque viene de  la llamada "deuda histórica" que viene arrastrando el subcontinente de situaciones de antaño en las que los imperios se aprovecharon, abusaron de nuestras debilidades institucionales, pero muchas naciones han ido cubriendo esas deudas sin perjuicio de sus planes internos.


Aprovechar las potencias económicas sin seguidismos neo-colonialistas
 A esta altura del recorrido de Latinoamérica, sus presidentes no  pueden caer en la trampa  de  una especie de "enfermedad infantil del izquierdismo", y hacer apologías y transformar en "los buenos" a ciertas potencias  por el mero hecho de oponerse a Estados Unidos. Esto lo digo a propósito de las relaciones con China y Rusia...

Diferente a  como se llevaban los asuntos de comercio durante casi todo el siglo XX, ahora se puede entablar acuerdos comerciales con todo el mundo sin alinearse  con ninguno. Deben importar más nuestros 600 millones de habitantes que la alineación con China o Rusia, porque política e ideológicamente no tienen nada que ofrecernos, solo el autoritarismo de sus Estados y de eso ya hemos estado sobrados en dos siglos de vida republicana. De nuevo recurro a una voz del sistema cubano, al Blog de Silvio Rodríguez: "El modelo económico que aplicamos a partir del modelo soviético legado  por Stalin demostró que no era el camino. Nuestra eficiencia en los años previos a la desaparición de la URSS se encubría con un elevado financiamiento externo que alcanzó la cifra de 32,000 millones de dólares(...)".(Artículo antes citado).

 Hay que evitar los seguidismos de antaño y pensar en las relaciones en igualdad o al menos sin entreguismo. Las oportunidades que dan los los tratados comerciales deben ser bien aprovechados al máximo por todos los países latinoamericanos.  Rusia hoy trata de componer su Imperio como ha sido tradición  en los zares y la URSS, ocupa naciones y se las anexa, pretende ampliar su área de influencia. Y China ya es prácticamente la primera potencia mundial; su hambre devoradora de materias primas le ha llevado a ser, después de Estados Unidos, el primer socio comercial de Iberoamérica. Si en 1995 ese intercambio mercantil representó un monto de 8,400 millones de dólares, ahora sobrepasa los 100,000 millones.

  Rusia también va penetrando y funciona una vez más el viejo refrán popular "no hay mal, que por bien no venga" porque a raíz de las sanciones a Rusia por el asunto ucraniano, Putin ha dejado de comprar productos a la Unión Europea y ha abierto el mercado latinoamericano para el pueblo ruso, comprando principalmente a Brasil. De las exportaciones del país carioca el 21.2 % van a China  y 5.7% a Rusia.

Esto es válido para el Nuevo Banco de Desarrollo fundado por los países BRICS, constituidos por un bloque emergentes a nivel económico formado por Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica. Esta novedosa entidad crediticia internacional surge como contestación y alternativa a otras entidades tristemente célebres tales como el FMI o el Banco Mundial. Este banco-BRICS se concentrará en el aporte de dinero destinado casi exclusivamente a infraestructuras, y ellas son necesarias para el desarrollo y la modernización latinoamericana, pues crean empleo, prosperidad y bienestar.

Integrantes de los  BRICS, grupo que ha creado un Nuevo Banco de Desarrollo,
Entidad crediticia para fomentar  principalmente infraestructuras.
Esta llamada a ser una alternativa al FMI y el Banco Mundial.


Pero no se crea que nacieron para ser alto caritativo y filantrópico. Lógicamente a quienes más beneficiará es a sus propiciadores, y aunque presten con réditos diferenciados del  FMI y BM, digo lo mismo que he dicho para las relaciones con las nuevas potencias mundiales: hay que actuar con comedimiento y no entregarnos a ellos como "los buenos". Un banco... es un banco... y no digo más...

El futuro para AL
No he querido idealizar lo que está ocurriendo en América Latina, pues como se ha comprobado tenemos muchos males a superar, como son la corrupción, el clientelismo, la criminalidad, necesidad de mayor institucionalidad y educación, poder judicial más independiente... pero lo que se ha avanzado hay que preservarlo para seguir creciendo económica y sobre todo socialmente, porque se ha demostrado que un alto crecimiento no necesariamente revierte en un cambio en el bienestar social para la mayoría. Dominicana es otra vez ejemplo.

 Se ha conseguido  reducir el hambre,  aumentar el crecimiento global que seguirá en 2015; que mientras en  Europa  recortan los tradicionales gastos sociales del "Estado de bienestar", en Latinoamérica se elevan y amplían; que millones han salido de la pobreza; que hay relaciones con todos los países del mundo, como consecuencia de habernos despojado del corset que EE.UU. nos había ajustado; que, por tanto se han elevado las exportaciones;  que se cuenta con una clase media (débil todavía)  de la que deviene un aumento del consumo y dinamismo económico; que ésta, a su vez es garante de la institucionalidad; que desde 2009 hasta 2016 el continente habrá completado la celebración de 34 elecciones presidenciales.

No he querido hacer una exaltación del paraíso, porque no lo es, pero así como  la década de 1980 se denominó la década perdida de Latinoamérica  porque  ésta se hundió en una grave crisis  a causa de la cual nuestras naciones no podían pagar ni cobrar préstamos, esta primera décadas y media del siglo XXI podría llamarse "la década recuperada" por el gran esfuerzo de sus líderes por revertir la errónea marcha que antes había tenido el continente.

Y en esto no importa que el gobierno sea conservador, liberal o de izquierda. El esfuerzo ha sido loable en sendos casos. En esto no  hay que focalizar  y azuzar enfrentamientos y diferencias ideológicas que hay entre gobiernos, no entre los pueblos, como hacen ciertos fanáticos, ya que esto perjudicará a sus ciudadanos. Se va en buen camino y si se continúa haciendo los deberes como hasta ahora, aún con las carencias y debilidades, este proceso podrá ser irreversible: Siglo XXI: siglo de América Latina.



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