Álex Grijelmo, periodista y escritor. Entre otras labores es profesor de la Fundación Nuevo Periodismo Iberoamericano que presidió Gabriel García Márquez. |
Comienza Grijelmo explicando como los grandes deportistas de élite, ejemplo el portugués Cristiano Ronaldo, no reciben "el apelativo de "inmigrantes" sino el de extranjeros, pese a que técnicamente cumple los requisitos del inmigrante. Que lo mismo sucede con los ejecutivos franceses, alemanes e italianos de las empresas Crédit Lyonnais, BMW o Telecinco que residen en España. Que se aplica la palabra "a los unos sí y no a los otros" y que esto refleja el modo como los observamos o valoramos.
Los extranjeros futbolistas o directivos de empresas pueden quedarse a vivir con sus hijos o tenerlos en España "y pronto tomaremos a esas criaturas por compatriotas", pero a los hijos de los emigrantes dominicanos, colombianos, marroquíes o rumanos con empleos más menestrales(oficios) se le asigna otro nombre en las estadísticas y el imaginario de la gente. Se les denomina "inmigrantes de segunda generación". "Es decir, se les traspasa la condición de inmigrantes(de sus progenitores, jprt) aunque se hayan criado en España y estén formados en lo que ahora llamamos "nuestro sistema educativo".
Continúa el periodista Alex Grijelmo alegando que no se designa "extranjero de segunda generación" ni a los niños que llegan con sus padres a Benidorm, ni a los hijos de futbolistas ni de directivos de empresa extranjeras: "La palabra "emigrante", en cambio, sí la hemos hecho hereditaria" para los hijos de los emigrantes que se buscan la vida de obra en obra, de bar en bar, de chalet en chalet. Además expone que instituciones de estudios científico-estadístico, como por ejemplo el Instituto Ortega y Gasset, en un trabajo de Investigación Longitudinal utilizaba el término inadecuado "segunda generación", al mismo tiempo que exponía sus resultados: que el 50% de los niños llegados a España en edades tempranas se sentía español y que ese porcentaje aumentaba a 80% entre los que habían nacido en la Península Ibérica.
De esta manera concluye que "resulta difícil entender que se llame con frecuencia "inmigrantes de segunda generación" a quienes ya son españoles y además nacieron en España"; que lo correcto es decir "españoles hijos de emigrantes o hijos de extranjeros, pero al final "españoles" pues tienen esa nacionalidad y se la merecen".
Y coincidiendo con el periodista español vuelvo a amplificar sus criterios: que aunque "les hemos dado a cientos de miles(...)carné para que lo lleven en el bolsillo(...) acceso a la Seguridad Social y sus hijos educarse en universidades españolas", sin embargo con mucha frecuencia se les está negando lo más sentido, lo más emocional y significativo: las palabras. La palabra dominicano, la palabra igual, la palabra votante, la palabra ciudadano, la palabra vecino, la palabra contribuyente y todos los derechos/deberes que se relacionan con ellas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario